A primera hora de la mañana de ayer se anunció la suspensión de un plan de vacunación contra la COVID en el Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza, donde se llamaba a estudiantes del Grado de Enfermería de tercer y cuarto curso de la Universidad de Zaragoza de forma voluntaria para ejercer de ayuda y poder agilizar el proceso de vacunación a la población zaragozana. Este llamamiento se ha suspendido por el malestar estudiantil que ha provocado al no ofrecerles la suficiente protección.

 

La noticia publicada por Heraldo de Aragón ha llamado a la polémica al aparecer un párrafo que hablaba de que este plan de vacunación “se paralizó ante el revuelo ocasionado en redes sociales, ya que la tarea no contemplaba remuneración alguna”. Un anuncio que ha causado el malestar del estudiantado de Enfermería, que no se reconocen en esas palabras.

El problema principal que se nos plantea es que piden voluntarios para unas jornadas de vacunación en las que no estamos incluidos. La remuneración nos da igual, muchísimos alumnos estuvimos en la campaña de la gripe de 2019 porque queremos ayudar”. Ana García, estudiante de Enfermería en cuarto curso.

Inés Álvarez, otra estudiante de Enfermería de tercer curso, nos relata: «Desde segundo de carrera, pasamos siete horas al día en centros sanitarios durante nuestro periodo de prácticas. Concretamente, yo que soy alumna de tercer año, a partir de febrero tendré la oportunidad de estar 35 horas a la semana haciendo mis prácticas en el hospital, en una unidad de cuidados especiales como podría ser la UCI o las urgencias, incluyendo las zonas COVID. Si el grado de exposición va ligado a tener el título de colegiada en enfermería, entonces no estamos expuestos, pero la realidad es que, aun siendo estudiantes, tenemos el mismo riesgo de contagio que quien ha terminado la carrera».

La polémica recae en que, a pesar de estar expuestos al mismo riesgo que el profesional sanitario titulado, no se preveía su vacunación. Según la Universidad de Zaragoza, “su protección iba a estar garantizada en todo momento”.  

 

El plan consistía en dos turnos de vacunación: del 20 al 22 de enero y la semana del 1 al 5 de febrero. Según nos cuentan los estudiantes, el llamamiento a este plan fue estrepitoso y bastante apresurado vía correo electrónico. Aun así, se apuntaron decenas de ellos al existir una situación de necesidad por parte del sistema sanitario. Los estudiantes que formasen parte del plan vacunarían fuera del hospital en las carpas militares, pero respecto al acceso a la vacuna, no cumplían los requisitos para ser vacunados; requisitos como edad o la limitada exposición que, según la Universidad, existía por parte del alumnado a pacientes de COVID.  


“Cuando al comenzar el curso pidieron una lista de voluntarios para ir a los hospitales,  un gran número de alumnos nos apuntamos sin saber las condiciones, tanto económicas,  asistenciales, o burocráticas a la hora de saber si nos convalidarían las estancias clínicas”, añade Ana García

«Nos apuntamos aunque estuviésemos de exámenes y con prácticas en el hospital. Todos los estudiantes pensábamos que era muy necesario porque ahora mismo se necesita personal y los hospitales están completos… Estamos como en marzo, otra vez». Esta vez habla Lidia Castelar, estudiante de tercer curso de Enfermería en la Universidad de Zaragoza. 

El estudiantado se movilizó en redes sociales respecto al malestar causado por el sentimiento generalizado de desprotección ante la COVID y realizar trabajos similares a los de profesionales sanitarios titulados, lo que provocó la anulación del plan. 

El origen de esta polémica está unido al comienzo de las prácticas de los estudiantes de cuarto año. Javier Martínez, estudiante de cuarto año y enfermero en prácticas, nos cuenta que ya tuvieron problemas desde el principio porque las empezaron un mes tarde: “En un primer momento se estableció que los alumnos no podíamos entrar en zonas COVID, y si el lugar en el que estábamos de prácticas se volvía COVID por algún brote o por cuestión de dirección, se nos tendría que reubicar en otra zona. Pero tras terminar el primer módulo, la universidad aceptó que los alumnos podríamos entrar en estas zonas con el fin de aumentar nuestra formación y se aceptó con la condición de que se nos tratara como al resto del personal, nos dieran equipos de protección y nos hicieran las pruebas correspondientes si era necesario”.

Su plan de prácticas se convirtió en tratar pacientes de COVID-19 en urgencias y centros de salud haciendo pruebas PCR con profesionales asociados para su supervisión en todo momento. Este es uno de los motivos por los que muchos estudiantes se han puesto en riesgo durante meses y, según denuncian, todavía no han sido tratados con igualdad de condiciones en comparación con los profesionales titulados.

“Hemos estado en situaciones en las que me he tenido que llevar las mascarillas de mi propia casa para poder ir a trabajar porque allí no me querían dar. No me estaban tratando con los mismos derechos que al resto del personal”. Javier Martínez, cuarto curso de Enfermería.

Una de las compañeras de cuarto curso se infectó de COVID realizando sus prácticas y ha sido un caso positivo desde hace tres meses. No va a poder graduarse ante la imposibilidad de recuperar ese tiempo, algo que es habitual y un riesgo al que están expuestos continuamente.

 

El revuelo se ha hecho notar en redes sociales/Twitter

 

El alumnado de los dos cursos afectados de este grado ha encontrado conveniente movilizarse por la polémica noticia publicada por Heraldo de Aragón. Se trata de una situación que ya fue necesaria los pasados meses ante la precaria situación en la que se encontraban a la hora de realizar sus prácticas en hospitales y centros médicos de la ciudad.

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