Los zombis y los vampiros existen, aunque quizá no de la forma que imaginas. La ciencia, no sólo supera sino que además, inspira a la ficción. Si bien la ciencia y la ciencia-ficción no siempre se llevan bien, existen ejemplos en el mundo natural que explican algunos mitos y leyendas que vuelven cada 31 de octubre.

Los Zombis existen

Sí, hay zombis en la naturaleza. Pero antes de proseguir debemos matizar que no existe un único tipo de zombi. Los que vienen a continuación no son muertos vivientes porque no mueren antes de transformarse. Hablamos de zombis de tipo sonánbulo o vudú como los que aparecen en las películas Das Cabinet des Dr. Caligari (1920) o en I Walked with a Zombie (1943).

Hormigas y Caracoles zombi

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Hormiga carpintera muerta con esporas del hongo parásito saliendo de su cabeza. David Hughes/Penn State University

Las hormigas podadoras tropicales son unas trabajadoras fascinantes. Lo son de tal manera que son capaces de pelar un árbol de hojas y de generar un serio impacto ambiental. No lo hacen para consumir las hojas, puesto que sus sistemas digestivos no están preparados para extraer sus nutrientes. En su lugar, acumulan las hojas en sus hormigueros para cultivar hongos con los que se alimentan plantas y adultos. Esta simbiosis con un tipo de hongo las hace muy competitivas en su hábitat, pero su relación con otro tipo de hongo les provoca una muerte lenta y algo tortuosa.

Hongos que manipulan hormigas

Aunque tiene preferencia por otro tipo de hormigas, las carpinteras, Ophiocordyceps unilateralis infecta a estas hormigas a través de la cutícula. En ese momento, empieza a consumir sus tejidos menos necesarios para la supervivencia para continuar creciendo en su interior.

El hongo emite sustancias químicas que alteran el sistema nervioso de la hormiga y, esta comienza a trepar un árbol. No puede parar, sube hasta que estando exhausta muerde la vena de una hoja (se cree que por “orden” del hongo). En este momento, el hongo termina de alimentarse de la hormiga. A través de la cabeza, comienzan a salir los cuerpos reproductivos de los que saldrán las esporas que darán el mismo destino a otras hormigas.

El caracol zombi

Seguimos en el mundo de los parásitos, aunque pasamos de hongos a gusanos. Leucochloridium Paradoxum (Platelminto) pasa por varios animales para completar su ciclo. Nace en el digestivo de aves, de forma que puede encontrarse en las heces de estas en su estadío larvario. Los caracoles consumen estas heces contaminadas y, sin querer, adquieren la infección. El parásito viaja por el digestivo del caracol, donde crece y pasa a la siguiente fase, la fase de esporoquiste. En esta fase crece en forma de tubo alargado e invade los tentáculos del caracol, los hincha y los hace parecer una oruga. Además, ante la luz, generan pulsiones (lo que puede apreciarse en este tuit, que se hizo viral en primavera).

Caracol Zombi. Felipe Acevedo.

Los caracoles infectados dejan de percibir la luz y se exponen a ser devorados por las aves, donde el parásito continúa su ciclo.

Vampiros y murciélagos

Hay varios hechos que pueden explicar el surgimiento de la leyenda vampírica. Ciertos tipos de esquizofrenia producen alteraciones de los ciclos vigilia-sueño o aversión por el reflejo del paciente en el espejo. Hasta aquí tenemos personas que no soportan su reflejo y pasean en la oscuridad de la noche.

El temor al sol

Las porfirias son un conjunto de enfermedades que provocadas por un déficit en las enzimas que participan en la biosintesis del grupo hemo de la hemoglobina. Entre sus efectos está la fotosensibilidad, lo que sugiere que fueron los sujetos que padecían porfiria los que dieron base a esa incapacidad de los vampiros de exponerse a la luz solar.

Epidemias y murciélagos

La manía de morder cuellos, además, puede tener base en las epidemias de rabia de Europa del Este del siglo XVIII. La coincidencia espacial y temporal del auge de las leyendas vampíricas es muy ilustradora.

Pero ¿Y lo de transformarse en murciélago? También es una idea que podría provenir de las epidemias de rabia. Los murciélagos son, aún hoy, el mayor reservorio animal de rabia y la razón de que los expertos no crean posible la erradicación de esta enfermedad.

Para terminar de rizar el rizo, todo un género de murciélagos (los murciélagos vampiro) se alimentan de la sangre de animales como cerdos o vacas. Se sirven para ello de una molécula anticoagulante, la draculina, que se encuentra en su saliva.

BAT

Murciélago vampiro de brasil. Fabio Maffei.

Fuentes consultadas:

  • Impacto de hormigas cortadoras de hojas en ecosistemas implantados de Sudamérica (2018) Julian Sabatini. Tesis. Universidad Nacional del Nordeste (Argentina)
  • Lo que ocurre en la cabeza de una hormiga zombi – Manuel Toledo para BBC (2011)
  • El arcoíris del caracol zombi: la aterradora historia del nuevo animal ‘cuqui’ de internet – El Confidencial (2019)

Imagen principal:

Fotograma de I walked with a zombi

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