El pasado domingo, 25 de febrero, tuvo lugar la cena que supuso la bienvenida al Mobile World Congress (MWC), que tuvo ciertas particularidades respecto de años anteriores.  La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el president del Parlament, Roger Torrent, plantaron al rey Felipe VI en el «besamanos» durante la recepción.

Aunque no fue una sorpresa, ya que la alcaldesa ya lo advertía la tarde anterior asegurando en redes sociales que no quería rendir un «vasallaje impropio de una democracia del siglo XXI», puesto que «no es un cargo electo democráticamente sino hereditario». Asimismo, rechazaba las críticas del monarca al 1-O y no haber tenido «un mínimo gesto de empatía» hacia los que sufrieron las cargas policiales.

A pesar de estas diferencias, ambos asistieron a la cena institucional y se sentaron en la mesa, junto a Felipe VI. El Rey y Nadal ocuparon las posiciones centrales, uno frente a otro, y Felipe VI estaba flanqueado por Sáenz de Santamaría y Mats Granryd, mientras que el ministro tenía a su derecha a Torrent y Colau y a su izquierda al presidente del Grupo Banco Mundial.

«Una cosa es el respeto institucional y otra la pleitesía. Más en los tiempos que corren», justificó Colau al respecto. A diferencia de Torrent, Colau aplaudió el discurso del Monarca y buscó un momento discreto para acercarse al Rey e intercambiar unas palabras con él antes de la cena.

Acompañado por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el Rey fue recibido por el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, y el ministro de Industria, Álvaro Nadal, en la entrada del Palau, donde presidía el ruido de cacerolas, silbatos y gritos por manifestantes independentistas tras las vallas de seguridad, a gran distancia.

También participó en este recibimiento Mats Granryd, director general de GSMA, la sociedad que representa a las principales operadoras de telefonía móvil del mundo y anfitriona de la cena de bienvenida junto a la Fundación Mobile World Capital Barcelona que preside la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau.

En su discurso, también en inglés, Colau quiso qesaltar que este último año no ha resultado sencillo ni para Cataluña ni para España, al tiempo que afirmó: «Somos una ciudad de paz y de solidaridad y estamos totalmente comprometidos con la libertad de expresión y los derechos humanos».

Las palabras de Felipe VI en un clímax de tensión

El Rey afirmó el pasado domingo que una de las claves del éxito del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona, donde se celebra desde 2006, ha sido la «cooperación institucional con objetivos claros y en beneficio de todos».

En su discurso el Rey aludió al compromiso y la colaboración entre el Gobierno central, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, que junto a las corporaciones y entidades como GSMA y Fira de Barcelona, han hecho posible este «éxito continuado».

Añadió que este compromiso firme de las administraciones, corporaciones y compañías «debe ser siempre un propósito esencial» para que este encuentro sea consolidando de cara al futuro su proyección e influencia en todo el mundo y que lo haga desde Barcelona, que ha recordado que es candidata a albergar el centro tecnológico europeo que desarrolle la tecnología 5G.

«Desde el MWC de 2006 hasta hoy, este congreso ha ganado en reconocimiento y prestigio internacional. No hay duda de que la historia de este congreso en Barcelona es la historia de un éxito conseguido a lo largo de años de trabajo», subrayó, y recalcó que este éxito se debe, además de al compromiso institucional, también a los barceloneses y a los representantes del sector.

Destacó que el MWC tiene un evidente y directo impacto sobre el progreso y el bienestar de millones de ciudadanos sobre el conjunto de las sociedades, ya que, al favorecer su comunicación y su mejor entendimiento, mejora las condiciones de vida de cada individuo y facilita la creación y la proyección del conocimiento, así como la difusión de ideas innovadoras.

Resaltó la capacidad tecnológica de las empresas punteras de España y «cómo esta apuesta no las aparta en absoluto de su compromiso con el bienestar» de la sociedad y con la creación de empleo. Insistió, además, en que el lema del congreso este año es ‘Creando un futuro mejor’, y consideró que hay que aceptar este «importante e inevitable proceso como una oportunidad y no una amenaza».

 

“Jaleo” en las calles

El clima se ha presentado bastante crispado en las calles barcelonesas con cierto tinte político. Han sido muchos los políticos independentistas los que, a través de las redes sociales las han avivado y, por supuesto, apoyado.

La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, quien a las 10 de la noche, cuando los manifestantes estaban intentando hacer una sentada cerca del Palau de la Música, escribía: “Y a muchos y muchas calles y plazas de Cataluña. Orgullo de pueblo, orgullo de país, orgullo de gente. Muchas gracias por estar ahí siempre”. Pero no ha sido la única. El diputado de JxCAT Francesc Dalmases alardeaba en Twitter de que había acudido a la manifestación con su madre de 87 años.

El último en manifestarse y con el propósito de avivar la llama, ha sido el ex President, Carles Puigdemont, desde Bruselas que se sumó a las críticas instando al monarca a pedir perdón. «El Rey Felipe VI será bienvenido a la República de Cataluña como máxima autoridad de España cuando pida perdón por su papel inconstitucional el pasado mes de octubre», ha escrito el expresidente catalán en su cuenta de Twitter.

Puigdemont ha hecho así alusión al discurso de Don Felipe del pasado 3 de octubre, dos días después de la celebración del referéndum del 1-O suspendido por el Tribunal Constitucional

Las consecuencias

Finalmente, las numerosas y prolongadas protestas se saldaron con una persona detenida y varias cargas policiales que han terminado con cinco personas heridas.

Aproximadamente una decena de personas permanecían cerca de las 11 de la noche, manifestándose al tiempo que los Mossos advertían a la población de que terminarían por actuar.

La protesta ha sido muy evidente y la organización del MWC hizo saber su preocupación por la tensión política en Cataluña. El Mobile tiene contrato en Barcelona hasta 2023, pero puede romperlo alegando problemas de estabilidad política. Sin embargo, nada tan relevante como para que el MWC no garantizase su permanencia en la ciudad catalana.

 

 

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