16 años después de los atentados de las Torres Gemelas, la ciudad de Nueva York vuelve a ser sacudida por el terrorismo. Alrededor de las tres de la tarde (hora local) del pasado martes, una camioneta irrumpía un carril bici junto al World Trade Center, a pocas manzanas del memorial del 11S. Lugar y momento estratégico, ya que hay muchos colegios en la zona y era la hora de salida, consiguió atropellar a más de una decena de personas, dejando ocho muertos y más de diez heridos.

Según el informe policial, el atacante alquiló una camioneta ese mismo día y se dirigió hacia el lugar en el que sucedieron los hechos. Después de atropellar a los peatones, siguió conduciendo hasta que chocó contra un autobús escolar y tuvo que bajarse del coche. Según testigos, lo hizo a grito de “Allahu Akbar” (Dios es el más grande, en árabe) y con dos pistolas de juguete en la mano. Se ha conocido que entre las víctimas hay cinco turistas argentinos, una belga y dos estadounidenses.

Al salir del coche, el atacante fue reducido por la policía con un disparo en el abdomen. Según fuentes policiales, no parecía mostrar ningún remordimiento: “Se le veía incluso orgulloso”. La investigación ha demostrado que el atentado fue premeditado, ya que el terrorista siguió al detalle las instrucciones de la organización yihadista DAESH, que indican cómo realizar ataques con camiones. Además, estos manuales incitan a los atacantes a dejar una nota manifestando su simpatía con la organización. En este caso, la encontraron dentro de la camioneta: “La nota básicamente decía que el Estado Islámico perduraría para siempre”, dijo John J. Miller, del Departamento de Policía de Nueva York, en una conferencia de prensa.

El terrorista, Sayfullo Habibullaevic Saipov, es originario de Uzbekistán y residente legal estadounidense desde hace 10 años. Después de residir en Tampa, Florida, se mudó hace 5 meses a Nueva Jersey, estado vecino de Nueva York, con su mujer y sus tres hijos, y era conductor de Taxi y Uber. Nunca había sido investigado directamente ni tiene antecedentes penales, pero estaba en el radar del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional por tener vínculos con personas investigadas por terrorismo. Varias personas cercanas al terrorista han afirmado creer que en los últimos años se estaba radicalizando, probablemente a través de redes sociales y los manuales divulgados por la red del ISIS, como la revista Rumiyah. Según las autoridades, el atacante se encuentra hospitalizado en estado crítico, pero se espera que sobreviva. Además, se está barajando la posibilidad de juzgarlo mediante un procesamiento militar y no civil, y se considera enviarlo a la prisión de Guantánamo, Cuba.

Por su parte, el presidente estadounidense Donald Trump ha respondido al ataque insistiendo en limitar y controlar más la inmigración. El atacante entró hace diez años en el país con un visado otorgado por el sistema implantado por los demócratas, lo que le ha servido a Trump para criticarlo afirmar que es necesario cambiar el sistema. “No debemos dejar que ISIS entre, o vuelva, a nuestro país después de haberlos derrotado en Oriente Medio y otros sitios. ¡Basta!”, publicaba en su cuenta de Twitter horas después del suceso.

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