El horóscopo es algo que, quizás debido a sesgos psicológicos, siempre va a interesar a un sector amplio de la población. A todos les llama la curiosidad saber qué tienen las constelaciones que decir sobre nosotros, o al menos sobre nuestro signo. ¿Desde cuándo sucede esto? ¿Siempre ha sido tan popular?

La búsqueda de respuestas sobre temas volátiles para el ser humano, como es bien sabido, no es nada nuevo en la historia de la humanidad. En ocasiones esta búsqueda está basada en fundamentos científicos, psicológicos, dirigiendo el enfoque al interior del ser humano, sin embargo, en otras ocasiones, este intento de dar respuestas al comportamiento humano apunta su mirada algo más arriba, concretamente a las estrellas. Pero indaguemos algo más en los orígenes de esta práctica, así como en la evolución que ha tenido hasta llegar a su uso popular en nuestros días.

La astrología, en un concepto algo más primitivo, es una práctica registrada hace más de 25.000 años, desde huesos de mamut con registros de las fases de la luna, hasta representaciones en la cultura sumeria de los dioses del sol, la luna y de los planetas. La observación de los astros ligada a la superstición es una práctica utilizada desde los comienzos de la humanidad, ahora bien; ¿Cuándo nace el horóscopo tal y como lo conocemos?

¿Cómo surge el horóscopo moderno?

Para encontrar un primer registro y situar algo de contexto al horóscopo como método de predicción utilizado por la astrología occidental debemos remontarnos a la época de Claudio Tolomeo, un astrónomo nacido durante el imperio romano, que teorizó sobre el modelo astronómico en el que se basaría la astrología moderna. La astrología occidental utilizaría luego todas sus predicciones en este modelo de posición y lectura de los planetas, los astros y los satélites. Esta base científica, pero contrarrestada con su escasa verificación por parte de la ciencia es lo que categoriza esta disciplina en una pseudociencia. La veracidad que cada individuo decida otorgarle es un tema aparte.

Modelo Ptolemáico
Modelo de Tolomeo

Desde mucho antes de que el horóscopo fuera utilizado para predecir comportamientos o clasificar personalidades, ya había registros babilónicos de una rueda del zodiaco similar a la utilizada actualmente. Partiendo de aquí, ahora que conocemos los orígenes de la astrología occidental, debemos conocer en qué se basan el horóscopo y el zodíaco moderno.

El horóscopo es una representación gráfica de las posiciones de los planetas en un momento concreto. En esta representación se utilizan cálculos matemáticos y astronómicos, posteriormente, se interpretan estos datos y se le atribuye un significado subjetivo. Por lo tanto, esta práctica consiste en recopilar datos que deberían seguir un método con base científica y otorgarle un significado en base a otras formaciones alternativas. La representación del horóscopo posee dos divisiones, la zodiacal y la compuesta por las casas astrológicas. Expliquemos esto con más detenimiento.

¿Qué representa el horóscopo?

La representación más famosa del horóscopo son los doce signos del zodiaco, esto divide la rueda en doce partes iguales los cuales poseen cada uno ángulos de treinta grados. En su origen durante la época griega, esta rueda estaba trazada en base a las divisiones de las trayectorias del sol, la luna y los planetas avanzando por cada mes del año, y los nombres de cada una de ellas venían dado por las constelaciones más visibles en cada una de las bandas.

La etimología de cada uno de los nombres aún es discutida, pero todas tendrían su origen en mitos de la cultura griega. Es por ello por lo que los datos recogidos para realizar la “carta astral” de alguien debe estar basada en ambas divisiones, se deben tener en cuenta la fecha, la hora y el lugar de nacimiento. Es decir, la división por signos y la división por casas.

Por lo tanto, comprendemos que, dentro de la astrología, la práctica adivinatoria es el horóscopo y una de las partes de este horóscopo son los signos del zodiaco. Ahora bien, conocemos el origen de cada uno de los componentes de esta práctica, y hemos comprendido la definición Teniendo en cuenta que se trata de una práctica tan antigua y, de alguna manera, tan limitada a algunos estudiosos de los astros y de la bóveda celeste. ¿Cómo llegó esto a la cultura popular?

¿Cómo llegó a popularizarse?

A pesar de que la lectura de los astros para comprobar la buena o mala fortuna de alguien sí que se realizaba y se tenía en cuenta, era algo minoritario. Se podría decir que no fue hasta entrado el siglo XX cuando esta práctica se popularizó, o al menos se mediatizó. La figura que nos interesa en esta ocasión es la de Richard Harold Naylor. Fue un astrólogo británico conocido por comenzar a utilizar en sus predicciones principalmente los signos solares, en lugar de tener en cuenta todos los astros que hemos mencionado anteriormente.

En 1930, con el nacimiento de la princesa Margarita, el director del periódico Sunday Express, John Gordon, pidió a su astrólogo de confianza que realizara una predicción de su futuro, el problema es que este no estaba disponible, por lo que R.H Naylor se encargó de la tarea. El 24 de agosto de 1930 se publicó el artículo titulado “Lo que las estrellas predicen para la nueva princesa”. Además de hablar del futuro de la princesa, Naylor añadió columnas con predicciones generales según diferentes fechas de nacimiento.

Horóscopo para la princesa
Horóscopo diseñado para la princesa

El modelo de utilizar los signos solares del Naylor resultó tan popular que se le encargó a este astrólogo realizar todas las semanas una columna con más lecturas del futuro. Esta práctica inventada por el autor permitía simplificar mucho la astrología y fijar la manera de predecir únicamente mediante la fecha de nacimiento de las personas. Poco a poco más periódicos comenzaron a copiar esta práctica debido a los lectores que atraía. Richard Harold Naylor continuó su carrera como columnista de astrología en el medio, llegó incluso a predecir acontecimientos con mayor o menor precisión. Finalmente, en 1942, y tras haber marcado tendencia mediante esta práctica en los periódicos, abandonó el medio.

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