Es necesario dar al protagonista una personalidad con la que el espectador pueda empatizar, y al mismo tiempo, que sus acciones sean reprobables moralmente. La complejidad de tal operación nos ha dejado con grandes retratos como Michael Corleone en El Padrino, Tony Montana en Scarface (que se note que me gusta Al Pacino) o Henry Hill en Goodfellas. Por tanto, el presente artículo busca desmembrar como se escribe a un buen mafioso, que dice más de la realidad que de la ficción.
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El ciberligue en tiempos de cuarentena
¿Por qué de pronto nos ha dado por buscar el amor- o algún subproducto de este- como locos?