Es indudable ver como el panorama internacional económico ha cambiado radicalmente desde la toma de poder del presidente Trump. Los mercados aun sienten los efectos de la incertidumbre tras el cambio en el despacho oval. Asimismo, volviendo a Europa, el sí al Brexit no ha dado tregua en los mercados financieros especialmente debido al hecho de la movilización de las principales entidades financieras y aseguradoras que buscan un nuevo territorio dentro de Europa donde el sentimiento europeísta sea un valor seguro y consolidado, tarea muy ardua en los tiempos que corren pese a las derrotas en las elecciones de los partidos anti-europeístas (Francia, Holanda y Alemania).

Volvemos a centrar la atención de este artículo en el plano americano y en cómo ha afectado su evolución estos meses a la Eurozona.

Para explicar el análisis inicial hay que tener en cuenta las promesas de Donald durante su campaña donde destacamos principalmente la bajada de impuestos, el establecimiento de un máximo del 15% en cargas impositivas que soportan las empresas sin tener en cuenta su tamaño, la desregulación bancaria y las famosas medidas proteccionistas como la renegociación o el abandono del NAFTA (pacto de libre comercio con México y Canadá) y la intención de eliminar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), así como de la decisión de romper con el Tratado de París.

Estas iniciales medidas podían tener hipotéticos efectos los cuales serían:

  • Las bajadas de impuestos desde el punto de vista microeconómico afectarían al consumo con su aumento y de la inversión (mayor renta disponible en las familias estadounidenses). Todo ello en el corto plazo. Parte de esta inversión desgraciadamente no afectaría a los mercados europeos puesto que América ha perdido el interés hacia la compra de deuda europea, dejando dicho interés a China que lleva años dispuesto a comprar deuda europea a cambio de ciertas concesiones como el embargo de armas que lleva demandando desde el año 2011.
  • La desregulación bancaria está claro que se traduce en euforia para el sector y en un aumento de las operaciones y el apalancamiento (incremento de la deuda bancaria) lo que se reflejaría en subidas en la bolsa.
  • Las medidas proteccionistas del programa de Trump podrían traducirse en una pérdida de valor del dólar porque los países afectados podrían encontrar otros mercados y reducir la demanda de dólares.

Comenzaremos el análisis introduciendo los principales índices del viejo continente y su evolución desde el 8 de noviembre de 2016, fecha de las elecciones estadounidenses hasta abril-mayo de 2017.

IBEX 35: principal índice bursátil español formado por las 35 empresas de mayor capitalización bursátil o más líquidas que cotizan en el SIBE elaborado por BME.

Grafico realizado a partir de las cotizaciones históricas obtenidas en Yahoo Finance.

FTSE 100: principal índice bursátil de referencia de la Bolsa de Valores de Londres. Está compuesto por 100 empresas que representan el 81% del mercado de valores británico.

 

Grafico realizado a partir de las cotizaciones históricas obtenidas en London Stock Exchange

EUROSTOXX 50: índice de referencia de las empresas de mayor capitalización y liquidez cotizadas en los mercados de valores de la zona euro.

Grafico realizado a partir de las cotizaciones históricas obtenidas en elEconomista.

Observando todos y cada uno de los gráficos observamos una tendencia común: pese a que los índices cayeron ligeramente por la incertidumbre que la victoria de Trump pudiera generar; esta se convirtió en un aliciente para los mercados. En lo que va de año, el Eurostoxx 50, que recoge las 50 empresas más grandes en 11 países de la eurozona, se ha revalorizado un 4,7%. Los analistas consideran que el efecto Trump ha beneficiado al sector aeronáutico, de defensa y de la banca. La tendencia alcista es clara y evidente en el sector armamentístico y de defensa debido a los claros indicios del estado creciente de su mercado.  Asimismo, los mercados han estado celebrando esos posibles beneficios para determinados sectores beneficiados gracias a la referida desregulación bancaria que prometía el presidente.

Por otra parte, el sector financiero cuenta con presencia en muchas carteras debido al hecho de las actividades interrelacionadas de los bancos. Se estima que el entorno de bajada de tipos ya ha llegado a su fin y que el mercado comienza a descontar futuras subidas por parte del Banco Central Europeo. Todo esto es positivo para el sector financiero puesto que se revisarán al alza los beneficios futuros de los sectores clave de las economías europeas.

En relación con Inglaterra y sus consecuencias económicas en Europa debe destacarse el caso británico con el ‘Brexit’ y el apoyo entre la administración americana y británica que se encuentra reforzada tras este hecho al ir ligado a la línea de proteccionismo y autarquía defendidas por el presidente republicano. Pese a ello, los últimos estudios de ‘Bank of America Merrill Lynch’ remarcan un riesgo del 13% en la bolsa inglesa, así como la tendencia general de que la bolsa británica sea la menos recomendada por los gestores a lo largo del 2017 y con vistas a 2018.

En cuestiones de largo plazo para Europa, el efecto Trump, sumado al ‘Brexit’ del Reino Unido, provoca a los europeos a cerrar filas entre ellos en términos político-económicos. En relación con las previsiones económicas, Bruselas ya ha tomado por hecho los futuros estímulos fiscales y el endurecimiento de la política monetaria prometida por el programa económico del presidente americano. El resultado es y será una subida de los tipos de interés que afectará quizás a Europa.

Para Europa 2018 será mejor que 2017; el PIB crecerá el 1,8%; el paro bajará al 9,1% (todo ello en términos absolutos). A pesar de ello, si las previsiones positivas se cumplen; la economía del euro puede crecer aún más rápido, hasta un 4% anual, pero si previsiones no se cumplen, puede haber caídas del PIB superiores al 2% en 2018. A esto hay que sumarle que Europa tiene que enfrentarse a los futuros años de legislación del presidente Trump donde tomará más decisiones cruciales para el conjunto del mundo como la salida del pacto de París.

En el caso asiático para este año 2018, Estados Unidos, con la administración Trump pone su foco comercial en Oriente. La gira asiática que el presidente Trump realizó a finales del año 2017 ha dejado vislumbrar aquellas cuestiones en política exterior que anteriormente no se veían con claridad.

La administración americana bajo el liderazgo de Trump plantea una estrategia de retorno al bilateralismo con el rechazo al multilateralismo. Bajo los consejos de Peter Navarro, Estados Unidos intentará fomentar la de acuerdos bilaterales durante los próximos años. El presidente Trump comparte el mismo objetivo que la antigua administración Obama: aislar a China.

La administración Trump apuesta por una política comercial con dos frentes en la mesa.

  1. Estados Unidos quiere ganar presencia en la región mediante la práctica del bilateralismo anteriormente mencionada. El objetivo de Trump es reafirmar su poder en las negociaciones y evitar que los intereses americanos queden ocultos bajo el bloque de intereses de otros países como se da en las negociaciones multilaterales.
  2. Estados Unidos quiere evitara toda costa el reconocimiento de China como una “economía de mercado” por parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Esta declaración de intenciones desde Estados Unidos deja algunos interrogantes en relación a si la nueva administración conseguirá que su política de acuerdos bilaterales funcione. Desde la toma de poder de Trump en la Casa Blanca, países como Reino Unido y Japón se han mostrado abiertos a dichos tratados bilaterales, pero a la hora de la acción se ha avanzado poco en esta materia.

El apoyo electoral a la Administración Trump, sus prioridades y avances en política nacional estadounidense marcarán el nivel de intensidad del viraje en las políticas comerciales a lo largo de este nuevo año 2018. Si Estados Unidos opta por una estrategia de aislamiento internacional, Europa tendrá el deber de liderar y mantener el espíritu de apertura internacional. A lo largo de este nuevo año veremos si Europa logra mantener el pulso al plano internacional y no caer ante la irrelevancia global.

 

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