Los fines de semana hay teatro en la famosa Calle del Pez de Madrid, en la zona de Malasaña. La compañía de Teatro Paloma Mejía interpreta desde finales de confinamiento su serie de «Microclásicos»: cinco de las obras más importantes de la literatura mundial versionadas e interpretadas en poco más de media hora.

«La casa de Bernarda Alba y «Bodas de sangre», de Federico García Lorca; «Los Miserables», de Víctor Hugo; «La venganza de don Mendo», de Pedro Muñoz Seca; y «Mucho ruido y pocas nueces», de William Shakespeare. Estas son las obras que hacen del fin de semana un reto para el elenco que pone pie en el escenario del Teatro Victoria de Madrid.

Adaptaciones pandémicas

El motivo por el que se dio creación a estas versiones reducidas se halla en la pandemia. «Tras el confinamiento tanto La Compañía como el Teatro Victoria tuvimos que afrontar un nuevo panorama teatral, diferente e inseguro. Era todo muy confuso y adapté los cuatro grandes clásicos que teníamos en cartelera antes de la pandemia a una duración máxima de cuarenta minutos. De esta manera el público no permanecería tanto tiempo en la sala y entre cada interpretación podríamos llevar a cabo una desinfección completa de la misma, garantizando así las medidas de seguridad sanitaria» —relata la propia Paloma Mejía Martí.

Sobre lo complicado de versionar obras de gran talla, como son las de Lorca, la creadora de la compañía no se muestra dubitativa en la respuesta. «Lo más complejo ha sido lograr que el público entienda y vea ‘La Casa de Bernarda Alba’ en su totalidad y al mismo tiempo se emocione y viva con nosotros al maestro Federico García Lorca en tan solo 35 minutos». Mismo público del que siente recibir gran apoyo: «La verdad es que ha sido una sorpresa maravillosa. El público, desde que volvimos a las tablas, nos apoya y nos acompaña en esta aventura tan arriesgada».

Un deleite teatral

En el caso de «La casa de Bernarda Alba», sobresale la capacidad de concentrar lo mejor y más importante de la obra en poco más de treinta y cinco minutos. Para ello se ha llevado a cabo una reducción de fragmentos y se han suprimido algunos personajes como la Criada, la Mendiga, Prudencia o las vecinas y mujeres del primer acto. Hecho que relevó una mayor importancia a los personajes principales, cuyas interpretaciones aludieron a una intensidad sublime; convirtiendo la media hora de representación en un deleite teatral.

La crítica lo afirma. «Buenísima la puesta en escena. Es increíble la manera en la que te cuentan la historia y te mantienen emocionada de principio a fin. Repetiré todos los microclásicos» —afirmaba Vanesa, quien acudió al teatro el pasado fin de semana. Pero no es esta la única buena reseña, sino que son varias las que hacen referencia al buen hacer de la compañía. «La puesta en escena es trepidante, consiguen sumergirte en la obra, ya por todos conocida, sin pasar por alto ningún detalle. Cambios de escena frenéticos y una interpretación soberbia por parte de los personajes principales. Todo ello en apenas 35 minutos. No sólo recomiendo la obra en concreto, sino cualquiera de los microclásicos que representan» —mencionaba otro espectador.

Los «Microclásicos» seguirán cerrando el telón del Teatro Victoria los viernes y los sábados. Aunque, igualmente, la Compañía ha vuelto a apostar por la versión larga con «Cyrano de Bergerac» los domingos a la vez que se prepara para «Yerma», de Federico García Lorca. Un plan cultural totalmente seguro en tiempos de coronavirus que hace a la mente vibrar desde que el telón se abre hasta que se cierra.

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