Hace apenas unas semanas, Israel ganó la última edición de Eurovisión, tal y como vaticinó nuestro colaborador David Landa. Esta canción era, además, una de las favoritas en las casas de apuestas. Un claro ejemplo de que hoy en día se puede apostar a casi todo. Y, desde luego, el mundo del deporte no se mantiene al margen. Prácticamente todo aficionado deportivo hace o ha hecho alguna apuesta en alguna ocasión, ya sea antes del partido o incluso en vivo.

Precisamente la aparición con fuerza de casas de apuestas online ha ocasionado el boom que vivimos en la actualidad. Una revolución a través de internet, en detrimento de las tradicionales salas de apuestas presenciales. La inmediatez, la posibilidad de apostar durante el encuentro y cerrar tus apuestas antes de finalizar, son algunos de sus grandes atractivos.

Pero mucha culpa de este auge la tiene también la enorme inversión en publicidad de este nuevo producto. En numerosas cadenas de televisión, en la previa, el descanso y el post partido fácilmente verás tres o cuatro anuncios seguidos de distintas casas de apuestas deportivas. Llegamos a un punto que casi hasta podríamos jugar en el Un, dos, tres con nombres de casas de apuestas: Bwin, Bet365, William Hill, Sportium, Retabet, Kirolbet, Codere, Arabet… Algunos de ellos patrocinan a equipos de primer nivel, incluso les dan nombre. Sin ir más lejos, Kirolbet Baskonia y Retabet Bilbao, ambos de la Liga Endesa de baloncesto.

Por su irritante insistencia, este bombardeo de publicidad nos puede recordar a la escena de la serie Padre de Familia, en la que se critica la publicidad “subliminal” del tabaco: “¡Fuma! ¿Todavía no fumas?”. Realmente no es tan diferente, ¿no? En esta filosofía publicitaria encajaría perfectamente: “¡Apuesta! ¿Todavía no apuestas?”

Al hilo de esto, cabe destacar que el tipo de publicidad que consumimos viendo eventos deportivos ha cambiado. Si ahora apareciera Messi fumándose un cigarro o tomándose un cubata, todos nos echaríamos las manos a la cabeza. Pero esto no siempre ha sido así. Miremos unas décadas atrás. Precisamente su compatriota Di Stefano, también mejor jugador de fútbol del momento, promocionaba de forma original una marca de tabaco. En su día se decidió que con motivo de eventos futbolísticos ya no se promocionarían el tabaco ni las bebidas alcohólicas de alta graduación. Actualmente, sin embargo, parece no verse tan mal la publicidad de las casas de apuestas.

Habrá quien defienda que la prohibición de los primeros es mucho más importante por su impacto en la salud, mientras otros sostendrán que el fomento del juego y, en último extremo, la ludopatía, sí son equiparables al tabaco y la bebida. Yo, personalmente, creo que apostar a un partido no es tan diferente a echar la primitiva -y en nuestra sociedad nadie mira mal a un jugador de primitiva-. Obviamente, en cuanto las apuestas deportivas se vuelven compulsivas se convierten en un grave problema, pero lo mismo puede ocurrir con el jugador empedernido de primitiva, euromillones, bonoloto, quiniela o tragaperras… Es innegable que se está fomentando en exceso el juego, pero de ahí a pensar en que se está creando una generación de ludópatas deportivos, hay un trecho. En cualquier caso, sean o no comparables ambos tipos de publicidad, el debate está servido. Y el futuro dirá si las apuestas siguen protagonizando los espacios deportivos o si dentro de unos años nos rasgamos las vestiduras al ver aquellos antiguos anuncios de apuestas deportivas.

En definitiva, las apuestas deportivas están de moda. Eso sí, este negocio se enfrenta a una de sus grandes piedras de toque: el amaño de partidos. Desde luego, no es un tema nuevo. Numerosas ligas y clubes se han visto envueltos en escándalos de este tipo. Sin embargo, ha vuelto a aparecer con fuerza en España, tras salir a la palestra la sospecha de amaño del encuentro disputado por el Nástic de Tarragona contra el Huesca, y meses más atrás contra el Almería. Estas sospechas se conocieron tras las actuaciones de Federbet, el organismo creado para la lucha contra apuestas ilegales en el deporte.

Con ocasión de estas acusaciones, me parece especialmente interesante la petición de un consejero del Nástic de sacar a su club de todas las casas de apuestas, para evitar cualquier tipo de polémica. Es una solicitud que sin duda suscita una reflexión. ¿Puede un club profesional exigir retirar a su club de los paneles de apuestas? Creo que la respuesta no es sencilla, dado que se plantea un conflicto de intereses entre las casas de apuestas y el club en cuestión, que de hecho a priori no cobra nada por ceder su nombre.

Si ahondamos más sobre el tema, las apuestas deportivas llegan incluso a categorías amateurs. Obviamente estos eventos no profesionales se prestan mucho más a la venta de partidos, pues cuanto menor es la repercusión mediática, mayores son las posibilidades de obtener ganancias mareantes impunemente. Igual que el Nástic, seguro que muchos organizadores no quieren verse envueltos en este tipo de escándalos, por lo que su voluntad sería prohibir las apuestas.

Entonces parecería interesante una fórmula intermedia: que las casas de apuestas paguen un canon a los clubes/organizadores de eventos para incluirlos en los paneles de apuestas, pasando a ser de su responsabilidad cualquier amaño que pudiera ocurrir. Así, probablemente se reducirían escándalos, algunos tan flagrantes como las apuestas ilegales sobre deporte regional español en Asia. No obstante, actualmente las casas de apuestas tienen mucho poder, por lo que la solución puede ser casi utópica.

Lo que es innegable es que se trata del nuevo negocio de moda. Los aficionados se suben al carro de las apuestas y los clubes ven en sus patrocinios jugosas fuentes de ingresos. Veremos cuánto dura el boom. De momento, como siempre gana la banca, como mucho recomiendo echar una quiniela con las cuotas más bajas que ofrezcan las casas de apuestas para los 15 partidos de la jornada.

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