La elección de las palabras es determinante, aún más en temas en los que hay personas vulnerables involucradas. Los medios de comunicación y el discurso político generan marcos específicos que construyen el imaginario de la opinión pública. Y los efectos de estos tres elementos atañen directamente a las personas migrantes y a su inclusión e integración en la sociedad.

Por ello, la organización Red Acoge ha analizado en su proyecto Inmigracionalismo miles de noticias de los medios de comunicación por octavo año consecutivo. El resultado es un informe, financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones y el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Unión Europea, gratuito y de libre acceso, que sirve de manual para periodistas.

“Desde 2014 se ven avances. Vemos cómo el tratamiento mediático de las migraciones evoluciona. El decir que evolucionan no significa que siempre sea a mejor. Cada vez se habla más de ‘personas’, aunque sí que es cierto que sigue siendo un porcentaje absurdo”, explica la responsable de Comunicación de Red Acoge y coordinadora del proyecto Laura Traveso.

Personas migrantes como sujetos

En este sentido, hay una tendencia a la deshumanización, pues en un 51% de las piezas informativas se omite la palabra ‘persona’. La preeminencia de la condición migratoria sobre la humana se suma al abuso de las cifras. Esta inclinación conlleva al silenciamiento de quienes migran: “Sería impensable informar sobre política sin políticos”, afirman en el documento. Desde Red Acoge apuestan por que las fuentes migrantes sean tanto objeto como sujeto de sus historias.

Que las personas migrantes pasen a ser también sujeto es uno de los requisitos que tomaron desde el proyecto a la hora de contar con participantes (casi un centenar) para el análisis de los contenidos informativos. No han intervenido únicamente profesionales de la información, sino también personas migrantes no profesionalizadas: “Lo que buscamos es ver el impacto. Profundizar un poco más. No quedarnos en el dato. Qué consecuencias tiene. Cómo se percibe siendo sujeto y viéndose como objeto”.

La victimización fomenta la jerarquía

El impacto más directo en el proceso de inclusión en la sociedad de destino lo tiene el enfoque criminalizador de las informaciones. Esta perspectiva constituye casi un 15%, según Inmigracionalismo 2021. El lenguaje beligerante o el uso del término “ilegal” son ejemplos del alarmismo que se genera.

Las investigadoras de la Universidad de Texas Srividya Ramasubramanian y Caitlin Miles en un estudio comparativo entre las noticias árabes o inglesas sobre la crisis de refugiados sirios publicado en 2018, observaron que los distintos enfoques sirven como herramientas para que Occidente mantenga su status quo: “Estas historias sitúan a los refugiados como pasivos y necesitados de ser salvados. Este tipo de referencias al victimismo y la victimización, al tiempo que llaman la atención sobre una situación desesperada, crean simultáneamente una jerarquía sociocultural entre la víctima y el posible salvador (es decir, el país anfitrión occidental)”.

Un discurso de odio en auge

Entre las propuestas de mejora del informe, cobra importancia el que haya un enfoque de derechos humanos siempre que se haga una cobertura de migraciones. La sensibilización sobre este problema, coincidiendo con el vigesimoprimer Día Internacional del Migrante (18 de diciembre), recae en que “migrar es un derecho, no un fenómeno”, aclaran desde la Federación.

Laura Traveso, en conversación con Código Público, añade, por otro lado: “También vemos cómo hay un auge en la reproducción del discurso de odio. Por muchas comillas que pongas, no soluciona nada, porque al final estás actuando de altavoz”. El ensañamiento, por ejemplo, contra los menores no acompañados, ha impulsado la creación de una nueva línea de investigación sobre el tratamiento de la infancia que migra.

Estas niñas y niños están en especial vulnerabilidad, ya que se exponen a diferentes violencias. Usualmente está ausente el contexto alrededor del hecho noticioso, que suele caracterizarse por falta de profundidad y testimonios.

A los problemas: soluciones

Los profesionales consultados por Red Acoge señalan varios elementos como causas de los errores en el tratamiento informativo analizado. Destacan la inmediatez y la precariedad, la economía del lenguaje o la homogeneidad en las redacciones. Además de la viralidad y la superficialidad; o la reproducción del discurso político y la mirada occidentalista. Los titulares sensacionalistas han caído un 2,6% desde 2020. No obstante, las personas migrantes añaden que el racismo, mediante los estereotipos y prejuicios, es una realidad que permea tanto en instituciones como en medios. Esto provoca una infravaloración de las voces migrantes. Además, se produce un distanciamiento de la audiencia con la realidad, una imagen distorsionada y una percepción de que solamente son noticia los hechos negativos.

Una apuesta por nuevas narrativas alternativas son algunos de los consejos de quienes han investigado la calidad de las informaciones. Otros manuales de buenas prácticas se han creado en la OCDE –como herramienta de apoyo a la integración de los migrantes–o en el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo. También se apunta a la formación en sensibilización o espacios de encuentros interculturales para ampliar fuentes o aproximarse a las historias.

Sin embargo, Traveso recuerda que “nosotros como ciudadanía somos un elemento más en la exigencia de un tratamiento mediático adecuado de las migraciones. No depende única y exclusivamente de los medios”. Por ello, la presencia en las universidades mediante talleres, dinámicas o charlas es importante de cara a los futuros profesionales y ciudadanos. “Durante el año que viene están planteadas formaciones tanto en centros educativos a un nivel de universidades o institutos como formaciones generales.”

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