El idilio entre Rafa Nadal y Roland Garros es eterno. 17 años después de que en 2005 conquistara por primera vez la arcilla de París, el balear lo ha vuelto a hacer. Y ya van 14 veces. En esta ocasión, su víctima ha sido el noruego Casper Ruud, a quien se impuso en la final del domingo por 6-3, 6-3, 6-0 en apenas dos horas y 18 minutos.

Dominio incontestable de Rafa Nadal

El número 8 del mundo estaba ante su primera final de Grand Slam y, pese a ser todo un especialista en tierra batida (de sus ocho torneos ATP, siete los ha ganado en esta superficie), enfrente tenía el peor escenario posible: el número uno sobre el polvo de ladrillo, don Rafael Nadal Parera.

Casper Ruud y Rafa Nadal antes del encuentro. Fuente: @rolandgarros

El manacorí, pese a su lesión crónica en el pie izquierdo, se había impuesto a Djokovic en cuartos y le había plantado cara a Zverev en semifinales antes de que éste se lesionara. Llegaba a la final habiendo mostrado un gran nivel tenístico y la fuerza física y mental a la que nos tiene acostumbrados.

Ruud se mostró incómodo desde el principio. El partido empezó con un intercambio de breaks del que Rafa salió vencedor (3-1). El noruego estuvo muy impreciso con sus servicios y Nadal lo supo aprovechar dando un paso hacia adelante, con puntos ganadores tanto de derecha como de revés. Ruud tuvo que correr mucho y no fue capaz de presionarle lo suficiente. El balear, que estaba intratable, se llevó el primer set en menos de una hora (6-3).

Casper Ruud durante el partido. Fuente: @rolandgarros

En el segundo set, Casper Ruud tuvo su oportunidad. Con un 1-3 a favor, lo tenía todo de cara para ponerse 1-4 con su servicio. Pero entonces apareció el de siempre, el que nunca se rinde, el que nunca da nada por perdido sea cual sea la situación. Apareció el Rafa de las remontadas para colocar un 2-3 en el marcador.

A partir de aquí, el resto es historia. Ruud desapareció del partido y no le quedó más que resignarse ante la superioridad abrumadora de Nadal. El de manacor le endosó un parcial de 11-0 que le sirvió para llevarse el segundo (6-3) y tercer set (6-0) y para proclamarse de nuevo rey en París.

El rey del tenis: 14 Roland Garros y 22 Grand Slam

Son 115 los partidos que Nadal ha disputado en la tierra parisina, de los cuales solo ha concedido tres derrotas. En finales, invicto, porque cuando se trata de una final en la Philippe Chatrier con Rafa a un lado de la pista, el desenlace es siempre el mismo. Ya son 14 los Roland Garros que atesora en sus vitrinas, y es que no hay un tenista que sea más dominador de lo que es Rafa en París.

 

El domingo se convirtió en el jugador masculino más veterano en ganar Roland Garros, con 36 años y 2 días. Superó así al español Andrés Gimeno, quien, en 1972, lo hiciera con 34 años y 10 meses. Además, es ya el tenista masculino con más Grand Slam (22), a dos de Roger Federer y Novak Djokovic. Sin embargo, en el circuito femenino igualó a la alemana Steffy Graff, pero le superan la australiana Margaret Court (24) y la norteamericana Serena Williams (23).

«Lo voy a seguir intentando»

Si hace unos días Nadal dejó entrever su retirada, tras la final pronunció unas palabras que devolvieron la esperanza a aquellos que queremos seguir disfrutándolo sobre las pistas: «No sé que pasará en el futuro, pero lo voy a seguir intentando».

Las dudas sobre su continuidad pululaban por el aire. Y es que ha sido un año difícil para Rafa Nadal. A los seis meses de inactividad por la intervención en su pie izquierdo, se le sumó la rotura de una costilla que le impidió luchar por el Indian Wells y, de nuevo, en Roma, su lesión en el pie le volvió a dar guerra, dejándolo totalmente cojo, cediendo en su segundo partido.

De hecho, el manacorí confesó haber jugado en París con el pie izquierdo dormido: «La única posibilidad para jugar aquí era dormir el pie. Se ha hecho un bloqueo a distancia, con inyecciones de anestesia en los nervios sensitivos del pie que me permite jugar sin dolor, pero también con peores sensaciones. No tengo ninguna sensibilidad en el pie y por eso he podido jugar. Dije que no quería hablar durante el torneo pero ahora se puede decir abiertamente».

«La única posibilidad para jugar aquí era dormir el pie […]. No tengo ninguna sensibilidad en el pie y por eso he podido jugar»

La esperanza está puesta en un nuevo tratamiento

En rueda de prensa adelantó que iba a someterse a un nuevo tratamiento. Más tarde, explicó para la televisión francesa (‘France 2’) en qué consistía: «Consiste en inyecciones con radiofrecuencia pulsátil que me podrían ayudar a disminuir la sensación que tengo en el pie. Desinhibir el nervio y quitar la sensación de dolor tan permanente que tengo, aunque me deje con el pie sin tanta sensibilidad».

«Consiste en inyecciones con radiofrecuencia pulsátil que me podrían ayudar a disminuir la sensación que tengo en el pie»

En caso de que no funcionara, le quedaría operarse, aunque la intervención no le garantizaría recuperar el pie y, además, le obligaría a estar medio año sin jugar. Operarse o no, una decisión para la que todavía no está preparado: «Eso lo tendría que hablar conmigo mismo, con calma, porque sería una decisión de vida, de saber si compensa estar medio año parado, sin seguridad de nada. Tendría que entender mejor las cosas para tomar esa decisión que ahora no estoy preparado para tomar».

«Tendría que entender mejor las cosas para tomar esa decisión que ahora no estoy preparado para tomar»

Aún así, todavía hay esperanza. Nadal confía en seguir. «Vamos a hacer las cosas que sean razonablemente posibles para seguir», confiesa. Dice estar viviendo un momento muy bonito e inesperado a estas alturas de su carrera. Para él, «es un regalo seguir jugando a esta edad» y, para nosotros, es un regalo que lo siga haciendo. De momento, en lo que va de año encadena dos Grand Slam consecutivos (Open de Australia y Roland Garros). Ojalá y pueda luchar por el tercero en Wimbledon. Pero, por ahora toca esperar, confiar y seguir animándole en esta nueva batalla. ¡Vamos Rafa!

 

 

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