El origen del enfrentamiento entre los dos países comenzó con la presidencia de Kim Il-Sung en 1948, quien fue líder norcoreano durante 46 años. Durante esta época, enfrentó su país a Estados Unidos por primera vez mediante la Guerra de Corea, y comenzó a desarrollar el programa nuclear con la ayuda de la Unión Soviética. Más tarde, después de la etapa más diplomática del sucesor Kim Jong-Il, llegó el turno de su hijo Kim Jong-Un, el actual “líder supremo”.

El país se rige por un gobierno unipartidista, libre de ejercer los poderes legislativo, administrativo y judicial y de controlar tanto la nación como la sociedad. Además, dentro del partido la única persona que tiene poder es el mismo líder, por lo que nadie puede igualarlo ni desafiarlo. Desde que llegara al poder en 2011, Jong-Un se ha ganado una gran fama internacional por sus excentricidades, ejecuciones, represión y sus disputas con el resto de países. Otra de las características del régimen norcoreano es un programa militar que crece día a día, intimidando al mundo entero.

A pesar de ser uno de los más sancionados del mundo, Corea del Norte sigue poniendo en peligro la seguridad internacional. Durante su mandato, se han realizado diversos ensayos nucleares, con un alcance que ha sorprendido al mundo entero. Además, recientemente, el gobierno norcoreano ha culminado el desarrollo de un misil intercontinental, lo que ha creado sospechas de que puedan realizar una prueba nuclear en los próximos días. Según autoridades rusas, si el programa nuclear sigue creciendo a este ritmo, en un futuro próximo, Corea del Norte dispondría de una gama completa de misiles. En la 10.ª conferencia del Foro Internacional de Luxemburgo para la Prevención de Catástrofes Nucleares, celebrada el 9 y el 10 de octubre en París, expertos han afirmado que entre 2018 y 2020 el gobierno norcoreano podría atacar instalaciones militares estadounidenses.

Con la toma de poder del nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se da por finalizada la fase de “paciencia estratégica”. Este martes, el Ejército estadounidense realizó la última demostración de fuerza contra Corea del Norte hasta la fecha: seis aviones militares sobrevolaron la Península Coreana y llevaron a cabo un simulacro de disparo, según informaron funcionarios estadounidenses. Es la primera vez en la historia de este conflicto en la que el gobierno de Washington amenaza explícitamente al régimen de Kim Jong-Un, a pesar de que otras potencias mundiales como China, Rusia o la propia ONU defiendan una resolución pacífica. Por su parte, el líder norcoreano Kim Jong-un sigue justificando el desarrollo del programa nuclear con la necesidad de defenderse y hacer frente a las amenazas. Aun así, ni las medidas ni la presión internacional parecen tener efecto: el régimen autocrático sigue creciendo, tanto como potencia nuclear como económica.

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