Llega diciembre. El que para muchos es sinónimo de fiestas, reencuentros, excesos y celebraciones, para otros es la oportunidad de evaluar todo el trabajo realizado con la inscripción en las famosas carreras populares.

Lejos queda ya el increíble tiempo conseguido en la maratón de Berlín o las bonitas sensaciones que nos genera la Behobia de San Sebastian y la emocionante maratón de Valencia.

Nada tienen que ver las mariposas en el estómago que sienten durante este mes todos los runners aficionados inscritos en cada una de las competiciones regionales, que ya sea para ganar o para participar, todos tienen en común el importante reto de terminar la carrera de la que después hablar durante la última cena del año.

El tiempo pasa y la tecnología evoluciona, como evolucionan también las personas que cada vez más salen a la calle con el objetivo de sentirse deportista haciendo lo que realmente les gusta, superarse a sí mismo.

Los hay quien están al tanto de las nuevas tendencias, que, sin importar el nivel adquirido, salen a la calle con sus mejores galas. Míticos son también los amantes de los ‘’juguetitos’’, con su reloj inteligente y el smartphone pegado al brazo. Los enganchados a las redes sociales cada vez son más famosos, ya que su mayor motivación por el deporte es compartir sus elaborados selfies para que todo el mundo vea lo bien invertido que está su tiempo libre. Mis preferidos sin duda son los ‘’yayos’’, esos a los que nadie toman en serio hasta que les intentas seguir el ritmo.

Los nuevos, los que corren para mejorar en su deporte principal, los que participan por haber perdido una apuesta, los que necesitan ponerse un disfraz y ven en el evento la excusa perfecta. Todos ellos y muchos más no pueden faltar en una buena San Silvestre navideña.

Aunque la Vallecana se lleva la palma, muchos son los municipios a nivel nacional que se unen a esta competitiva tradición, teniendo como objetivo hacer disfrutar a sus paisanos y trabajando para que edición tras edición siga repitiéndose con mayor afluencia de participantes.

Camiseta con el slogan personalizado, dorsal en el pecho, bolsa de merienda al terminar y en caso de las mejores organizaciones, chip en la zapatilla para calcular el tiempo exacto, son los pequeños detalles que necesitan los valientes corredores para sentirse profesionales del running por un día.

5, 7, 10, 12 kilómetros son los que tienen la culpa a la hora de elegir en que carrera participar. Para quien no está bien preparado, hablar de las últimas cifras les da más respeto de lo normal.

Competir desde la salida, pasear por el recorrido charlando con familia y amigos, esperar a que salgan los rápidos para tener más espacio donde poder respirar o quedarse animando en la recta final, son algunas de las más conocidas modalidades en las que poder participar en la carrera del pueblo.

Llegar a la meta, tomarse un chocolate caliente y volver a casa para seguir disfrutando de diciembre, aunque ya termina. Contar a tu familia lo bonito del recorrido, lo duro que ha sido el kilómetro 3 o lo imposible que era seguirle el ritmo a la chica esa de las zapatillas amarillas.

Para los deportistas no hay forma mejor de despedir el año, para todos los demás seguramente tampoco.

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