Feliz Día de Pradera

Quienes, desde siempre, nos hemos congregado alrededor de un tomo sobre capitanes, arpones, infidelidades o penas no leemos para instruirnos –valiosísimo efecto colateral de nuestra premisa–; lo hacemos porque lo necesitamos para vivir, de la misma forma que precisamos de la comida, del periódico mañanero o de Julio Iglesias