Este verano Twitter ha vuelto a ser el gran protagonista. La red social del pajarito ha traído grandes polémicas. La  decimoquinta  acusación a C- Tangana de machista o los memes tras la despedida de Messi del Barcelona son buenos ejemplos de ello. Sin embargo, mientras los tweets contra la foto del  madrileño  y Ester Expósito aumentaban, se iba cociendo silenciosamente la cancelación de dos influencers. La bomba  no estallaría hasta hace poco menos de una semana. Devermut is over party.

 

¿Quiénes son Devermut?

Devermut empezó como el canal de Youtube de dos jóvenes catalanas. Marta Cillán y Sara Jímenez intentaban visibilizar al colectivo lésbico a través de charlas y entrevistas . A medida que pasaba el tiempo su activismo pasó  a centrarse más en el feminismo. En su web explican: “Como pareja de chicas lesbianas con un canal de YouTube, nos dimos cuenta de que la mayoría de opresiones que sufríamos eran por machismo y no por homofobia.”

El fenómeno Devermut creció muchísimo, extendiéndose a Instagram donde han llegado a reunir a  más de ochocientos  mil seguidores. Han creado la Editorial Icónica, con la que han publicado dos libros: una novela sobre una pareja de lesbianas  ( Todo lo que somos tú y tú y yo) y un libro donde recogen los relatos de 100 mujeres que han sido violadas ( El libro de las pesadillas). Cogiendo de la mano al feminismo y al capitalismo han fundado la marca de accesorios  Histérica  y una de cervezas que lleva por nombre No me llames guapa.

 

¿Feministas o terfs?

A partir del año 2019 muchos activistas LGTBIQ+ comentaron en redes su descontento con Devermut a raíz de su nuevo merchandising . Las jóvenes catalanas habían lanzado una línea de sudaderas y bolsas de tela en los que había escritos mensajes como Viva la vulva  o Pussy power. A simple vista estos mensajes puedan parecer inofensivos. Sin embargo muchos internautas explicaban que aunque  los productos se vendían como feministas, no lo eran tanto. En ellos no se hacía el más mínimo intento de incluir a las mujeres trans.

El asunto terminó de explotar por unos stories publicados en su Instagram criticando las fiestas del Orgullo en Barcelona: 

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Tras estas declaraciones gran parte de la comunidad lgtbq+ dejó de mostrarles su apoyo acusándolas de TERFS (feminista radical trans excluyente).

 

Cuestionadas en Instagram

Como explicaba al inicio del artículo, Devermut nace como un canal de Youtube, pero rápidamente se extiende a otras plataformas. Ahora mismo la mayor fuente de activismo de las influencers se encuentra en  Instagram. En esta red social no solo publican posts sobre feminismo o contenido LGTBIQ+ , sino que bajo el título “¿ que está pasando con…?” se dedican a hacer resúmenes de acontecimientos mundiales de cualquier índole. El último de ellos fue sobre Afganistán, donde explican de manera poco detallada la situación del país.

Esto ha traído mucho debate sobre si realmente son personas lo suficientemente formadas como para realizar este tipo de contenido. Lo cierto es que los posts carecen de la profundidad necesaria para desarrollar temas tan complejos como son la guerra de Irak o las revueltas en Colombia. Además no suelen ofrecer las fuentes de donde sacan la información, ni ofrecen otro apoyo de contenido a parte de lo que ellas cuentan. Esto puede ser peligroso ya que tienen un gran número de seguidores a los que solo muestran una de las muchas realidades que coexisten en los temas de sus posts. 

 

El BOOM definitivo

Hace menos de tres semanas la pareja de influencers se quejó en su Instagram de que las habían echado de un pub por “bolleras”. En los stories acusaban al establecimiento de homófobos y argumentaban que los guardias las habían agredido en varias ocasiones.

Pocos días después de la denuncia  el local hizo públicas grabaciones de aquella noche que ponían en duda las declaraciones de Devermut. El youtuber Malbert hizo un hilo en Twitter que se hizo viral donde explicaba lo sucedido. En los vídeos de la cámara de seguridad se ve como tienen varios encontronazos con un grupo de clientes del pub. Tras ignorar las advertencias de los guardias de que dejaran de acercarse a ese grupo, se les pide que abandonen el local. No se ve ningún tipo de agresión por parte de los trabajadores del garito.

Tras hacerse públicas las imágenes, las influencers revelaron que uno de los integrantes del grupo había intentado darles un beso y que de ahí su actitud violenta. Estas declaraciones hicieron que muchas mujeres feministas les mostraran su apoyo en redes. Es curioso sin embargo, que antes de que se hicieran virales las grabaciones del bar, no le dieran importancia al acoso recibido por parte de los otros clientes, sino a la actitud “homófoba” del garito. Tras lo sucedido Devemut pasó de tener 800.000 seguidores en Instagram a 740.000, en menos de una semana. 

 

El gran problema que ha  arrastrado Devermut es que han visto el activismo LGTBIQ+  y al feminismo como luchas separadas e inconexas, que en vez de sumarse, se restan.

Su activismo feminista se ha explotado demasiado, capitalizándolo hasta tal extremo que resulta poco convincente incluso para muchas mujeres afines a la causa.

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