¡Eurovisión 2018 es una semana! En breves  podremos ver como Alfred y Amaia interpretan «Tu Canción» sobre el escenario del Altice Arena de Lisboa.

El problema es que la pareja no estará sola. Se enfrentará a 25 países más para lograr un buen puesto en la clasificación y llevarse el trofeo a casa. ¿A quiénes tenemos que temer? ¿Qué países no tienen nada que hacer frente al poder del amor español? ¿Y cuáles son las posibilidades de que «Almaia» se lleve un buen puesto a casa?

Son muchas ya las personas que me han dicho que nací para ser jurado. Por eso he decidido dar mi valoración personal de 18 de las 43 candidaturas que este año participan. Aquí van las 9 primeras.

1. Ucrania: Mélovin – «Under the Ladder»

 

 

Desde que Jamala y su «1944»  lograron aplastar a Sergey Lazarev (favorito de la edición) en 2016, los ucranianos vienen pisando fuerte.

Una canción pop envuelta en aura de misticidad y un look perfecto para captar la atención de los espectadores. Ah, y una escenografía simbólica acorde a la historia de la canción que también es un puntazo. No solo pasará a la final, si no que además se volverá a casa con un merecido puesto entre los 10 primeros.

No puedo terminar de valorar a Ucrania sin decirte que los que aparecen en la foto del inicio del artículo son  Jamala y Sergey. Merece la pena que te pares a ver la cara de nuestro amigo el ruso: si has estado atento a la lectura lo entenderás todo.

 

2. Chipre: Eleni Foureira – «Fuego»

 

 

¿Qué sería de Eurovisión sin su diva pop? Eleni no iba a permitir un segundo año consecutivo sin una, y aquí que está dispuesta a arrasar.

Un videoclip espectacular, una canción digna de sonar en bucle en las europarties y una melodía moderna, sencilla y pegadiza que deja a Beyoncé a la altura del betún.

¿Pase a la final? Garantizado. ¿Buena posición? Desde luego no la veremos en la parte baja de la tabla, pero el gran nivel de la edición nos obliga a esperar hasta el 12 de mayo para saber el puesto exacto.

 

3. Moldavia: DoReDos – «My Lucky Day»

 

 

Categoría de «favs» sin ninguna duda. Los moldavos saben cómo montar una fiesta en el escenario sin perder sus raíces.

Es difícil encontrar en ella un elemento que la diferencie de otras canciones del mismo estilo. Quizá la clave de su éxito sea estar hecha para gustar a todo el mundo. Pasar pasarán, pero no creo que el día de la la final vaya a ser su día de suerte.

 

4. Irlanda: Ryan O` Shaughnessy – «Together»

 

 

Una balada del montón que trata un tema del montón. Me llega, pero a la vez me aburre y pasa desapercibida. La escenografía es además una copia barata de una escena de «La La Land» que la verdad tampoco ayuda.

Los irlandeses van a tener que ponerse las pilas si quieren evitar que los suecos les alcancen. Van a tener que buscar la forma de destacar que ya encontraron en 2011 y en 2012 con Jetward, pero de la que no aprendieron nada.

Ryan fue muy majo en la alfombra roja de la ESPreparty 2018, pero su simpatía no va a ser suficiente para pasar de ronda. Y ya irán 5 años sin estar en la final.

 

5. Israel: Netta – «Toy»

 

 

Las leyes de Murphy existen. ¿La prueba? «Lo Malo» se queda a las puertas de representarnos, aparece la Israelita con una canción con mensaje feminista y lo revienta en las apuestas.

Cuando algo es justo es justo. Netta se lo merece por el carácter rompedor de su candidatura,  las onomatopeyas de gallina y su estribillo pegadizo. Pero un «boom» tan rápido acaba pasando factura.

Si sumamos a esto que ha llevado la misma puesta en escena que la de su videoclip no hay más que hablar. No vamos a verla ganar, pero al igual que la de Francesco Gabbani su canción será recordada por mucho tiempo.

 

6. Estonia: Elina Nechayeva – «La Forza»

 

 

Vale que haga unos agudos que ni Mamen Márquez de OT y que sea de mis favoritas, pero seamos realistas. «La Forza» es un copia y pega de anteriores candidaturas. Han cogido la escenografía de Moldavia 2013 y el estilo musical de Suecia 2009.

Aun regalando en cada actuación una interpretación, una afinación y una escenografía perfectas las dudas sobre su futuro eurovisivo rondan mi cabeza. A Elina puede pasarle de todo este año, así que no me queda más remedio que esperar a la «Euroweek» para resolverlas.

 

7. República Checa: Mikolas Josef – «Lie To Me»

 

 

Solo un checo podía ser capaz de hacer un tema inspirado en los de Jason Derulo o Justin Timberlake y seguir marcando la diferencia.

Un maravilloso trabajo musical y escenográfico y una entrega máxima en cada escenario han contribuido a ello. Y es que se motivó tanto en su primer ensayo en el Altice Arena que se lesionó al dar una voltereta y tuvo que ser ingresado en un hospital portugués. Si te decides a escucharla, prepárate: la melodía de trompeta y la letra del estribillo se te pegarán y no habrá forma de sacártelas de la cabeza.

República Checa ha sabido adaptarse a los tiempos y ha roto su racha de baladas insignificantes. Mikolas volverá a casa con el mejor puesto que su país haya obtenido hasta el momento, y quizás incluso con el micrófono de cristal en la mano.

 

8. Bulgaria: Equinox – «Bones»

 

 

Otro país que se merece la prosperidad eurovisiva que ha vivido en los últimos años.

¿Su elemento diferenciador? Un grupo de cinco personas cada uno de su padre y de su madre, que unen voces para crear una melodía armónica y mística. Cantan una balada, pero su derroche de energía es tal que les basta con una puesta en escena sencilla para triunfar.

Su clasificación para la gran final está garantizada, pero quizás sean la sorpresa de la edición y se queden fuera del Top 10 en la final.

 

9. Grecia: Yianna Terzi – «Oniro Mou»

 

 

Confieso que soy adicto al misticismo, pero es que esta canción tiene algo que la hace especial. Lo mejor de todo es que no sé que es.

Será otra balada, pero desde luego no es de las del montón. Su melodía te atrapa desde el primer momento y te invita a vivir en primicia una historia de amor en la Antigua Grecia. Al contrario que con Argo y «Utopian Land», este año los griegos han sabido ingeniárselas para que la esencia de la Hélade llegue a todo el Viejo Continente.

Yianna solo se necesita a sí misma para destacar en el escenario. Su voz y la melodía de fondo hacen todo lo demás. Buena apuesta que se premiará con un buen puesto el próximo sábado.

 

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