Desde la Antigua Grecia de la mano de Sócrates, Platón y Aristóteles, navegando por la Edad Media vestida con los valores del cristianismo y las doctrinas neoplatónicas y aristotélicas, hasta asomarse a la Edad Contemporánea en el camino de las Revoluciones Científica e Industrial, dando la bienvenida a Freud, Ortega y Gasset y Marx: la filosofía ha estado vigente en la sociedad desde hace milenios, en su continuo intento de establecer como base existencial de la vida digna la razón. Pese al gran peso otorgado a esta disciplina por los más altos honores sociales y políticos en la antigüedad, dicha carga fue menguando con el avance del tiempo, hasta aterrizar en nuestro día de hoy. 

La filosofía se ha adueñado, involuntariamente, de una frustrante reputación como resultado de una colección de generaciones caracterizadas por la ignorancia, la inopia y la torpeza que hacen caso omiso a la persecución de la verdad y el saber, germinada por un solemne número de filósofos y filósofas de tiempos pasados. 

Pese a esta mala fama, lo cierto es que todo lo que nos acordona procede de esta doctrina: la filosofía es la diosa madre del conocimiento, el templo cuya estructura sostiene la posibilidad de los demás saberes y el esqueleto de las organizaciones colectivas, políticas, científicas, y un largo etcétera que da hogar a cientos de facultades que aletean gracias a ella. El recorrido que ha traficado el ser humano por los sinuosos capítulos históricos ha estado brutalmente influido por el desarrollo correlativo del pensamiento filosófico, respaldando este último a la sociedad en sus ininterrumpidos avances e innovaciones en poder de científicos, inventores, maestros o investigadores que reunían la erudición requerida para estimularse en teorías filosóficas y así progresar hacia un futuro colmado de novedades y bienes para el ser humano. En suma (y repetición), todo lo que nos envuelve como colectivo procede de la filosofía, o mejor dicho, del desarrollo de esta con la virtud el hombre emprendedor y cautivo de las distinguidas ramas del saber- todas ellas concebidas por las pericias del filósofo.

Para otear esto de manera más asequible, vamos a emigrar por el tiempo para ver cómo, cuándo y porqué se inauguró la cimentación de la sociedad como la conocemos hoy, a manos de la filosofía, y la repercusión de los pensamientos de los más sabios para aterrizar en las conclusiones que hoy conocemos como nuestro día a día. Las matemáticas, el arte, la religión, la política, y cientos de órdenes informativas socioculturales descienden de los filósofos que nos disponemos a atisbar a continuación. 

 

Del mito al logos: el nacimiento de la ciencia, la ética y la moral 

Con el inicio de la existencia, se observa el surgimiento de una gran dosis de interpelaciones entre ciudadanos relativas a la vida y todo aquello vinculado a ella. Aunque estas incógnitas se ahuyentaban con especulaciones religiosas, existía un minúsculo porcentaje de habitantes que no patrocinaban dichas hipótesis. Encontramos en esta coyuntura el momento en el que nace la semblanza de la filosofía. 

El primer pensador que supo dar forma al pensamiento racional para desprenderse de las interpretaciones mitológicas fue Tales de Mileto. Nacido en Mileto, polis griega de la costa jonia (actualmente Turquía), sus observaciones no coadyuvaron exclusivamente en el proceso de exposición de los juicios y teorías filosóficas, sino que también abrieron puertas en diferentes disciplinas como el sistema matemático, físico y geométrico. Al invadir el criterio desde el discernimiento la mente humana, se da nacimiento a nuevas teorías, argumentos y deducciones dimanadas de otros filósofos de renombre. 

Celebérrimos habitantes del mundo antiguo progresaron sus ideas, siguiendo los pasos de Mileto, para cultivar hipótesis. Pitágoras, por su parte, presentó unas reglas y porciones matemáticas basadas en la relación de gobierno desde los números a las formas e ideas, con el fin práctico de divisar la estructura del cosmos. Con sus teoremas, el pensador alumbró la posibilidad de descubrir y llegar a dar con los principios desarrollados en las proporciones (a2 + b2 = c2). Pitágoras anduvo también por un sin fin de ramas que influyeron, por ejemplo, la arquitectura clásica (pues sigue las proporciones pitagóricas, tanto a pequeña como a gran escala, para cimentar la estructura general).

No podemos hablar sobre la evolución de la filosofía sin aplaudir a Sócrates. Desde las escalinatas de la epistemología, Sócrates reflexionaba sobre el propósito de la vida, el bien, el mal, la moralidad y el conocimiento. Fallece en el año 399 a.C. tras ser condenado a muerte por (ser acusado por) polemizar las bases morales de Atenas. El legado de Sócrates sigue acechando la filosofía contemporánea, y ha servido de inspiración a innumerables filósofos que bebían de sus teorías para dar paso a sus propias meditaciones, como es el caso de Platón.

Este último desfila por las más altas cumbres de la filosofía, pues sus razonamientos epistemológicos explosionaron en la sociedad antigua. Para él, todo lo que percibimos de manera sensorial no es más que una sombra, copia e imitación del Mundo de las Ideas (conceptualmente hablando, ideas que residen en nuestra mente). Dicha teoría, bautizada como Teoría de las Ideas, fue figurada por el filósofo de manera visual con el mito de la caverna, donde se denuncia la ignorancia del hombre alejado del conocimiento y, por lo tanto, de la realidad.

Conforme dimana el hombre de los manantiales de la indiferencia, la filosofía le acompaña en el camino hasta llegar al día de hoy. Encontramos un punto de inflexión en la crónica de la filosofía en la Edad Media. El mundo medieval dio alas a un gran número de eruditos que enfrentaron las ya desarrolladas ideas de los filósofos predecesores con sus raciocinios.

 

La relación de amor-odio entre la filosofía y religión que la atmósfera medieval atestiguó 

Destacamos el caótico y embrollado dominio religioso en esta nueva era del avance filosófico. San Agustín de Hipona, cuya especialidad se contextualiza en la ética desde el platonismo cristiano, subraya que Dios no es la causa del mal debido al libre albedrío de cada individuo. En algunas de sus obras como ‘Confesiones’ o ‘Sobre la ciudad de Dios’, Hipona argumenta sobre la conducta del hombre en un mundo sin mal o la explicación de los males naturales. 

 

Boecio, Avicena, San Anselmo… desciframos un gran paréntesis de eruditos que permitieron volar a sus preocupaciones de religión, metafísica o epistemología, para dar paso a otros dinámicos sabios con intelectuales planteamientos que conforman los diccionarios de filosofía medieval.

La raíz de la libertad se encuentra en la razón. No hay libertad sino en la verdad’ acentuaba Santo Tomás de Aquino, metafísico con valores cristianos (e influencia aristotélica) para discutir sobre la curiosa manera en la que la mentira esclaviza al ser humano. Paladín de la existencia eterna del universo, el italiano, nacido en Roccasecca en 1225, estableció numerosas teorías acerca de la defensa de la Biblia, pues se afincaba en la negación de la contrariedad de la religión y la filosofía (de nuevo, observamos como la fina línea entre ambas se vuelve más borrosa, pese a la evolución formulada por abundantes pensadores que no creían en Dios).

 

El Renacimiento: la renovación de una generación carbonizada a través del conocimiento y la razón

 

En el Renacimiento ponemos fecha a la aparición del racionalismo, y es que este momento de trascendente carga cultural y artística no supuso menos para la filosofía que la aparición de nuevos sabios que aportaron voz al poblado. 

Francis Bacon categorizaba la filosofía de la ciencia desde el empirismo para argumentar que el conocimiento es poder. El londinense también trataba la subordinación de las leyes formuladas cada vez más generales. Observamos aquí las primeras proclamaciones de un método científico que sería tratado posteriormente por más filósofos y cuya importancia en nuestra sociedad es crucial.

Surgen aquí las primeras pinceladas de René Descartes en el lienzo filosófico. De sus labios salió la icónica frase, referente para muchos, antes y después en la vida del filósofo, ‘pienso, luego existo’. El pensador, nacido en 1596, dio lugar al Método Cartesiano, creado para investigar en la verdad. 

Locke también merece un honor especial por sus aportaciones al empirismo de la conocida como Edad de la razón. Desarrollando el juicio de las ideas innatas, rebate la poca concordancia con nacer con un número de ideas universales cuyo concepto reside en nuestra consciencia, como declaraban los racionalistas. Además de esta teoría, el autor escribió sobre la mente humana y el lenguaje. Muchos filósofos y psicólogos posteriores han buceado en los estudios de Locke para investigar acerca del ser humano y su conducta.

 

La edad de la Revolución: los primeros acercamientos a la armadura política actual

Acercándonos más a nuestra sociedad actual, nos topamos con pensadores cuyas dudas y cuestiones se aplican en la maqueta política. Voltaire se burla de la certeza pues razona acerca del desconocimiento humano sobre cómo alcanzar dichas verdades, y Hume premia a la costumbre como la gran guía de la vida del hombre, pues los juicios del ser humano no pueden ser empíricos si se carece de un fundamento racional que sea concebido. 

Rousseau, filósofo ginebrino, planea sobre los amplios cielos de la educación, política y leyes para aplicar la teoría del contrato social. En sus obras principales se observa la naturaleza desde la posición artística del movimiento romántico, ya que las descripciones visionadas por el sabio se corresponden con la manera de reflejar el mundo de los artistas de esta corriente. Otro de los datos más destacables del impacto del filósofo es que la Revolución Francesa tuvo su origen y estallido bajo el discurso de Rousseau sobre la injusticia del gobierno rico. 

Recalcamos ahora al que firma bajo el nombre del padre de la ciencia económica moderna: Adam Smith. Innovador y extraordinario, el intelectual es considerado uno de los economistas más importantes de la historia, sino el que más. En su obra, dictó algunos de los exámenes de la filosofía política cuya trascendencia ha saltado directamente hasta el día de hoy. Frecuentando conceptos como la economía de mercado, el negocio, el comercio y la necesidad humana de estas dos últimas acciones, Smith disculpaba al hombre como ‘un animal que negocia’. Mencionaba el escocés en sus párrafos la magnitud del mercado en la multitud, para procrear una sociedad equitativa. El legado del filósofo ha viajado hasta nuestra economía actual, siendo él mismo originario del concepto de mercado como algo más que un lugar tangible.  

El idealismo no murió en esta etapa pues Kant (1724, Königsberg) se encargó de, trascendentalmente, dar cabida a sus preocupaciones relativas al tiempo, la conciencia, la ciencia, lo incognoscible y el entendimiento. Hegel, idealista alemán, también dedicó su esfuerzo intelectual a intentar explicar diferentes cambios (como por ejemplo, la transformación social que sufrió Estados Unidos desde su independencia) como desarrollo del espíritu. 

Para dar fin a este capítulo histórico, introducimos a Karl Marx: su escultura como máxima expresión del comunismo tuvo un fuerte impacto en las masas. Los valores de la burguesía fueron estudiados por Marx, a la vez que la formación de clases y el poder político. Gracias al ‘Manifiesto Comunista’, la economía dio un gigantesco paso causado por el camino a la revolución social implantado por Marx.

 

Filosofía moderna: la coronación de la doctrina como diosa del conocimiento

 

Friedrich Wilhelm Nietzsche

Retratamos varios filósofos sometidos a las fórmulas y esquemas de la filosofía medieval para dar vuelo a nuevas teorías y razonamientos en la Edad Moderna. Resumidamente, Nietzsche escribe sobre el existencialismo en sus obras principales; Husserl se mueve por los campos de la fenomenología para marcar el límite entre experiencia y ciencia; Albert Einstein trabaja la teoría de la relatividad y se suceden numerosos acontecimientos respaldados por entradas de pensadores anteriores. 

En lo referente a la filosofía en el marco castellano, nombramos a Miguel de Unamuno, poeta y novelista que también se alzó con el diploma de filósofo al reflexionar acerca del sufrimiento humano en la rama de la ontología. Muy importante es también Ortega y Gasset, madrileño que dio tinta a ‘Meditaciones del Quijote’ y ‘La rebelión de las masas’, de 1914 y 1930 respectivamente, donde volteaba alrededor de la circunstancia individual del hombre como concepto de energía vital.

 

Nuestro día de hoy: la educación como viva imagen de la ignorancia 

 

Prepondera en nuestra convivencia como colectivo social un severo contraste entre la sensatez concurrida por el interés y apego social hacia esta doctrina detonada en párrafos históricos anteriores y el poco aprecio común hacia la estructura desfavorecida de la filosofía que el siglo XXI se ha encargado en deslustrar.

Pero ¿a quién hay que culpar por esto? ¿Por qué la filosofía está tan ausente en la mente de la humanidad, jóvenes y adultos? ¿Qué ha pasado? 

Cierto es que la educación es un factor crucial en la decadencia de la filosofía. Si bien hace varios siglos la filosofía era considerada materia primordial y enseñada constantemente, en nuestro episodio vital no estamos avezados a estudiar, analizar y pesquisar los métodos por los cuales los filósofos que perfilaron un antes y un después en la historia lograron revolucionar aquellos tiempos e instaurar como pilar fundamental de la política, la historia, la ciencia y la ética un discurso generado por el conocimiento y la razón. 

En el año 2013, la Ley Wert dio paso a la revocación de la obligatoriedad de esta materia en segundo de Bachiller, cursando el alumno de otra modalidad distinta a Humanidades o Sociales únicamente un curso de Filosofía durante su formación académica. Dicha decisión, respaldada por el PP, generó gran controversia entre los profesores de dicha asignatura, los cuales defendían su permanencia en las aulas de todos los institutos españoles. 

Para hablar sobre la importancia de la filosofía en la educación con el objetivo de concluir en un criterio que nos aleje del adoctrinamiento, desde Código Público hemos contactado con dos mujeres, madrinas del pensamiento filosófico en su propia vida y en la formación de los demás, con capacidad suficiente para evaluar sus experiencias desde los ojos de la filosofía. 

 

Esther Sánchez Pérez: ‘La tragedia tiene una gran belleza, porque con el dolor también se aprende mucho

 

‘Empecé a mostrar interés en la filosofía cuando la cursé por primera vez, que era tercero de BUP, el equivalente a primero de bachiller actual. Tenía dieciséis años. La filosofía me interesó por varias circunstancias: primero, por la edad. A los dieciséis años es cuando un adolescente despierta a las preguntas existenciales: la realidad, los sueños, la verdad, la existencia de Dios, el más allá, el alma… Preguntas características de la adolescencia.’ Esther Sánchez Pérez, profesora del Instituto de Educación Secundaria Francisco Ros Giner, se sienta con nosotros para comentarnos su recorrido como filósofa.

Aparte de eso, se dio una circunstancia ambiental. Yo tenía una beca, una muy interesante en ese momento. Me habían mandado a Cáceres a estudiar. Venía de un pueblo muy pequeño, de escuela rural. Me encontré que la universidad laboral de Cáceres, como todas las de la época, era creación franquista. Franco las había creado para que los hijos de los obreros que tenían muy buenas notas sin dinero pudieran continuar sus estudios. Pero, al morir Franco, vino a la universidad Don Andrés Sánchez Pascual, traductor de las obras de Nietzsche y decano de la universidad. Con su llegada, le vio un ambiente a la universidad muy intelectual, filosófico… vinieron profesores del exilio con el objetivo de deshacerse del ambiente franquista de la universidad.’

Licenciada en Filosofía, Esther recuerda su pasado para novelar cómo comenzó a interesarse en la materia. Además de las inquietudes y ganas de conocer que poseía desde pequeña, nos cuenta cómo el contexto histórico de su formación académica condicionó sus inicios en la asignatura: ‘Nunca, antes de cursar la materia en los años en los que está establecido su aprendizaje, había investigado filosofía por mi propia cuenta. Estaba en un pueblo muy pequeño. Allí, menos curiosidad intelectual, había de todo.’

Cabe subrayar también la situación de España por aquel entonces, la cual no era muy favorable para la educación. ‘Tenía profesores del franquismo. Estaba prohibido decir la palabra ‘rojo’, a la hora de preguntar por el color, se debía decir ‘encarnado’. No teníamos una formación apropiada a nuestra edad.’

Pese a estos acontecimientos, la abulense nos habla de lo que supuso para ella mudarse para estudiar Filosofía: ‘El ambiente no era propicio hasta que llegué a la universidad, donde todo cambió para mí. Eran profesores muy vinculados a la transformación, y recuerdo que los becados estábamos internos en residencias que tenían salas de estar donde solo se escuchaba canción protesta. Todo eso me conmovió y removió mis cimientos.’

 

Para hablar sobre el impacto de la disciplina en su vida, Esther se abre y confiesa la importancia del propósito filosófico en los momentos más arduos de su vida: ‘La filosofía me ha ayudado mucho a la hora de afrontar mi vida. Yo entiendo, como Nietzsche o como Ortega, la vida como un drama, una tragedia. Continuamente tienes dolor al igual que alegría. Todo se agita y todo cambia. La filosofía sirve para desdramatizar las situaciones más difíciles y pensar con realismo, para hacerte cargo de que la tragedia tiene una gran belleza, porque con el dolor también se aprende mucho.

 

Para el alumno, es muy bonito cuando entiende algo en el fondo. Es la apertura a un mundo brillante. Tiene mucho encanto.’

 

Tutora de una abrumante cantidad de investigaciones premiadas llevadas a cabo por alumnos, al ser preguntada por la circunstancia actual de la educación filosófica, Esther cita a Epicuro: ‘Dice Epicuro que nunca se es demasiado joven para empezar a estudiar filosofía. Creo que cada edad tiene necesidad de unos recursos diferentes para acercarse a la materia. Los niños pueden dar un tipo de filosofía para estimular la imaginación, curiosidad, y hacerse preguntas, porque eso es filosofía; muchas veces tiene más que ver con la pregunta que con la respuesta.’

 

Esther Sánchez, citada para manifestar su visión global sobre esta disciplina

Más mayor, en la edad de ESO, la filosofía es muy necesaria para que les ayude a entender lo que leen. Uno de los fallos es que los alumnos no saben lo que leen. No entienden absolutamente nada de lo que leen, es como si fueran minusválidos, no pueden procesarlo todo. Considero que en Filosofía, como clasificadora de los conceptos, de las ideas, muy muy precisamente, se debería enseñar a leer, a entender, y a razonar.’

 

Posteriormente, la originaria de Langa sigue con esta línea conceptual de aprendizaje, centrándose en los dos últimos años de educación en el instituto: ‘En bachiller, una vez dado lo anterior, se deberá enseñar contenidos propios de la materia: conocer filósofos, la historia de la filosofía, metafísica, ética, política, estética… todas las ramas. Hay que empezar antes a razonar, a llevar un pensamiento donde se sigan los datos de otros hasta llegar a una conclusión, a entender los datos de partida.

Finalmente, Esther habla sobre la importancia de aprender a pensar para una florecer hacia una evolución correcta: ‘Para un alumno, es muy bonito cuando entiende algo en el fondo. Es la apertura a un mundo brillante, tiene mucho encanto. Debería ser siempre así la educación, no sólo en filosofía, sino en todas las materias. Hay que enseñar a razonar con corrección, y entender las cosas de forma abstracta y de forma organizada, para que su mente se forme correctamente.’

 

Alba Gea García: ‘La filosofía va a servir como base en toda actuación que se lleve a cabo en el mundo’

 

Una de las peculiaridades más llamativas de la filosofía es la docencia e instrucción: Sócrates fue maestro de Platón,  Platón fue maestro de Aristóteles… y así, descendiendo. Alba Gea García, estudiante de Filosofía y Ciencias Políticas, se refiere a Esther Sánchez, su profesora de la asignatura de estos últimos años, como modelo a seguir por el impacto que ha tenido en su trayectoria: ‘A los dieciséis años, gracias a mi profesora de filosofía de primero de bachiller (mencionada y entrevistada arriba), me volqué en esta asignatura, porque abrí los ojos y me di cuenta de que nada de lo que tenía alrededor era como pensaba, abandoné mi conformismo con lo que me rodeaba y adopté una postura crítica que me hizo seguir indagando en los océanos de la filosofía.

Al preguntarle sobre su pasado con la materia, Alba confiesa la poca información que había recibido de la disciplina: ‘No conocía de su existencia. Es cierto que había mostrado interés en asuntos relacionados con esta, como es la política, a raíz de estudio de la historia; y comencé en años anteriores a filosofar sobre cuestiones que me concernían a través de pequeños ensayos que escribía simplemente para mí, sin ser consciente de que estaba comenzando a florecer en mí este espíritu filosófico.

Aunque la situación laboral de la carrera de Filosofía es un poco cruda, la joven estudiante explica que a la hora de decidirse por este camino fue fiel a sus sentimientos, ya que se siente llena al estudiarla. ‘La filosofía es una de las pocas disciplinas actuales que te obliga a “desaprender” lo que ya hay en ti, para emprender el verdadero camino del conocimiento. Esto es lo que amo de la filosofía, la capacidad de comprensión, y también cómo abre los ojos para ver el mundo cómo realmente es, y para darte cuenta de lo minúsculos e ignorantes que somos. Te permite salir de la burbuja que se crea en la educación convencional considerando que el ser humano conoce la totalidad, y darte cuenta de que el conocimiento humano es muy limitado, y que desconocemos prácticamente todo’ relata Gea.

Alba Gea concediendo la entrevista

Para referirse a la educación, la universitaria clarifica que para ella ‘esta doctrina aporta cosas imprescindibles para cualquier persona que quiera hacer real uso de su razón; hace a la gente crítica con lo que le rodea, lo que les permite salir de su burbuja y no ser maleables. La filosofía permite tener un criterio y pensamiento propio, característica indispensable que deberían tener todas las personas, independientemente de la disciplina que estudien.’ 

Al concluir la entrevista, Alba defiende que ‘la filosofía va a servir como base en toda actuación que se lleve a cabo en el mundo’ debido a que la disciplina filosófica permite tener un criterio propio que desemboca en el no ser adoctrinado. 

Con tan solo 18 años, cabe destacar que la futura filósofa cuenta ya con el honor de haber ganado, junto a sus compañeras de trabajo, un Premio IRIS, desde la Universidad de Murcia. 

 

Para concluir este catálogo de esquemas mentales, teorías con miles de años de antigüedad y nutritivas experiencias como si de películas se tratase, me gustaría hacerle una pregunta a usted, lector. A pesar del asegurado dolor de cabeza que le han generado mis palabras, quisiera interrogarle ahora. Dígame… ¿qué acaba de leer? ¿El nombre de varios hombres muertos que no había escuchado hasta ahora, cuyo impacto en su vida interna se mueve entre los valores de cero… o los pilares de todo lo que hoy en día reúnes al decir la palabra ‘mundo’?

Hasta que todas las mentes no vean lo que se abraza entre los puntos suspensivos y el signo de interrogación de la pregunta que propongo, la filosofía estará encerrada. Encerrada en los libros, en las formulas matemáticas y en las clases de bachiller. Encerrada en la ignorancia.

¿Cuándo nos vamos a dar cuenta…?

¿Cuándo?

 

 

Agradecimiento especial a Esther Sánchez Pérez y Alba Gea García por perder tantas horas en este artículo, y al resto de personas que este último año me han hecho salir de la caja para aprender,

concretamente,

otras teorías filosóficas de sabios no tan lejanos en el tiempo. 

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5 comentarios en «Si la sociedad fuera un muro, la filosofía sería ladrillo… y la educación, bola de demolición»

  1. Interesante reflexión sobre la necesidad de la Filosofía en la educación y en la vida, resumiendo de forma muy amena la historia de la Filosofía en un momento histórico en el que las humanidades están tan desprestigiadas, dejándonos una pregunta al final del artículo para hacernos pensar.

  2. Gran reflexión sobre la importancia de la filosofía. Coincido que es necesaria para todo tipo de sociedad. Ayuda a aprender a pensar y a saber expresar lo que uno razona en su mente. Hoy día hay mucha gente que no sabe expresar lo que siente ni lo que piensa. Por eso hay tanta ambigüedad.
    Enhorabuena, Miguel.

  3. Miguel enhorabuena por tu artículo no se si sera filosofía lo que nos hace falta a esta sociedad pero esta claro que a cualquier edad hace falta entender bien sigue asi un abrazo

  4. Brillante reflexión sobre la importancia de la Filosofía en la educación y en vida de las personas. Efectivamente, la Filosofía aporta las herramientas de pensamiento crítico que evita el adoctrinamiento. Al final de la reflexión, nos deja la pregunta clave.
    Enhorabuena Miguel.

  5. El tipo de frase gramatical que constituye el título del artículo y el modo en que aparecen los tiempos verbales, ya nos adentra en el mundo de los conceptos, de las ideas, de la abstracción, del territorio propio de la Filosofía: lo irreal, lo simbólico, lo conceptual, lo hipotético, la propia esencia de las cosas.
    Es innegable la aportación de la Filosofía a la evolución de la humanidad. El maltrato al que está siendo sometida en el ámbito académico, al igual que el resto de las Humanidades, podría ser el origen, o al menos tener algo que ver, con algunos de los comportamientos sociales que vienen ocurriendo últimamente y que tienen difícil explicación o directamente no la tienen, aunque algunos de ellos no sean nuevos.
    ¿Es posible establecer alguna relación o vínculo de dichos comportamientos con el recorte curricular de la enseñanza de la Filosofía y de las Humanidades en general?
    Gran alegato e interesante propuesta reflexiva sobre el papel de la Filosofía, más allá del ámbito académico. Enhorabuena, Miguel.

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