Una habitación propia está considerado uno de los textos básicos en el feminismo, al igual que su autora, Virginia Woolf. Este es un ensayo que utilizó la autora en una charla a la que tenía que asistir. Durante todo el libro nos va contando como se tuvo que enfrentar al tema que le habían propuesto: las mujeres y la literatura.

Uno de los principales problemas que tuvo la autora, y que aún tenemos actualmente, es que no se encuentran demasiadas narraciones sobre las mujeres en la antigüedad.

¿Por qué ocurre esto?

Una de las principales causas es porque estas mujeres no estaban en el punto de mira. En aquella época la situación de las mujeres era estar en la casa, cuidar de sus hijos, su marido y su propio hogar. No podían aspirar a mucho más, se tenían que conformar con ello. Si alguna se atrevía a escribir la tachaban de loca o de imprudente, de mala mujer. Otro de los casos era que por mucho que estas quisieran escribir no se las trataba en serio, se menospreciaban sus palabras por el simple hecho de ser del sexo contrario. No tenía valor lo que una mujer pudiese decir.

A esto hay que añadirle que, como hemos comentado antes, la mujer tenía una función fundamental la crianza y el cuidado. Se podría pensar que en algún momento podría sacar algo de tiempo para dedicarlo a la escritura. No era tan sencillo, este tipo de trabajo es a tiempo completo, apenas tenían tiempo de mucho más sin descuidar sus tareas.

Por ello, Virginia Woolf, habla de una habitación propia. Muchas mujeres que se decidieron dedicar  finalmente a la escritura no tenían un espacio propio, donde nadie les interrumpiera. Tenían que escribir a escondidas, cuidando de que nadie pudiera ver sus textos. Escribiendo en salas comunes, comedores abarrotados de gente charlando. Era muy difícil que en esas condiciones salieran grandes obras de arte, pero ahí está, por ejemplo, Jane Austen, que por imposible que parezca pudo hacerlo.

La mujer como personaje literario.

Por otro lado también tenemos el personaje femenino. Este estaba siempre ligado a la percepción masculina. Las representaciones femeninas eran escasas y en la mayoría de las veces como parte de una función típica. Siempre ejerciendo de esposa y madre. En la mayoría de los casos también escrito por hombres, estos tenían dos actitudes frente a las mujeres: las amaban o les tenían rencor.

Hay que tener en cuenta que estos personajes femeninos además de estar estereotipados no tenían relación con otras mujeres a parte de ser meros familiares. Las mujeres no tenían amigas como tal y si lo hacían, su tema de conversación giraba en torno a los hombres. Todo estaba en relación al género masculino. Una mujer era perversa si no hacía caso a un hombre, era maravillosa si le seguía el juego. Ellas eran simples adornos en sus historias, un personaje secundario perfilado pero no con profundidad.

¿Es necesario tener una habitación propia para poder escribir? 

Recuperando el tema de las escritoras, hay que tener en cuenta que la economía era muy importante. Cómo se deduce del libro de Virginia Woolf, en aquella época las mujeres necesitaban quinientas libras para poder dedicarse a la escritura. Pero no es solo el poder económico lo que las podía hacer libres. Sino también tener la capacidad de poder ver mundo, de disfrutar de la naturaleza, culturas distintas, lograr empaparse de la realidad para poder describirla después.  

Tal y como narra Woolf, las familias pudientes mandaban a sus hijos a estudiar al extranjero o ellos mismos podían permitirse un alojamiento con vistas a la ciudad. Estas oportunidades no se le daban a las mujeres, ellas debían casarse, no podían dejar que vivieran solas como unas cualquiera. Quién podría saber lo que harían con una mujer soltera en el extranjero.

A pesar de esto, las escritoras que podían dedicarse a ello no tenían mucha credibilidad. Muchas de ellas se tuvieron que esconder tras un seudónimo para poder escribir.

Me atrevería a decir que Anon, que escribió tantos poemas sin firmar, era una mujer” Virginia Woolf, pág 67.

Las escritoras en el canon literario.

Y es que Virginia Woolf tiene razón, ¿cuántos poemas y textos habrán escrito las mujeres y no lo sabemos? O simplemente, ¿por qué el canon literario está lleno de hombres? ¿Es que las mujeres no escribimos literatura de calidad? No, simplemente se nos ha ocultado durante muchísimo tiempo y a día de hoy se nos sigue dando menos reconocimiento que a los hombres.

En las escuelas se enseñan los textos que han marcado la historia, ¿pero cuántas veces nos han mostrado a escritoras? Muy pocas, una ínfima parte de toda esa literatura.

Un gran ejemplo de esto podrían ser las Sinsombrero, una generación de mujeres escritoras espectaculares, coetáneas a otros grandes escritores como todos los pertenecientes a la Generación del 27. Ese simple gesto de quitarse el sombrero, por lo cual se nombró a este grupo de artistas, significaba quitarse todas las responsabilidades de la época, dejar ese único papel de ser esposas y madres. La mayoría de los estudiantes españoles conocen a los integrantes de la Generación del 27 pero, ¿saben la existencia de estas mujeres? Probablemente no. El canon literario sigue ocultando a las mujeres, no se les da el lugar que merecen, siguen sin reconocer su valor literario.

Continuando con la poca visibilización de la mujer en la literatura, solo hay que fijarse un poco en las mesas de novedades de las librerías y los grandes centros comerciales. Hay una gran cantidad de hombres más que de mujeres. Por no hablar, por ejemplo, de la ciencia ficción, en esa sección es muy muy difícil encontrar escritoras. O en las mesas de fantasía. Sin embargo, en la sección de romántica, es donde más se encuentran. ¿Es que las mujeres solo sabemos hablar de sentimientos y relaciones amorosas? Obviamente no, pero la sociedad sigue pensando que la posición de la escritora está determinada a esa “sensibilidad femenina”.

Tal y como decía Virginia Woolf, tiene que pasar el tiempo, ya hemos logrado salir de la novela. Ahora también somos más visibles en otros géneros, aunque siga habiendo una mayoría masculina.

Estoy segura que poco a poco conseguiremos estar en igualdad de condiciones. Que dentro de poco el canon literario hablará de grandes mujeres como Margaret Atwood como uno de los referentes del género distópico justo al lado de H.G. Wells. Rupi Kaur como una de esas grandes escritoras que supieron plasmar toda la sociedad en pocos versos. Lograremos honrar los esfuerzos que tantas mujeres han llevado a cabo dándoles voz con nuestras palabras. Dejando que sean nuestras musas, inspirando nuestros corazones, que sus manos nos guiarán  dibujando las letras y que juntas escribamos los versos que cambien el mundo.

Démosle otros cien años, concluí, mientras leía el último capítulo -narices y hombros desnudos se mostraban sobre un cielo estrellado, pues alguien había abierto las cortinas del salón-, démosle una habitación propia y quinientas libras al año; permitámosla expresarse con libertad y dejar que fuera la mitad de lo que ahora incluye, y algún día escribirá un libro mejor.” Virginia Woolf (pág. 126)

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