Si vives en Aragón estos días no oirás hablar de otra cosa, y residas donde residas también será el tema estrella si eres un amante del fútbol. Queda para la historia del fútbol la noche de este lunes 21 de mayo de 2018, la noche en la que la Sociedad Deportiva Huesca venció en Lugo para sellar su ascenso a Primera División. Los altoaragoneses pusieron así el broche de oro a una gran temporada y comienzan a escribir una nueva etapa, ahora ya en la élite del fútbol español.

Seguro que a nadie se le escapa el logro mayúsculo que ha conseguido el Huesca, pero para tomar verdadera conciencia de su magnitud pongámonos en contexto y veámoslo en perspectiva:

  • Historia. El origen de la S.D. Huesca se encuentra en el año 1960, en la segunda refundación del club de la capital oscense. Desde entonces, el equipo ha militado 2 años en Regional Preferente, 30 en Tercera, 17 en Segunda B y 8 en Segunda División. Vemos cómo prácticamente un debutante en la categoría de plata del fútbol español ha derrumbado la puerta dorada de la Primera División.
  • Presupuesto. La S.D. Huesca comenzó la temporada con el 18º presupuesto de la categoría, muy lejos de las cantidades manejadas por los más ricos, especialmente por los recién descendidos de Primera el año anterior. Con estas diferencias, es realmente complicado confeccionar un equipo tan competitivo.
  • Masa social. Huesca es una ciudad de aproximadamente 52.000 habitantes. Aunque la tendencia está cambiando, no es frecuente ver en la élite del fútbol ciudades pequeñas. De hecho, en España los únicos clubes de Primera cuyas ciudades tienen menos habitantes son el Éibar y el Villarreal, cuyas áreas de influencia en todo caso son además enormes.

Todos estos factores permiten hablar de algo histórico, épico y casi mágico. Pero hasta de lo mágico hay que revelar de vez en cuando los secretos. Sería difícil decir que se veía venir este éxito sin parangón en la provincia de Huesca, pero tampoco sería justo darlo por totalmente inesperado. Y es que desde la llegada de Petón, una gestión deportiva sobresaliente ha permitido que la última década sea la década dorada de los altoaragoneses.

Desde el ascenso a Segunda División en 2008 frente al Écija, el conjunto azulgrana ha caminado con paso firme, con el único traspié del descenso a Segunda B en la temporada 2014-2015. El club se repuso rápido del golpe y pronto volvió al fútbol profesional, el cual ya no abandonaría. En estos diez años el Huesca ha creído en su proyecto: aumento de estructura y mejora de la competitividad de su plantilla, siempre bajo la premisa del saneamiento financiero. Este buen hacer ha permitido primero que los oscenses se asentasen en Segunda División y ahora, a la segunda tentativa tras el play-off del pasado año de los pupilos de Anquela, alcanzar el sueño de la Primera División de la mano de Rubi.

La excelencia en la dirección, digna de modelo en cualquier Máster de gestión deportiva, ha llegado además en el momento histórico idóneo. En el último lustro son ya cuatro los clubes noveles en Primera División: el Éibar abrió en la 2013-2014 el camino que posteriormente siguieron Leganés, Girona y ahora el Huesca –estos tres últimos de forma consecutiva–. Hace apenas cuatro meses, cuando radiografiábamos la situación actual del fútbol español, destacábamos precisamente esa oportunidad de oro que se le presentaba al Huesca. Los oscenses no la han desaprovechado y en una Liga en la que la competencia y la igualdad son máximas, se han subido al carro del ascenso. Como los buenos goleadores, lo importante es estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. Y el Huesca ha perforado con clase la portería de la Primera División. Ahora los caminos de Éibar, Leganés y Girona, totalmente asentados en la élite del fútbol español, deben servir de inspiración. El lunes se presentó una oportunidad histórica que el Huesca no desaprovechó, como tampoco puede dejar pasar la posibilidad de crecer y hacerse un hueco entre los grandes de nuestro fútbol en los próximos años.

Hoy todo Huesca se echa a la calle. Pero prácticamente nadie es consciente todavía de lo conseguido. Un éxito épico que traerá consigo a los más grandes: Real Madrid, Barcelona y Atlético, entre otros, visitarán El Alcoraz y abarrotarán la ciudad. El club multiplicará su presupuesto y aumentará sobremanera la presencia en los medios. Por todo ello, y aunque en esta sección en rara ocasión nos salimos de lo puramente deportivo, es obligatorio destacar el efecto que este ascenso tendrá sobre la ciudad, la provincia y todo Aragón. Las instituciones se frotan las manos ante lo que, a buen seguro, será una nueva palanca de crecimiento económico para la región.

Y terminemos precisamente con un enfoque regionalista y más personal. Aunque históricamente siempre el Real Zaragoza ha paseado con orgullo la bandera de Aragón por toda España –incluso Europa–, hoy los honores los merece la S.D. Huesca. Hace ya largos años que se esperaba que el Real Zaragoza devolviera a la región a la élite del fútbol, pero han sido los oscenses los que han vuelto a elevar a Aragón en el mapa futbolístico al más alto nivel. Tras este logro, prácticamente en todos los aficionados zaragocistas puede adivinarse una mezcla de sentimientos de alegría, aunque también envidia, por el final feliz vivido por el conjunto azulgrana. Pero, como aragonés y zaragocista confeso, diré que no nos ciegue la rivalidad que inevitablemente suscita competir con el vecino. Es un éxito de todos los aragoneses. Disfrutemos todos de este ascenso, felicitemos al Huesca y deseemos que la fiesta del fútbol aragonés del derbi del pasado 7 de abril, se repita el año que viene en Primera División.

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