En los últimos años, la intensidad y la frecuencia de los fenómenos meteorológicos ha aumentado considerablemente.

Su repercusión a nivel internacional, nacional e incluso autonómico es bastante considerable; las hambrunas y enfermedades se acentúan año tras año , y la posibilidad de recuperación tras su paso es cada vez menor

La semana del 14 de marzo,  en 11 comunidades autónomas se pudo apreciar los efectos de la borrasca Celia.

Este fenómeno creó expectación entre los ciudadanos del sureste de España, que se levantaron con un cielo teñido de naranja a modo de filtro a causa de la calima.

Según explicó el presidente de las Asociaciones de Geógrafos Españoles, Jorge Olcina, no se producía desde hacía varias décadas un episodio de polvo procedente del Sahara con esa intensidad.

Sin embargo, en los últimos años el acontecimiento de fenómenos meteorológicos extremos ha sido frecuente. Revisemos los últimos tres años:

2019: Dana de septiembre, huracán Pablo y borrasca Elsa

El final del año 2019 estuvo marcado por tres episodios meteorológicos que afectaron a España.

El 12 de septiembre, se experimentó el temporal de lluvias en el mediterráneo de mayor precipitación acumulada de los registrados por la AEMET, este fenómeno se asoció a una dana, y llevó consigo inundaciones catastróficas que azotaron principalmente a la Vega Baja del Segura.

Al cabo de poco más de un mes, el 28 de octubre, una tormenta tropical transformada en huracán de categoría 1 llegó hasta los alrededores de la costa gallega. Si bien como relató José Antonio Maldonado, director de Meteorología en Meteored, ya en 1984 y 2009 llegaron a España ciclones que arrasaron con las zonas del norte; lo novedoso de este huracán es que se desplazó sobre temperaturas muy bajas para las que se suelen formar este tipo de ciclones.

El último mes del año se caracterizó por el impacto de una borrasca; el fenómeno se convirtió en el primer temporal intenso, suceso que parecía positivo ante la sequía persistente en la Península. Sin embargo, los fuertes vientos del oeste, con altos niveles batieron dos récords mensuales en las estaciones de la red principal del Aemet: Jerez de la Frontera y en Segovia. Como consecuencia, hubo un gran número de desperfectos en distintas ciudades.

2020: incendio en Australia

En un contexto internacional, los últimos meses de 2019 y los primeros de 2020, fueron devastadores para Australia. El país sufrió la perdida de más de 10.000.000 hectáreas en, lo que se consideraron, los incendios forestales de mayor magnitud vividos hasta el momento.

Pascal Peduzzi, director de la Base de Datos sobre Recursos Mundiales, expuso que esos incendios habían sido excepcionales; fue tal su intensidad, que el país se encontró bajo una espesa capa de humo contaminante hasta la llegada de las lluvias torrenciales de verano; estas contribuyeron a la misión de extinción de las llamas.

Este acontecimiento parecía anunciado, mediante la presencia de constantes altas temperaturas y un ambiente de sequía continuado, de hecho, los datos registrados desde 1880 mostraban como los últimos cuarenta años habían sido los más cálidos del país.

 2021: Filomena

Madrid pasó de vivir un sueño a una pesadilla en los días próximos al 6 de enero. La AEMET ya había anunciado, 8 días antes del acontecimiento, la gravedad que este tendría sobre cotas bajas de la península.

La advertencia fue recibida por el cuartel general de Pozuelo de Alarcón, pero la falta de toma de medidas por los altos mandos, llevó a que los ciudadanos no se encontraran preparados.

Rubén del Campo, portavoz de la AEMET, confirmó el 7 de enero que al día siguiente se iba a esperar la nevada del siglo.

El aumento de alerta al color rojo supuso la puesta de imposiciones por parte del Gobierno de Madrid. Sin embargo, sus miembros se mostraban confiados en la capacidad de superar sin mayores normativas, ni restricciones este fenómeno; decisión que se vio reflejada en el colapso que sufrió la ciudad y la falta de servicios de urgencias a disposición de la población.

Nuestro futuro

Todos los datos apuntan a que, en los próximos años, los fenómenos meteorológicos extremos irán en aumento. Como apunta la ONU, a través del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, el principal factor de este incremento es el cambio climático, generado por la actuación de los seres humanos.

Dos años después de la celebración del Acuerdo de París de 2020, los países aún distan mucho de alcanzar los objetivos propuestos para frenar y emendar el daño causado, especialmente por el efecto invernadero.

Ante esta situación de crisis climática, con un aumento de fenómenos meteorológicos extremos anuales, las urbes europeas deben generar un plan para adaptarse y atenuar las consecuencias, pues actualmente solo un 17% se encuentran capacitadas, y las previsiones advierten de una escasa probabilidad de descenso y control del riesgo climático.

 

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