Si alguien nos hubiera dicho que la ganadora de OT 2017 y de la mitad de corazones de España sería la última de sus compañeros en sacar música, no lo habríamos creído. Y sin embargo, aquí estamos. ¿Qué explicación tiene esto?

Amaia al piano en la final de OT 2017

Hace tan solo tres días que Amaia presentaba “Un nuevo lugar”, preámbulo a su primer disco. La pamplonica nos tenía tan acostumbrados al silencio que el anuncio elevó las expectativas al máximo, y muchos salieron decepcionados. ¿Cómo había podido tardar tanto en sacar una canción tan poco convencional y de menos de dos minutos? Al fin y al cabo, Ana Guerra ha tenido tres números uno en todo ese tiempo.

La respuesta para mí es muy simple: lo ha hecho porque puede. Desde el día en que Amaia pisó la Gala 0, sabíamos que había algo en ella que no tenían sus otros 17 compañeros. Algo que la hacía diferente, y que terminó por llevarla a ganar el concurso. ¿Talento? No creo, sería desestimar la calidad del resto. Pero sí un duende, una sensibilidad innata, de esas cosas que no se enseñan. Amaia era la Blancanieves de una Academia llena de triunfitos. Sin manzanas envenenadas de por en medio, claro está. Aunque igual alguna bruja sí que había… Bueno, volvamos al tema.

Por ello, es lógico que lo que haya hecho Amaia desde que salió de la Academia haya sido completamente distinto a lo esperado. Así como sus compañeros necesitan estar contínuamente presentes en redes, sacar singles y situarse en la ola de la popularidad para mantener viva su carrera, de la nueva Reina de España (lo siento, Doña Letizia) no supimos prácticamente nada más allá de rumores hasta hace unos días. Para mí esto se resume en dos puntos: primero, que Amaia ganó un contrato con Universal y 100.000€, por lo que no tiene prisa para comer y pagar el alquiler. Y segundo, porque es la única triunfita que no tiene que luchar contra la etiqueta de “triunfito”.

Permitid que me explique. Todos sabemos que haber pasado por la Academia de OT es algo que la gente va a asociar a tu figura artística de por vida. El problema es cuando eso es lo primero que se les viene a la cabeza cuando piensen en ti. Es muy difícil que los concursantes del año pasado (y ya no hablemos de los de este) se mantengan con el mismo éxito del que algunos pocos están disfrutando ahora mismo, y cuando el éxtasis acabe, no serán más que un recuerdo de aquel programa que transcendió sus barreras y se convirtió en un fenómeno cultural.

Y es algo que les va a perjudicar. Sin embargo, Amaia consiguió atraer a un público más amplio que tan solo los seguidores del programa. Amaia despertó el interés hasta de los más cínicos y elitistas, que supieron ver más allá de la tontería y las risas a una chica culta y con unas referencias  musicales impresionantes.

Portada de “Un nuevo lugar”, debut en solitario de la pamplonica

Por eso creo yo que a ella no le hace falta apresurarse, y que le da absolutamente igual si al público más general le gusta su nuevo trabajo o no, porque a Amaia no le hace falta ser popular. Si Amaia no triunfa en el mainstream, tiene un público de nicho que estará ahí esperándola, con los brazos bien abiertos. Porque es la única que no está intentando que la gente olvide que salió de un programa de la tele, porque es la que mayor personalidad tiene, porque es la que más riesgos está tomando. Y porque es solo nuestra culpa el haber pensado que una folklórica como ella nos daría algo diferente a lo que ha presentado, algo como Bajito (canción que adoro, ojo, no creáis que he venido aquí a encumbrar a Amaia en detrimento de la Diosa Altanera).

¿Que igual Amaia no resulta “exitosa” en el sentido actual de las palabra? Puede ser. Pero yo admito que me muero de ganas de ver cómo se convierte en la primera triunfita en redefinir el mismo concepto de Triunfo. Solo el tiempo nos lo dirá.

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