El pasado miércoles, los servicios médicos del Real Zaragoza detectaron un problema de salud de Raphael Dwamena. Sin entrar en muchos detalles, se concluía que esa afección le impide, al menos por el momento, la práctica deportiva. El club hacía pública así una noticia de la que se ha hecho eco todo el fútbol español y, en particular, la Segunda División. Durante esos días se sucedieron mensajes de clubes, medios de comunicación, jugadores y aficionados en señal de apoyo al delantero ghanés.

UN PROBLEMA CARDÍACO

Aunque, como decimos, el Real Zaragoza no concretó la enfermedad al dar la noticia, pronto se ligó esa incompatibilidad para la práctica deportiva con las afecciones cardiacas que presuntamente padece el jugador desde hace ya tiempo. Dwamena, que es propiedad del Levante y que está cedido actualmente en el club maño, ya vio frustrado su fichaje por el Brighton inglés en verano de 2017. Aunque el Levante acabaría fichando al delantero por más de 6 millones de euros el verano siguiente, cabe señalar que Raphael lleva implantado un holter –un dispositivo que permite tener un registro continuo de la actividad cardiaca–.

Este nuevo diagnóstico desde Zaragoza es una muy mala noticia para Dwamena, tanto en lo profesional como en lo personal. Y es que, salvo una improbable segunda –o, más bien, tercera, cuarta o quinta– opinión, o un paso por quirófano salvador, el jugador podría estar abocado a la retirada con apenas 24 años. Efectivamente, es un duro golpe para el jugador, el vestuario, el club en el que juega a préstamo y también el club al cual pertenecen sus derechos.

Fuente: pixabay.com

En los días próximos a la publicación de esta noticia, me han surgido dos reflexiones:

FALTA DE SENSIBILIDAD

La primera tiene que ver con la frivolidad con la que se llegan a tratar situaciones de este calado. Tanto desde los medios de comunicación como conversando con otros aficionados sobre el tema, en muchas ocasiones parecía que, por encima del drama personal, lo más importante eran los detalles contractuales de la cesión: ¿No tendremos que pagarle la ficha al Levante, no?; ¿Podemos devolverlo durante la temporada? O la posibilidad de acudir al mercado de fichajes para sustituir su baja, que ya se da por hecha: ¿Hay que esperar al mercado de invierno o podemos fichar ya a alguien?; ¿Tienen que ser jugadores del mercado del paro? Sensibilidad cero.

No voy a ser yo quien diga que creo firmemente que Dwamena volverá a jugar en las próximas semanas porque estaría mintiendo. Pero tampoco voy a adelantarme a ningún acontecimiento. Ojalá el jugador resuelva sus problemas de salud y pueda desarrollar una prolífica y extensa carrera deportiva. Si lo hará o no, hoy no lo sabemos, pero está fuera de lugar hacer cábalas con la salud de un jugador, continuar indagando en su situación médica o hacer públicos más detalles de su historia clínica de los que él desee mostrar.

El Real Zaragoza ya ha salido al paso para frenar este tipo de reacciones, con un comunicado en el que “lamenta la falta de sensibilidad y consideración personal de quienes no han entendido los límites de la intimidad” y exige “el máximo respeto hacia la persona, su intimidad y la atención a los derechos elementales”. De la misma manera, el entrenador del Real Zaragoza, Víctor Fernández, en su última rueda de prensa hizo hincapié en que lo más importante es la persona, salió en defensa del jugador al ser preguntado sobre futuribles fichajes que podrían sustituir a Dwamena e insistió en que Raphael es dueño de su información personal.

Fuente: realzaragoza.com

DETECCIÓN TEMPRANA Y MUERTE SÚBITA DE DEPORTISTAS PROFESIONALES

El segundo pensamiento tiene que ver con la detección temprana de este tipo de enfermedades. Y es que los problemas cardiovasculares ocupan un lugar protagonista como causa de fallecimiento de deportistas profesionales. Lees el comunicado y lo primero que te viene a la cabeza son episodios pasados de muertes súbitas en el fútbol. Porque, lamentablemente, en los últimos años hemos sufrido muchas pérdidas repentinas a causa de afecciones de este tipo. La última fue la del capitán de la Fiorentina, el central Davide Astori. Y también podría mencionar a Marc-Vivien Fo, Miklos Feher o Pedro Berruezo, pero me dejaría algún caso con toda seguridad… Hoy querría destacar los dos casos que todos los aficionados españoles tenemos en la cabeza: Antonio Puerta y Dani Jarque.

El sevillista Antonio Puerta se desplomó sobre el césped en la primera jornada de la Liga 2007-2008 y falleció dos días después, en el hospital Virgen del Rocío, tras haber sufrido múltiples paradas cardiorrespiratorias. El emblemático canterano, cuyo gol en la prórroga de la vuelta de las semifinales frente al Schalke 04 dio el primer pase a una final de Europa League al Sevilla, fallecía así repentinamente a los 22 años. El sevillismo le recuerda permanentemente, coreando su nombre en el minuto 16 de cada partido, con un mural en la puerta 16 del Ramón Sánchez Pizjuán, con una estatua en su Ciudad Deportiva, con un trofeo con su nombre…

Poco después, en 2009, fallecía Dani Jarque, en la habitación de una localidad florentina donde el Espanyol estaba realizando su pretemporada. A los 26 años, Jarque había alcanzado ya el rol de capitán de su equipo, estaba en el mejor momento de su carrera y, como canterano perico, era un referente para todos los jóvenes espanyolistas. Hoy, la afición sigue coreando su nombre en el minuto 21, retiró su dorsal –aunque ahora está reservado para canteranos que llegan al primer equipo (actualmente lo lleva Marc Roca)–, tiene una estatua a la altura de la puerta 21 de Cornellà-El Prat… Dani Jarque incluso será recordado siempre que rememoremos el gol de Iniesta en la final del Mundial de Sudáfrica.

Fuente: elpais.com

Pero no queremos más “mártires” ni «símbolos», ya tenemos demasiadas estatuas, nombres de complejos deportivos y cánticos en los minutos de sus dorsales. La detección temprana puede evitar desenlaces tan trágicos como los mencionados. Pero no es tan fácil anticiparse. A veces es inevitable y en el caso de Dani Jarque los médicos señalaban que era uno de los más fuertes en las pruebas de resistencia. Al fin y al cabo, en muchos casos, se trata de jugadores muy jóvenes y en su pico máximo de forma. Es muy difícil diagnosticar si no hay síntomas concretos, como ocurre con las cardiopatías congénitas o las hereditarias, que son las principales causas de muerte súbita en deportistas menores de 35 años. En esta ocasión, Dwamena sí parece tener un diagnóstico claro. Ojalá pueda volver a competir con plenas garantías pero, si no lo hace, como mínimo, se habrá evitado otro posible episodio traumático en un campo de fútbol.

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