Buenos días, lectores. Después de una larga ausencia regresamos con un nuevo artículo cultural. Esta vez trataremos a través de una conocida obra de Jacques-Louis David uno de los momentos más conocidos de la Historia de Roma: el juramento de los Horacios.

El Juramento de los Horacios es una obra de carácter mitológico realizada por Jacques-Louis David en el año 1784, es, por lo tanto, una obra del Neoclasicismo. Hay voces que dicen que la escena del óleo se basa en a obra teatral Horacio del dramaturgo francés Pierre Corneille, estrenada en el año 1640. No obstante hay voces discrepantes que dicen que Louis David se inspiró en el propio Contrato Social del filósofo Jean-Jacques Rousseau. Lo que sí es seguro es que, directa o indirecta, el óleo sintetiza los acontecimientos descritos en la conocida obra del historiador romano Tito Livio,  Ab Urbe Condita, que consta de 45 libros —se trata de una obra incompleta ya que no conservamos los libros restantes— que narran la historia de Roma desde la llegada de Eneas al Lacio hasta la victoria del cónsul Lucio Emilio Paulo sobre el monarca Perseo de Macedonia en el año 168 a. C.

No obstante llama la atención que en ninguna de las obras en las que pudo inspirarse Louis David se describe el momento en que los tres hermanos Horacios realizan el juramento de defender a Roma.

El mito de los Horacios se enmarca en el inicio del reinado de Tulio Hostilio, uno de los legendarios reyes de Roma, alrededor del 673 a. C.

Hostilio era una monarca muy beligerante que se enfrentó a la ciudad de Alba Longa. Para ello se decidió realizar un combate entre tres representantes de cada ciudad y así decidir quién sería la ganadora.

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Así pues Alba Longa eligió a tres hermanos, los Curiacios, mientras que los tres representantes de Roma fueron otros tres hermanos, los Horacios. Sin embargo ambas familias estaban emparentadas, ya que Sabina, hermana de los Curiacios estaba casada con uno de los hermanos Horacio. Y Camila, hermana de los Horacios, estaba prometida con un Curiacio.

Al inicio del combate los Curiacios derrotaron a dos de los hermanos Horacios, pero quedaron malheridos, hecho que el superviviente de los Horacios aprovechó en su favor para luchar individualmente con cada Curiacio y resultar así vencedor del combate.

Cuando regresó a casa recibido como un héroe cuando «cui soror virgo, quae desponsa uni ex Curiatiis fuerat, abuia ante portam Capenam fuit, cognitoque super umeros fratris paludamento sponsi quod ipsaconferat, soluit crines et flebiliter nomine sponsum mortuum appellat». Su hermana Camila reconoció el manto que había confeccionado para su prometido Curiacio en los hombros de su hermano, rompiendo a llorar se arrancó el cabello y llamó a su difunto prometido por su nombre. Este hecho enfureció al hermano Horacio quien, dando muerte a Camila ante el horror de todos los allí congregados, dijo estas palabras «abi hinc cum immaturo amore ad sponsum oblita fratumm mortuorum vivique, oblita patriae. Sic eat quaecumque Romana lugebit hostem». [«¡Ve, ve hacia tu prometido con tu amor prematuro, olvidando a tus hermanos muertos, al que aún vive y a tu patria! Así muera cada mujer que llore por el enemigo.»]

Los ciudadanos romanos, horrorizados por este hecho, juzgaron al hermano Horacio pero su padre intercedió en su defensa, saliendo absuelto pues finalmente la defensa de la patria y la lealtad hacia esta quedaron por encima de la familia.

Este fue un mito muy popular en el Neoclasicismo pues se pone de manifiesto el sacrificio por la patria y no por la gloria personal, sentimientos patrióticos muy propios de esta época.

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Centrándonos en el propio óleo, la escena representada es el momento en el que los tres hermanos Horacio juran ante su padre. El centro de la temática son las espadas, concretamente sus empuñaduras, en el momento en que los Horacios juran realizando ese gesto tan patriótico. Llama la atención que sólo el primero de los Horacios alza la mano derecha, la correcta, mientras que los otros juran con la izquierda, indicando su funesto destino.

El dibujo es el elemento primordial del cuadro, el color, de tonos fríos, queda en un 2º plano, situando los colores más cálidos en el centro, en la figura del padre, para llamar la atención hacia ese punto. El foco de luz proviene del lado izquierdo, dejando el escenario en penumbra, es una luz muy caravaggiesca que, en cierto modo, nos remite al mundo del Barroco.

El escenario está conformado por una triple arcada que actúa como un tríptico que acoge a los grupos de figuras presentes en el óleo: los hermanos Horacio a la izquierda, el padre portando las espadas en el centro y las mujeres en el lado derecho.

Destaca la oposición que se produce entre el grupo de los Horacios, conformado por líneas verticales y movimientos firmes, y el de las mujeres, dotadas de mayor movimiento y en actitud de lamento, conscientes de la crueldad del destino pues saben que morirá sus hermanos o sus esposos Curiacios.

Jacques-Louis David hizo múltiples bosquejos porque no tenía muy claro qué escena de la historia dibujar. Uno de los bosquejos muestra al hermano Horacio triunfante junto a  las armaduras de sus hermanos tras haber dado muerte a su hermana Camila. En otro bosquejo aparece a las puertas del Senado siendo defendido por su padre. Al final, la triunfante es la escena del juramento, el momento en el que los Horacios reciben las espadas de su padre.

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Resulta curioso que la obra fue encargada por Luis XVI para ensalzar el poder de la monarquía francesa, aunque, posteriormente tras su caída, se entendió a los Horacios como los valores revolucionarios, mientras que las mujeres serían los valores vencidos de la monarquía.

 

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