El pasado domingo 28 de junio, miles de personas, desde cada rincón del mundo, alzaban su voz en favor de la igualdad, de la libertad, del amor y del respeto. Celebraban así el día del Orgullo Gay, este año sin carrozas, ni grandes festejos, pero más conscientes que nunca de la importancia de reivindicar unos derechos, que se abren un camino cada vez más amplio entre las leyes y la sociedad. Este camino, sin embargo, no ha hecho más que comenzar.

El mundo del deporte también ha querido  apoyar al colectivo LGTBI+. Las muestras de apoyo de los clubes han inundado las redes sociales. Un claro ejemplo es el de la WMBA que desde 2014 celebra el “WMBA Pride”. Este año tras la suspensión de la liga, la celebración no ha sido posible pero han querido continuar su campaña vía redes. Un ejemplo aislado entre miles de muestras de apoyo.

¿Cómo es ser deportista profesional y miembro del colectivo LGTBI+?

Miedo a la descalificación dentro y fuera del vestuario. Miedo a ser juzgado por quién eres y no por tus logros. Miedo al rechazo. El miedo sigue lastrando a los deportistas de élite cuya vida privada está constantemente en tela de juicio.

Según un estudio realizado en 2019 por Humans Rights Compaing, más del 70% de los deportistas pertenecientes a la comunidad LGTBI+ lo ocultan a sus compañeros y entrenadores. La cultura machista sigue existiendo en el mundo del deporte que sigue ligado a la idea de masculinidad. Temas como la homosexualidad siguen siendo tabús y otros como la transexualidad ni si quiera obtienen una  respuesta clara.

El cambio ha de partir de los aficionados. Los gritos como “maricón” siguen usándose de forma despectiva en muchos estadios, sin represalia alguna. Los insultos xenófobos, sin embargo, son condenados con la suspensión temporal de público. Ahora el Senado pide lo mismo para los comentarios homófobos, solicita actualizar la Ley de Deporte 1990 asegurando la protección del colectivo.

Entre los ejemplos más recientes los insultos homófobos hacía el jugador del Betis, Borja Iglesias, tras pintarse las uñas de negro como reivindicación de los derechos de las personas negras. O la respuesta de un aficionado en Twitter en la publicación que hacía el club Celta de Vigo para apoyar el día del orgullo. “Cuando acabará esta tonta moda?’” comentaba el aficionado, a lo que el club respondía “¿La de reivindicar la igualdad y el respeto? Esperemos que nunca»

Los secretismos siempre han rodeado la homosexualidad en el deporte, pero no debemos  olvidar que la falta de  visibilidad no significa que no existan deportistas LGTBI+. Algunos  han decidido ser valientes, entendiendo la injusticia de la expresión, y declarar libremente su sexualidad. Este es el caso por ejemplo de la futbolista, Teresa Abelleira, del patinador Javier Raya o del waterpolista Víctor Gutiérrez. Este último declaraba en Twitter: “La prácticamente inexistente visibilidad del colectivo LGTBI en el mundo del deporte, es una de las grandes asignaturas pendientes. Es responsabilidad de las instituciones generar espacios seguros para que los deportistas puedan mostrarse tal y como son. Sin miedo. Necesitamos +” Además presentaba el documental ya disponible en Movistar Plus donde habla desde su experienda como deportista miembro de la comunidad.

El mundo del deporte mueve a millones de personas a nivel mundial, por ello ha de ser pionero y clave en la lucha por libertad. Es importante que las figuras de élite, como modelos a seguir principalmente de las próximas generaciones, se unan para mandar un claro mensaje: “Sé quien tengas que ser”.

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