El pasado 2020, España alcanzó su máximo histórico de suicidios notificados desde que hay registros. Según la Organización Mundial de la Salud, el suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años. En España, constituye la principal causa de muerte no natural. El foco de este problema comienza a ubicarse en los jóvenes, donde ha habido un incremento progresivo de casos. Sin embargo, este hecho supone la punta del iceberg de un problema de salud mental en el que ahondar para encontrar respuestas y soluciones a la crisis coyuntural.

Antes de continuar, es importante destacar que si te encuentras en una situación complicada o desfavorable sepas que cuentas con la ayuda de profesionales. Si necesitas ayuda y necesitas hablar de ello, existe un teléfono gratuito habilitado durante 24 horas del día (112)  al igual que el  Teléfono de la Esperanza (717 00 37 17).

Blanca Cividanes es una psicóloga especializada en la rama juvenil. Trata, en su hospital de día, el Centro Terapéutico Espiral, a jóvenes con diferentes situaciones relacionadas con la salud mental que requieren de una atención más personalizada. Hemos tenido la posibilidad de hablar con ella en torno a estos datos, la relevancia informativa de los problemas de salud mental y las maneras de actuar frente a diferentes casos observados.

Blanca Cividanes, psicóloga juvenil | Foto de archivo
Blanca Cividanes | Foto de archivo

 

Más allá del paciente: el protocolo de actuación de las personas que le acompañan

A la pregunta de cómo debería actuar un amigo o un familiar de alguien que está viviendo una situación comprometida o desfavorable, Blanca explica que, en numerosas ocasiones, no se sabe qué hacer. El paso básico y principal, según la psicóloga, es acompañar a pedir ayuda. Para ello, las directrices se basan en mostrarse presente y, en especial, permitir al paciente sentir “aquello que siente”.

Este último punto comúnmente no se lleva a cabo. Los bloqueos por parte de los familiares o allegados a las personas que se encuentran en una situación desfavorable perjudican el proceso de mejora. Blanca lo desarrolla mediante la división de la empatía: «Existen dos tipos de empatía. […] Aquella que comparte el sentimiento que le está contando y lo hace suyo, y la que lo entiende, pero muestra apoyo sin caer en él.» Permitir sentir lo que uno siente. Está más que estudiado por el gremio que no expresar los sentimientos o forzar un aislamiento a las emociones es contraproducente. La famosa expresión “no te rayes”, no soluciona el problema, lo posterga y alarga perjudicándolo más.

Ante este hecho, aparece la pregunta de por qué actuamos de este modo. La respuesta reside en nuestros sentimientos. No es agradable ni gusta que una persona a la que queremos exprese que tiene depresión, ansiedad o, incluso, que no quiere seguir viviendo. Nos hace daño y nos genera un miedo por el vínculo que tenemos con ella.

Por otro lado, la población tiene todavía un cierto prejuicio en torno a la salud mental y sus consecuencias. No se permite y se juzga a aquel paciente que no tiene fuerzas para realizar determinadas actitudes por la situación. «Nadie juzgaría o criticaría a una persona que está pasando por una quimioterapia por no querer salir con los amigos, se entendería. Sin embargo, con las personas que están pasando una depresión o algún caso similar, se tiende a estigmatizar.» comenta Blanca.

En conclusión, es necesario mostrar el apoyo para que la persona, una vez haya pasado el proceso en el tiempo que le requiere, encuentre el acompañamiento para dar los pasos precisos junto a gente de su entorno. Tender a eliminar las emociones negativas rápido no hace más que empeorar y alargar el problema.

 

El tratamiento de la salud mental por parte de la prensa y el papel de las redes sociales

Durante muchos años ha existido un fuerte debate en torno a la manera en la que se tratan los diversos problemas sociales relacionados con la salud mental, más acentuado con el suicidio, que al parecer tiene una relevancia informativa superior al resto.

Por un lado, existe la corriente  «Efecto Werther o Rebote». Argumentan que la publicación de noticias donde se relaten hechos de suicidios puede derivar en un aumento de estos casos. Por el otro, encontramos el «Efecto Papageno», una antítesis a esta idea donde los medios de comunicación de masas, los mass media, mediante un tratamiento preciso de la información, llegan a prevenir y a ayudar a las personas que se encuentran en estas circunstancias.

Al preguntarle a Blanca sobre el tema, aparecen determinadas incógnitas y apartados importantes. «El silencio siempre hace daño. Siempre he abogado por que se hable de salud mental porque me parece que no hacerlo es un grave error. Sin embargo, en el tema que nos atañe (adolescentes), tengo una serie de dudas.»

Blanca desarrolla que la cantidad de información en internet es preocupante. Nos estamos encontrando de todo tipo. La psicóloga hace hincapié en que las redes sociales han tenido un buen impacto en la visibilización de las enfermedades y de la salud mental. Sin embargo, el límite es difícil de poner viendo estos sucesos. En numerosas ocasiones, las redes sociales pueden provocar que problemas de salud mental se conviertan en símbolos de identidad de los jóvenes, autodiagnosticándose y haciendo de esto parte de su personalidad.

Por otro lado, reclama que se hable de todo. «Hablar de suicidios está bien y es necesario, pero también hay que centrarse en otros temas mucho más amplios. […] Se necesitan referentes como Simone Biles o Ángel Martín que muestren a la gente que está pasando un mal momento que se puede mejorar y seguir hacia delante

 

El reconocimiento del problema desde fuera

Existe un porcentaje menor de jóvenes entre 0 y 14 años que se suicida, 13 suicidios notificados según el Instituto Nacional de Estadística. Las cifras, dada la edad prematura para este tipo de actos, pueden llegar a generar asombro. Preguntamos a Blanca si es posible que a estas edades tan tempranas se puedan observar comportamientos que den lugar a una situación mucho más compleja en el futuro. La psicóloga quiere matizar este hecho y hace hincapié en que, para entender el problema, hay que mirar mucho más allá del niño. «Primero hay que proyectarlo en las familias, ver si los padres se encuentran desbordados o son ellos los que necesitan la ayuda psicológica.» La causa de los síntomas de los niños reside en el problema familiar, en el entorno. Ningún niño se suicida alejado del síntoma familiar, explica Blanca.

«Podemos encontrar diversas situaciones o síntomas en el niño, por cercar un poco más. Enfados, frustración, malestar en determinados ambientes… ¿Cómo lo distinguimos de un enfado normal de la edad? No se puede saber con exactitud, ojalá, pero debemos siempre proyectar en la familia y ver el entorno.»

 

La distinción de géneros en los casos notificados

La mayoría de casos notificados de suicidios en España son por parte del género masculino. Este hecho, sorprendente para Blanca dado el flujo de chicas que pasan por su consulta en comparación a chicos, intenta ser comprendido por diversos factores.

Por un lado, parece ser que la estructura social en la que actualmente vivimos, influye. Los hombres tienen más cohibición a la hora de hablar de sus circunstancias y sentimientos, erigiéndose este hecho como un hecho clave.

«Esta represión es un problema. Muchas veces no encontramos los avisos previos y ya es demasiado tarde para percatarse, permanecen transparentes hasta que se da el suceso.» afirma Blanca.

La salud mental parece haber encontrado un sitio en la opinión pública a lo largo de estos últimos años. Esto es beneficioso para la sociedad permitiendo un tratamiento más específico y la eliminación progresiva de los estigmas sociales a la hora de recurrir a especialistas. Eso sí, dista ligeramente de la libertad de las redes. Siempre se mantendrá la misma incógnita… ¿Es necesaria una limitación de la libertad de expresión en redes con el fin de mejorar la salud de los usuarios?

Si necesitas ayuda y necesitas hablar de ello, tienes a tu disposición un teléfono gratuito habilitado durante las 24 horas del día (112) al igual que el  Teléfono de la Esperanza (717 00 37 17).

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