¿Confirmamos que ha llegado el otoño? ¡Confirmamos! Con él, vuelven a nuestras vidas el frío, el chocolate con churros y un hobbie universal: las tardes de domingo en casa, tumbados frente al televisor con una manta tirada por encima.

Si es que de tan solo pensar en ello ya entran ganas de acurrucarse, ¿verdad? Eso sí, todo poder conlleva una gran responsabilidad, y elegir película es una de las más gordas que nos pueden tocar. Uno puede pasar horas navegando por el catálogo de Netflix y no encontrar nada que le interese lo más mínimo. Pues bien, ¿qué pensaríais si, cual anuncio de Neutrex, os dijera que vengo del futuro para traeros la solución a vuestro problema? ¿Y si encima os digo que tiene casi 50 años?

A ver, situémonos. La película que os propongo empieza con un plano general de un parque neoyorquino, y poco a poco nos descubre la figura de un joven solitario entre la nieve. El título, Love Story, se come la pantalla mientras un tema melodramático suena de fondo y el joven empieza su narración: “¿Qué se puede decir de una chica de 25 años que ha muerto? ¿Que era bonita, inteligente? ¿Que le gustaban Mozart y Bach, los Beatles y yo?”. No a vosotros, pero a mí, con esto, ya me ha enganchado. Soy presa fácil, lo reconozco.

La historia no tiene nada de compleja: Oliver, un joven atractivo, sensible y de clase alta (y el protagonista de la primera escena) conoce por casualidad a Jenny, una muchacha de origen humilde que esconde sus sentimientos haciéndose la sabionda. Aunque a primera vista se odian, deciden darse una oportunidad para conocerse: por muy diferentes que sean, encajan como si de ruedas de un engranaje se tratara. El amor, obviamente, no tarda en florecer, pero eso de “hasta que la muerte nos separe” se hace más y más real.

Gabardinas y paseos entre hojas caídas, todo un clásico otoñal

No voy a mentiros: la primera vez que vi Love Story me pareció un pastiche que únicamente buscaba la lágrima fácil. Algo así como si le ofrecieras algodón de azúcar a un niño con toda la intención de quitárselo después porque quieres verle llorar. Aún así, no conseguía olvidarme de ella. Su magnífica banda sonora me perseguía, al igual que los diálogos y personajes. Y me pregunté si, como tendemos a hacer cada vez más, había sido demasiado cínico con una película con tanto corazón.

Un segundo visionado me ha traído ciertas respuestas: sin lugar a dudas, el guión de Love Story es efectista, pero no por ello resulta menos efectivo. Incluye frases para el recuerdo tales como “Amar significa no tener que decir nunca lo siento”. ¿Que suena ñoña y anticuada? No os lo voy a negar. ¿Que me sigue pareciendo preciosa y muy justificable dentro de su contexto? Pues claro que sí.

Bajo lo que pudiera parecer una cursilería se esconde uno de los films más emotivos de la historia. Porque, aunque no os lo creáis, Love Story se estrenó hace la friolera de 48 años y sigue siendo tan buena como el primer día. Nominada a 7 Oscars (de los cuales ganó uno por los temas compuestos por Francis Lai, que tenéis que escuchar YA MISMO), se convirtió inmediatamente en un clásico, hasta el punto de abre sido referenciada en Los Simpsons (¿existe en la cultura pop algún triunfo superior a aparecer en Los Simpsons?).

¿Podrán Oliver y Jenny con lo que se les viene encima?

Además de por sus cualidades propias, la película destaca por haber iniciado un género propio que Hollywood ha exprimido hasta la saciedad: “Mira tú qúe mala suerte que nos queremos muchísimo pero la voy a palmar”. La fuerza del cariño, Bajo la misma estrella, Un paseo para recordar (esta última ni se esfuerza en disimular que es una copia mala malísima de Love Story) y muchas otras han adaptado ese mismo esquema con mejores o peores resultados, pero con el común denominador de que todas han ganado un pastizal.

Por eso, os animo a que recuperéis este peliculón de culto ahora que el clima anima a pasarse el domingo viendo dramones en el sofá. Recomiendo que la veáis con vuestra pareja para mayor catarsis; si no, abrazar al cojín también es muy reconfortante (doy fe de esto último). Eso sí, no hagáis planes para después porque las lagrimillas finales están casi aseguradas. Que el que avisa no es traidor.

About The Author

Un comentario en «Love Story: reivindicando la mejor película de domingo y manta»

  1. Hola, está claro que me has convencido, veré sin duda esa película aunque ya te adelanto que me tocará llorar a moco tendido.
    Javi suerte en tu carrera

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.