Han pasado diez años desde la última vez que un español tuvo opciones de llevarse el Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Diez años desde la última vez que un asturiano vestido de rojo mantuvo a España pegada a la televisión un domingo por la tarde esperando un tricampeonato que no llegaría. Aquellos años nos malacostumbramos a ver como llovían podios cada fin de semana, sin darle el verdadero valor que merecían. Una década después, estamos a un paso de volver a cometer el mismo error.

Parece que hemos olvidado muy pronto aquellos años en los que quedar séptimo era una victoria y en los que un podio dependía de una carrera loca. Y es que, desde 2014 no volvimos a ver a un español entre los tres primeros hasta que lo hiciera Carlos Sainz en el Gran Premio de Brasil de 2019. Desde entonces, han llegado más podios esporádicos, como el de Fernando Alonso en Qatar o los de Carlos Sainz con Ferrari. Sin embargo, esta temporada es diferente.

El cambio de reglamento ha dado un vuelco a la parrilla y ha situado a Ferrari en los más alto hasta el momento. Esto coloca tanto a Charles Leclerc como a Carlos Sainz en una gran posición para luchar por el Campeonato del Mundo y, por lo tanto, para mantenerse de forma regular en posiciones de podio. Hasta el Gran Premio de Australia de hace dos semanas, el piloto madrileño había cosechado tres podios consecutivos (si sumamos también el logrado en Abu Dhabi en 2021). A pesar de ello, parece que estos podios no tienen valor alguno. Y es cierto, Leclerc ha conseguido dos victorias en lo que llevamos de año mientras que Carlos todavía estaba haciéndose al monoplaza. Pero también es cierto que no pudimos ver el ritmo real de Carlos Sainz en Australia después de la desafortunada clasificación, que le relegó a la novena posición de parrilla.

Nos estamos volviendo a malacostumbrar. Y por una parte lo entiendo. No nos vale con quedar terceros o segundos. Queremos ganar. Y más cuando ves que tu compañero de equipo ha subido a lo más alto del podio en dos de las tres carreras de este 2022. Pero si alguien puede revertir esta situación, ese es Carlos Sainz. Ya lo demostró después de su mala temporada en 2018 con Renault, fichando después por McLaren y haciendo la mejor temporada de su carrera, la cual le acabó catapultando a Ferrari.

Se está iniciando un proceso de deslegitimación de podios muy peligroso. Y es que este cuento ya nos lo sabemos. Sainz no estará toda la vida en Ferrari, así como Ferrari no dominará el resto de la historia de la Fórmula 1. Y cuando eso ocurra, echaremos de menos estos podios y recordaremos estas temporadas como “los años dorados de la Fórmula 1”, tal y como hacíamos entre 2014 y 2019, recordando los años pasados de Fernando Alonso en Renault, McLaren y Ferrari.

Disfrutemos del momento. En un deporte tan internacional como es la Fórmula 1, donde es extremadamente difícil conseguir un asiento, tenemos a un asturiano que es bicampeón del mundo y a un madrileño que tiene una gran oportunidad de serlo. Disfrutémoslo, no vaya a ser que nos arrepintamos después…

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