Seis décadas de pura pasión. El pasado viernes la leyenda argentina cumplía, nada más y nada menos que 60 años de pura magia, polémica y superación. La magia de Diego Armando Maradora perdura en la memoria de los privilegiados que lo vieron  sobre la cancha y resucita como leyenda entre las nuevas generaciones.  

NACE UNA LEYENDA  

Diego Armando Maradona, nació el 30 de octubre de 1960, un domingo, no podía ser de otra forma y como quien dice, con el esférico debajo del brazo. Su primo aún recuerda  regalarle un balón con apenas 3 años que abrazaba dormido. Sus inicios con el cuero le llevaron a jugar entre los travesaños, aunque pronto desarrollaría una pasión ofensiva: gambetear y sumar dianas le convertirían en un hito. 

Su trayectoria profesional comenzó desde las divisiones inferiores. Aquel inocente niño de tan solo 8 años era admitido en “Argentinos Juniors”, el conocido Semillero del Mundo, en el que se formaron eminencias como Juan Román Riquelme, Claudio Borghi, Sergio Batista o  Fernando Redondo. La prensa empezó entonces a hacerse eco de aquel niño, apodado “El Pelusa” con pintas de crack. 

20 de octubre de 1976. El dieciseisañero, paradójicamente con el 16 en la espalda, se convertía en el jugador más joven de la historia en estrenarse en el campeonato local argentino (superado ahora por Kun Agüero). Era el comienzo del que, una década después, “regaría de gloria este suelo”. 5 temporadas, 5 veces máximo goleador. Pocos se atrevían a cuestionar la brillantez del jugador, Gatti, jugador del Boca, fue uno de ellos, acusó a los medios de “inflar” a “ un gordito”. Pero la venganza se sirve en plato frío. Maradona prometía encajar cuatro goles, en respuesta a los “celos” de Gatti, y así lo hizo, 5-3 se impusieron Argentinos al Boca, como no, con 4 tantos de aquel “gordito”.  

SABOR AGRIDULCE EN EL EQUIPO DE SUS SUEÑOS 

Con 21 años “El Pelusa” cumplía un sueño al incorporarse al equipo xeneize. No eran momentos buenos ,económicamente, para el Boca Juniors, que sólo pudo hacerse con “El Diez” en calidad de cedido y con opción de compra, esto le costaría al equipo la salida de 6 jugadores al Argentina Juniors. Maradona habría rechazado la  millonaria propuesta de River, para vestir de azul y dorado. Ese año el equipo se proclamó campeón Metropolitano. Fue el primer y único título argentino que Maradona conseguiría a lo largo de su carrera y en el que ya demostró su genialidad, no cualquiera era capaz de dominar el balón como aquel joven. Sin embargo, la falta de conexión con el técnico ,Silvio Marzolini, y los enfrentamientos con sus compañeros le alejaron del equipo. Lo cierto es que, este sería solo el comienzo de un “jugador de oro” con falta disciplinaria y alma libre al que le costaría encajar con las dinámicas de los clubs. 

PRIMEROS PASOS EN EUROPA 

6 millones de euros, una cifra escandalosa para aquellos años 80. El club azulgrana decidió apostar por el argentino, que enseguida demostró su rentabilidad. El Camp Nou se llenaba media hora antes del encuentro, solo para ver al jugador hacer malabarismos, y en el vestuario quedaban atónitos con su capacidad para dar 200 toques a un limón. Una Copa del Rey, una Copa de la Liga y una Supercopa de España consiguió el equipo en aquella época, sin embargo, tuvo que contar con la ausencia prolongada de su estrella argentina. 700 días en el club marcados por la agonía de una extraña enfermedad y una lesión que le cavó su propia tumba. 

La salida del club se precipitó en 1984 en la ya conocida como “Batalla del Bernabéu”. Barcelona y Athletic disputaban la final de la Copa del Rey. La rivalidad previa entre los clubes había ido in crescendo pues,  Goikoetxea , jugador del club bilbaíno, habría sido el responsable de la lesión de Maradona. El encuentro se saldó con victoria de los vascos. Diego Armando Maradona, con cuentas pendientes alimentadas en la previa al encuentro, proporcionó una patada con la que Miguel Sola sufría una conmoción cerebral. Se desencadeno así una lluvia de puños que castigaría a Maradona, Clos, Migueli, Goikoetxea, Sarabia y De Andrés y precipitaría la salida del jugador del club. 

EL HÉROE NAPOLITANO 

5 de julio de 1984, Estadio San Paolo. 85.000 personas esperaban cambiar la historia del Nápoles. 85.000 ilusiones más allá de la  mitad de tabla. 85.000 miradas puestas en aquel sueño europeo. La emoción por la llegada del jugador era tal que un hincha llegó a encadenarse al estadio para forzar la contratación. La ilusión del joven de 23 años era clamorosa, aquella ciudad le recordaba a su ciudad natal: “Quiero convertirme en el ídolo de los pibes pobres de Nápoles, porque son como era yo cuando vivía en Buenos Aires” declaraba. “El Pelusa” llegaba para defender con uñas y dientes a los “apestados de Italia” , aquellos que solían ser recibidos con pancartas de «Sois la vergüenza de toda Italia» .

Así lo hizo, en 7 años superó cualquier expectativa y revolucionó el mundo del fútbol. Serie A 1986/87- 1988/89, Copa de Italia 1986/87, Copa de la UEFA 1988/89, Supercopa 1990. El argentino marcó un antes y un después en el club y en la ciudad. Tal  fue la euforia que los napolitanos en el 86, llenaron sus calles para celebrar la victoria de Argentina, en el primer mundial que lograba su ídolo : este era el fenómeno causado por Maradona. Épocas de oro para un mago, que parecía venir de otro planeta.  A pesar de permanecer en los corazones de los aficionados, Diego no salió por la puerta grande del club. En 1991 tuvo que abandonar, tras dar positivo en una prueba antidoping. 

FINAL INMINENTE 

El desgaste físico, la barrera de los 30, situaciones personales delicadas y la adicción terminarían con una estrella. En 1992 el jugador lo volvió a intentar en España, esta vez con en el Sanchez Pizjuan. Tras un comienzo de temporada glorioso, comenzaron las disputas con el club que acabaron con su salida. En 1993 pasó a formar parte del Newell´s, pero un desgarre muscular le dejó disputar únicamente 5 partidos sin goles.  El declive derivó en un acoso mediático que llegó hasta su propio hogar. El futbolista agredió entonces, con rifle al aire a los periodistas, y por ello fue condenado a dos años de prisión en suspenso. 

OTRA OPORTUNIDAD 

En 1995, tras temporada y media experimentando como técnico, sin éxito, Maradona volvió a calzarse las botas para defender el escudo en La Bombonera. En esta etapa se tomaba una de las imágenes mas icónicas del fútbol internacional, el “Beso del Alma”. Un «pico» entre Claudio Caniggia y Maradona, tras el 4-1 al River, con hat-trick del primero, que dio la vuelta al mundo. 

A pesar de volver al club de sus sueños Maradona se vio envuelto en polémicas derivadas de la adicción. El clima que acabó quemando al jugador. El 25 de octubre de 1997 Maradona abandonaba los terrenos de juego por todo lo alto ganando al River en casa, como el mismo decía: «ganarle a River es como que tu mamá te venga a despertar con un beso a la mañana”. Su despedida oficial se hacía efectiva el 10 de noviembre de 2001 en un partido disputado en su honor. Este sí fue su último encuentro.  

CONQUISTANDO EL PAÍS ENTERO 

El jugador estuvo muy ligado a la selección de su país desde la sub-20, a la categoría absoluta e incluso como técnico. A pesar de no destacar, tanto cómo podría haberlo hecho, fue determinante en el Mundial de México del 86 donde llegó a alcanzar el cielo con las manos. Conquisto a su patria y dejó momentos que pasarán a la historia del fútbol internacional como:  “La mano de Dios” o el considerado “mejor gol del siglo” frente a los ingleses en un panorama político que acentuó la importancia de ambos tantos. 

EL MARADONA DEL S.XXI

Maradona tras su retirada comenzó una  etapa como técnico deportivo, un cargo que le ayudó a salir del mundo de la adicción. Desde el año pasado ocupa el banquillo en “El Bosque”, su figura ha revitalizado el club, que parece estar recuperándose del  descenso con el que amenazaba la temporada pasada. El Gimnasia y Esgrima La Plata quiso conmemorar el pasado viernes su 60 cumpleaños. 

676 partidos, 360 goles y 21 años de carrera en los que Diego Armando Maradona, fue su peor enemigo. “D10s” cautivó  al mundo entero con una zurda inigualable, digna de admirar. La memoria del fútbol mantiene el recuerdo de aquel que hacía posible lo imposible, siempre envuelto entre la polémica. Nunca veremos algo igual, la personalidad de un jugador que no buscaba ser ejemplo de nadie y que hacía vibrar estadios enteros. 60 años parecen no ser suficientes en un mundo en el que como él decía: «siempre seré blanco o negro, nunca seré gris». 

 

About The Author

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.