“Un talento deportivo es aquél que, en un determinado estado de la evolución, se caracteriza por determinadas condiciones y presupuestos físicos y psíquicos. Con mucha probabilidad, le llevarán a alcanzar prestaciones de alto nivel en un determinado tipo de deporte”.

Ya en la Antigua Grecia vimos los primeros casos de talento deportivo. La sociedad, en aquel entonces, utilizaba los primeros JJOO para evaluar las capacidades de sus deportistas. Se medían en fuerza, velocidad, salto y resistencia para determinar un ganador, siendo en la mayoría de los casos el deportista con mayor talento.

Es por razones como esta por lo que nos preguntamos ¿cuánto de entrenamiento y cuánto de genética hay en el talento humano? O lo que es lo mismo ¿nacemos para tener éxito o entrenamos para conseguirlo?

La importancia de la genética es real. De ella depende la calidad de las fibras musculares en la velocidad, la forma de los músculos y la facilidad de ganar peso en deportes de fuerza, los trabajos desempeñados por nuestros antepasados en deportes de resistencia y muchas otras condiciones con las que involuntariamente nacemos.

Por otro lado tenemos el entrenamiento. Todo ejercicio destinado a la mejora física, técnico-táctica y psicológica de cada persona. Dicen que para ser experto en cualquier disciplina se necesitan 10.000 horas de este entrenamiento en progresión, pero por razones genéticas hay individuos que necesitan más y otros que alcanzan su máximo rendimiento mucho antes.

Los velocistas caribeños tienen como antepasados a los esclavos americanos, que tras largos viajes solo sobrevivían los más desarrollados. Los maratonianos africanos durante toda su historia han tenido que hacer largos viajes buscando satisfacer sus primeras necesidades. Deportistas japoneses viven en una sociedad extremadamente disciplinada. Estos y muchos otros casos son causas principales en el nacimiento de los futuros talentos mundiales.

Cada vez son más los profesionales que se forman continuamente con el objetivo de captar ese talento que tan cotizado está. Identificar a esas persona con potentes cualidades y hacerse con ellas para potenciarlas en sus clubes y asociaciones deportivas para tras años de trabajo obtener el mayor beneficio económico posible.

Pero ¿cómo detectar deportistas talentosos? En deportes cronometrados dependes de un tiempo, el cual marca tu potencial respecto a tu edad y entrenamiento. Los deportes con oposición son más complicados de analizar. En el fútbol base, por ejemplo, padres y madres están cansados de escuchar que su hijo, el cual juega en el equipo del barrio, tiene talento. Ese mismo jugador, pasa a competir a un club con más potencial y recursos. Sus padres ya no escuchan tanto eso de ‘’¡cuánto talento tiene tu hijo!’’. El chico tiene potencial y los profesionales lo saben. Una temporada más tarde comienza a trabajar con jugadores de nombre en algún club importante. Sus padres ya no son superiores a los demás, ya no creen en el talento de su pequeño.

Estados Unidos en esto es pionero. Capta deportistas superdotados y les da becas para fidelizarlos. Los observa continuamente y les ofrece programas específicos e individualizados según sus condiciones. Centro américa y, cada vez más, Europa Occidental se ven beneficiados por sus programas y su continuo seguimiento.

Esto avanza a pasos agigantados y no va a parar. El deporte moderno demanda talento y los nuevos deportistas quieren ser los elegidos. Por muy afortunado que seas, genéticamente hablando, nunca dejes de lado las 10.000 horas de entrenamiento.

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