Domingo 31 de enero, El Cairo. Esa es la fecha y lugar que la selección española de balonmano tiene entre ceja y ceja. El combinado dirigido por el gerundense Jordi Ribera tratará de mejorar la categoría obtenida en 2019, donde se logró el séptimo puesto. Resulta una tarea necesaria alcanzar una mejor calificación, pues los “Hispanos” parten como uno de los grandes favoritos tras el éxito conseguido en el Campeonato de Europa del año pasado, en el cual los nuestros alcanzaron el oro después de derrotar a Croacia por 22 goles a 20.

La selección ha comenzado el campeonato con dudas. La primera jornada se saldó con un empate ante Brasil gracias al gol en los últimos segundos de Raúl Entrerríos. Más adelante, una victoria ante Polonia arregló las cuentas de España, que marcha líder de su grupo con 3 puntos.

 

¿Cómo afronta España el torneo?

Como siempre, España adolece de lanzamiento exterior, basándolo todo en su juego combinativo. Siguiendo esta línea, la selección tendrá que hacer frente a una baja delicada, la de Julen Aguinagalde. El pívot de 37 años no acudirá a la gran cita mundialista, ya que Ribera ha decidido incluir en su lugar a Rubén Marchán, el cual, a pesar de su talento, no cuenta con experiencia en grandes torneos, y que acompañará a Adriá Figueras en un puesto esencial para el sistema de juego español.

Por otra parte, los extremos serán claves en el éxito que logre España. Ferrán Solé, Ángel Fernández, Aleix Gómez y Aitor Ariño destacan por su capacidad resolutiva de cara a puerta, ayudando al equipo a potenciar las fuertes transiciones defensa – ataque que tanto favorecen a la selección.

Otro de los puntos fuerte de este equipo está en la portería. Tras la retirada de Arpad Sterbik (portero titular de España en la victoria mundial de 2013 y la europea de 2018), Gonzalo Pérez de Vargas y Rodrigo Corrales han demostrado una compenetración que resultó fundamental en el éxito de los nuestros el pasado 2020. A ellos se suma el joven Sergey Hernández, guardameta del SL Benfica que debutará por primera vez con la selección absoluta.

 

¿Histórico Entrerríos?

Lograr el pase a la final sería un éxito para el combinado nacional, pero especialmente para Raúl Entrerríos. El capitán de los “Hispanos” alcanzaría la cifra de 280 encuentros defendiendo la camiseta de la selección en caso de llegar al último encuentro del torneo. Este número es especial ya que fue la cantidad de choques que disputó David Barrufet a nivel internacional y que le convierten, por el momento, en el jugador con más partidos en la historia de la selección.

 

Raúl Entrerríos celebrando un gol con la camiseta de la selección. Fuente: lavozdeasturias.es

 

Las grandes favoritas

Además de España, varias selecciones parten como favoritas para alcanzar la cima mundial.

En primer lugar, Francia. Los galos buscarán su séptimo campeonato del mundo, siendo el país que más veces ha salido victorioso, la última de ellas, en 2017. Para conseguir este hito, nuestros vecinos tendrán que paliar en la medida de lo posible la ausencia de su mayor icono, Nikola Karabatic. Jugadores como Luc Abalo o Michaël Guigou deberán dar un paso adelante.

Los vigentes campeones, Dinamarca, se prestan como claros candidatos. Liderados por un Mikkel Hansen que viene de ser MVP y máximo anotador del último torneo, los daneses quieren llevarse su segunda corona.

Otras de las candidatas para alzar el trofeo el próximo 31 de enero son Noruega y Croacia. Los primeros quieren quitarse ese calificativo de subcampeones que vienen adquiriendo en los últimos años, tras las medallas de plata obtenidas en los mundiales de 2017 y 2019, y en el Europeo del año pasado. Por su parte, Croacia tratará de ganarlo por segunda vez, repitiendo la hazaña del 2003.

Sin duda, será un Campeonato del Mundo donde esperemos que nuestros “Hispanos” acaben conquistando el ansiado oro.

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