Guillermo Rodríguez es el director de El HuffPost desde hace dos años, pero lleva ligado a este medio como subdirector desde su lanzamiento. Rodríguez lidera el equipo de 23 personas de El Huffington Post, uno de los 5 diarios digitales más visitados del país según Comscore, pero él asegura que se sale del rol habitual de director, que él hace de todo. En las últimas dos décadas, su carrera se ha centrado en los diarios digitales y afirma que ya se ha vacunado de ese virus de querer ver su nombre impreso en un papel. A día de hoy le apetece más ver su nombre en una tablet, un móvil o en un ordenador. Además, también ha colaborado en tertulias políticas de televisión y es profesor de la Escuela de Periodismo UAM-El País y del Máster de Periodismo Digital en la UEM.

Entrevista realizada el 11/03/2020


¿Cómo crees que se está informando sobre la emergencia del coronavirus en los medios?
Yo creo que, desde El Huffington, lo estamos haciendo lo mejor que podemos. Básicamente miramos que todo lo que publicamos esté confirmado, intentamos que contenga cuantas más fuentes mejor, hacemos caso a los expertos sanitarios, epidemiólogos etc. Procuramos estar mucho más alerta porque somos conscientes de que ahora mismo hay una guerra de desinformación y ante esa guerra no podemos caer. Tenemos que estar es muy preparados y detectar cualquier posible fake news o bulo. Intentamos hacer el trabajo lo mejor posible, pero da igual coronavirus, mundial de futbol o elecciones. Eso no quita que nos equivoquemos, porque nos equivocamos como todo el mundo. Lo que se está planteando es el gran debate de la saturación de información. Muchos interpretan que, con esta saturación, al final lo que se pretende es buscar el amarillismo, buscar el tráfico de lectores… Nosotros nos damos cuenta a tiempo real que hora mismo hay un pico de demanda de información sobre el coronavirus. No importa lo que pase que la gente de lo único que quiere leer estos días es de coronavirus. Por eso, nosotros lo que estamos intentando es dar la mayor y la mejor información sobre este tema. Dentro de unos días esta demanda de información inevitablemente va a caer y, de esta forma, nosotros nos amoldaremos a la demanda de los lectores. Esto no solo nos está pasando a El Huffington sino también a muchos medios de comunicación, ya que después de la crisis del coronavirus todos tendremos que analizar la cobertura que hemos hecho. Creo que, en líneas generales, la cobertura de los llamados medios “serios” está siendo bastante buena. Yo no he visto ningún medio fiable que haya caído en el amarillismo o que esté siendo apocalíptico. Lo que estamos haciendo es intentar cubrir todos los ángulos de información del abanico enorme que es el coronavirus. Nosotros, por ejemplo, estamos estudiando si existe la posibilidad de que el gobierno declare el estado de alarma. No estamos buscando el alarmismo, sino que es una posibilidad que está encima de la mesa. Lo que intentamos es mantener la calma porque creemos, objetivamente, que la crisis del coronavirus no es tan grande como muchas personas defienden. Es una crisis importante, están muriendo personas, pero tampoco es el apocalipsis zombi, el mundo no va a desaparecer por el coronavirus. En líneas generales, yo creo que la cobertura está siendo bastante decente.

La gente hace del detalle una generalidad y por ese detalle el medio no deja de ser fiable

¿Desde El Huffington Post tenéis algún procedimiento para evitar caer en las fake news?
Sí, por ejemplo, nosotros antes de publicar un fallecido miramos que esté confirmado por una fuente oficial. Si se ha muerto en La Rioja debemos tener la confirmación del gobierno autonómico, o de alguna autoridad suficientemente fiable como para dar por buena esa muerte. Ahora, por ejemplo, Ana Pastor, la diputada del PP, acaba de anunciar que también sufre coronavirus y entonces ahí solo tenemos que aplicar el sentido común. En su caso, ha publicado un tweet y lo que tenemos que hacer es ver que el tweet es desde la cuenta real de Ana Pastor. Así, no pasa como le sucedió a Espejo Público con el positivo de Manuela Carmena, que se había publicado desde una cuenta que había suplantado la de El País. De todas formas, a mí me produce cierta tristeza que por un error que se cometa se produzca ese linchamiento. Que porque Espejo Publico haya dicho que Carmena tenía coronavirus si 5 minutos después lo desmiente tampoco creo que desacredite la cobertura general que pueda estar haciendo. Eso lo digo porque también nos pasa a nosotros. La gente hace del detalle una generalidad y por ese detalle el medio no deja de ser fiable. Todos cometemos errores. Nosotros la máxima que seguimos desde nuestro nacimiento es aplicar el sentido común y las reglas básicas para comprobar que lo que estamos dando es cierto. En estos casos como el coronavirus, avisamos que hay que tener especial cuidado porque es un tema muy goloso para quien difunde noticias falsas.

Al final, todos vivimos del tráfico y las visitas porque, como todo el mundo, si tú publicas un libro quieres vender muchos ejemplares

¿Dañan los titulares clickbait la imagen de la prensa digital?
Nosotros utilizamos muchísimo los titulares clickbait. Lo que pasa es que yo llevo escuchando hace mucho lo del clickbait y, cuando me hablan de esto, primero digo que me lo definan. Hasta donde yo entendía, un clickbait es un titular llamativo donde pinchas y detrás no hay nada que se corresponda con la noticia que aparentemente el lector se va a encontrar. Si esa es la definición, en el Huffington Post no hacemos clickbait. Sí que hacemos un titular suficientemente llamativo que, una vez que pinchas, se corresponde más o menos con lo que crees que el lector cree que se va a encontrar. El problema real de todo eso es que a nosotros nos encantaría utilizar titulares totalmente planos, el abecé del periodismo. Pero cuando titulas de esa forma tan plana el lector nunca pincha, nunca va más allá del mero titular. Por ejemplo, en portada tenemos ahora el titular “Críticas a Fran Rivera por sus palabras sobre el bichito del coronavirus en Antena 3” Ahí, en este titular, no estamos haciendo un titular riguroso y periodístico que te enseñan en la escuela de periodismo, pero luego una vez pinchas se corresponde más o menos. En cambio, si ponemos “Críticas a Fran Rivera por decir —” casi nadie va a pinchar y lo digo porque la desproporción es brutal. Nosotros, con la misma noticia, al cambiar a poner un titular más llamativo hemos visto la diferencia. Al final, todos vivimos del tráfico y las visitas porque, como todo el mundo, si tú publicas un libro quieres vender muchos ejemplares igual que si publicas un disco quieres vender muchos discos. Ahora bien, siempre hay unos límites y creo que la prensa en Internet siempre ha estado desacreditada. Desde el primer día, si no es por una cosa, es por otra. Ha generado desconfianza porque los cambios sociales llevan mucho tiempo asimilarlos. Desde el primer momento se ha dicho que si estaba en Internet no era fiable. Ahora toca esta etapa del clickbait y nosotros somos conocidos por practicarlo, pero se puede ver que ahora en portada hay poco clickbait.

Si a mí se me ocurriera cambiar El Huffington y hacerlo de pago, probablemente, ni mi madre se suscribiría

¿Cómo valoras las recientes adaptaciones que están haciendo algunos periódicos, como El País, con la incorporación de sistemas de suscripciones de pago en sus ediciones digitales? ¿Crees que este sistema de suscripciones será necesario en El Huffington en algún momento?
El País tiene una diferencia fundamental con otros medios de comunicación y es que es el único medio en España que lo puede intentar de verdad. El País tiene muchos años de vida y tiene muchos lectores que solo leen el País. Creo que hay mucha gente dispuesta a pagar por su información, ya veremos como le va. Si a mí se me ocurriera cambiar El Huffington y hacerlo de pago, probablemente, ni mi madre se suscribiría. Yo jamás daré el visto bueno a cobrar por El Huffington. Trataremos de sobrevivir como hemos hecho hasta ahora, solo con la publicidad. El Huffington no es un medio que a la gente le atraiga tanto como para pagar por él. Sé que es muy duro decirlo, pero es verdad. Sería un suicidio. La sociedad actual creo que sigue acostumbrada a que la información es gratuita y dudo mucho a que estemos preparados para pagar por la información. A mí me encantaría, yo lo que quiero es que todos los españoles estén dispuestos a pagar por la información porque cuesta mucho esfuerzo, cuesta inversión, se invierte en talento… A día de hoy, yo me muestro escéptico y si hay algún medio que lo puede hacer es El País y le deseo toda la suerte del mundo. Además, formamos parte del mismo grupo empresarial, los dos somos del Prisa.

Las RRSS en un medio de comunicación en Internet son críticas

¿Qué papel tienen las diferentes redes sociales en un portal como el HuffPost?
Tienen un papel fundamental. En torno al 30% de nuestros lectores nos llega de redes sociales, fundamentalmente Facebook y, ya más alejado, Twitter. Las RRSS en un medio de comunicación en Internet son críticas. Son escaparates gigantescos donde podemos presumir de mercancía y eso significa que tenemos que estar en todas las redes sociales posibles. Ahora bien, no se puede entrar sin pensar porque hay que tener en cuenta que cada red social tiene su lenguaje propio y sus características a las que hay que hay que adaptarse. No es lo mismo publicar información en Twitter que hacerlo en Facebook, igual que una persona demanda un tipo de información cuando entra en Twitter y otro cuando lo hace en Facebook. Por eso, es muy importante entender el lenguaje de cada red social para intentar sacarle el mayor provecho posible.

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3 comentarios en «Guillermo Rodríguez: «Nosotros utilizamos muchísimo los titulares clickbait»»

  1. Vale, precisamente buscaba en Internet una explicación de por qué en 2018 el Huffington era genial, con esa redacción tan única, y ahora es un nido de clickbait cutre. ¡Gracias!

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