La mayor competición de fútbol en América llega a su fin, en un estadio poco habitual y enfrentando a los dos máximos rivales de Argentina. 

La vuelta de la Copa Libertadores ha estado repleta de curiosos sucesos. En primer lugar se han enfrentado los equipos de River Plate y Boca Juniors, los cuales son máximos rivales en Argentina, en una igualada pero emocionante final de esta competición. Ambos equipos llevan sin enfrentarse en una final de la Copa Libertadores desde el año 1976, a este suceso hay que añadirle el hecho de que la vuelta se ha jugado fuera de América, en concreto en el estadio Santiago Bernabéu, casa del Real Madrid. Esto se debe a los disturbios provocados (en la ida) por los aficionados del River, que se dedicaron a tirar piedras al autobús del Boca hiriendo así a multitud de jugadores.

El partido de vuelta comenzó con ciertos resquemores y piques que son propios de este clásico. Hasta el minuto 6 se pudieron ver multitud de balones divididos, sin embargo, Boca no dejaba de presionar arriba provocando  ocasiones a favor. La mayoría de estas ocasiones pasaban por las botas del medio centro Pablo Pérez, gracias a él, el equipo se mostró muy ofensivo hasta la mitad del primer tiempo. A partir de aquí, River sacó su lado más agresivo elaborando una serie de contras que eran fruto de las ocasiones fallidas de Boca, a pesar de esto, en el final de la primera parte (minuto 43) Boca no desaprovechó la ocasión y Darío Benedetto marcó un gol por la base derecha del palo de la portería tras quedarse solo ante el portero.

La segunda mitad tuvo un mejor comienzo para River, ya que estuvo mucho más centrado y con actitud para empatar, sin embargo, se dio la jugada más polémica del partido, en la que se debatía si había penalti o no a favor de estos tras una mano del Boca dentro del área. El árbitro necesitó la ayuda del VAR y decidió que había sido involuntaria desatando así la alegría de los hinchas del Boca. Alegría que duró poco ya que unos minutos después Pratto, marcó el gol del empate para River (minuto 67) tras una jugada de gran calidad iniciada en la banda derecha. A partir de este instante ambos equipos no quisieron atacar por miedo al gol contrario y como consecuencia se quedaron replegados esperando a la prórroga.

El comienzo de esta estuvo marcada por la gran cantidad de tarjetas que recibieron ambos equipos, esto provocó que en el minuto 91,  Barrios fuese expulsado dejando a Boca con 1 menos dentro del campo. A esto había que sumarle el mal estado de forma de los jugadores y la lesión en la rodilla del portero (Esteban Andrada). En la segunda parte de la prórroga, River supo aprovechar estos contratiempos y consiguió el 2-1 a favor tras un gol desde fuera del área por parte de Quintero, este fue uno de los pocos que fue capaz de crear expectación y de revolucionar el partido. La última jugada de la final se iba a realizar a balón parado mediante un córner a favor del Boca, esto provocó la subida del portero motivado por la esperanza de marcar, dejando así la portería vacía. En el rechace del córner Martínez, el centrocampista de River, se encontró solo ante la portería por lo que selló la final con un 3-1.

 

 

 

 

 

 

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