Necesitaba leer Expuesta. Si bien es cierto que este pequeño ensayo no es exactamente lo que esperaba, quizás por su brevedad, su lectura me ha resultado reveladora. Después de leer a Olivia Sudjic (Londres, 1988), he entendido muchas cosas. Pero, sobre todo, me he sentido en paz. Sudjic expresa muchos miedos que, aunque no exclusivamente, considero que son característicos de las generaciones millennial y Z. La ansiedad es mucho más antigua, pero hoy en día el mundo funciona a una velocidad tan vertiginosa que los estímulos a los que estamos sometidos son demasiados, lo que ha contribuido a la expansión de este trastorno. Sudjic escribe en este ensayo que «casi un tercio de la población sufre un trastorno de ansiedad en algún momento de la vida». En muchas ocasiones, las personas con ansiedad temen al propio miedo, lo que las lleva a evitar enfrentarse a aquello que escapa de su control. La autora pone énfasis en que, por este motivo, las mujeres de veintitantos años son las que experimentan mayores niveles de ansiedad.

Las personas con trastornos de ansiedad muchas veces se angustian por la posibilidad de angustiarse, y así se crea un refuerzo del circuito. Temen el miedo y empiezan a evitar aquello que lo desencadena; a menudo, cualquier situación en la cual sienten que no tienen control.

Expuesta es también una suerte de autobiografía, en tanto que Sudjic indaga en su propia experiencia. Escribió este libro a raíz de la ansiedad que empezó a experimentar tras la publicación de su primera novela, Una vida que no es mía (Destino, 2019). El hecho de publicar un libro, tenga mayor o menor éxito, supone perder el control sobre lo escrito, y eso puede alimentar la ansiedad. El primer impulso de Sudjic ante esta situación fue el de recluirse, puesto que se sentía expuesta y angustiada. Describe su situación como si le hubiesen arrancado la piel. Se queda totalmente desnuda ante el mundo y se convierte en una desconocida para sí misma. Es casi como si le robasen la identidad. La ansiedad le hace dudar de ella misma, hasta el punto de que no distingue lo real de lo irreal, puesto que dentro de sí conviven un yo real y otro ansioso. Se trata de un problema a la hora de interpretar el mundo; cuando ves peligro en todos lados, llega un momento en el que no sabes en qué creer.

La explicación científica de mi ansiedad depende de la parte del cerebro que controla los cambios en nuestro entorno y nuestros cuerpos: la amígdala. La amígdala central, como la describe Eleanor Morgan en Anxiety for Beginners, es nuestra «central de comunicaciones» con forma de almendra, que controla las señales de entrada sensoriales y las partes del cerebro que las interpretan.

A partir de la publicación de su primera novela, muchos lectores pusieron el foco en Sudjic, a pesar de que no se trataba de una obra autobiográfica. La autora denuncia a partir de su experiencia la dificultad de escribir y publicar siendo mujer, porque siempre buscarán la manera de descalificarte. Utiliza el ejemplo de Elena Ferrante para ilustrar el rechazo que causa que una escritora no revele su identidad. Como no hay nada personal sobre lo que desviar la atención, algunos difunden la sospecha de que Ferrante es en realidad un hombre. Se asocia a las escritoras con la intimidad y lo autobiográfico en un sentido peyorativo, como si no fuesen capaces de crear ni imaginar. Por el contario, Sudjic sabe que nadie pondría en duda el valor de la obra de Karl Ove Knausgård por el hecho de ser autobiográfica.

A la ansiedad de publicar, se suma la de ser vista, la de la constante exposición en las redes sociales. La sensación de que en cualquier momento cualquier persona te estará vigilando y juzgando. Internet ofrece grandes ventajas, pero también crea una imagen irreal de nosotros basada en fragmentos.

Mi álter ego en Instagram me permite simular algunas cosas que escribir requiere que sacrifique —victorias rápidas y gratificación instantánea, impulsividad, contacto humano, compromiso frívolo, visual, en tiempo real con el mundo exterior—, pero es también su propia fuente de ansiedad.

Pero, después de ponerle palabras a su ansiedad, Sudjic, lejos de lo que podríamos esperar, no deja de escribir. Aunque es cierto que ese es su primer instinto, va más allá de él. Sudjic nos invita a continuar, pese a todo. A enfrentarnos a nuestros miedos, como si se tratara de una terapia de exposición, porque esa es la única manera de vivir. Del mismo modo que el miedo se aprende, se puede desaprender. La lectura de Expuesta es sanadora e inspiradora. Sudjic se rodea de las obras de otras escritoras a las que denomina sus talismanes: Maggie Nelson, Chris Kraus, Rachel Cusk, Jenny Offill, Clarice Lispector y Elena Ferrante. Leer a estas autoras es reconfortante para Sudjic; se siente comprendida y arropada por ellas. Siente el deseo de aislarse ante la ansiedad, pero descubre que el contacto sana, que la compañía y la comprensión son necesarias para vivir.

 

Título: Expuesta. Un ensayo sobre la epidemia de la ansiedad
Autora: Olivia Sudjic
Traductor: Javier Guerrero
Editorial: Alpha Decay
Fecha de publicación: septiembre de 2019
Páginas: 96
Precio: 15,90 €

ISBN: 978-84-120738-0-5

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