En 2019 se cumplen 50 años de los disturbios de Stonewall. Cincuenta años en los que el colectivo LGTB+ ha avanzado hasta llegar a la actualidad en busca de sus derechos. Algo que debemos a los valientes que ese día se encontraban ese día en el bar de ambiente Stonewall Inn de Nueva York y a Marsha P. Johnson a

Lo que ocurrió esa noche es difuso. Hay muchas versiones, aunque la más cercana es la que ha investigado durante más de 11 años el historiador David Carter en ‘Stonewall‘ 2004. Tal y como cuenta, a la 1:20 de la madrugada el Escuadrón de la Moral Pública de la Policía de Nueva York (ya extinto) iniciaba su camino a hacer una redada al bar. Era la segunda que se hacía esa semana.

Llevar tres prendas de ropa que no correspondan a tu género asignado era delito.

Dentro, 200 personas estaban en el bar ubicado en el 53 de Christopher Street, en Greenwich Village comenzaban a ponerse en fila para enseñar su identificación. Con ello, comenzaban los arrestos de empleados por venta de alcohol o por ‘drag queen’ o ‘king’, bajo la acusación de «desviación sexual». Llevar tres prendas de ropa que no correspondan a tu género asignado era delito.

En esta época tener sexo entre adultos del mismo sexo estaba ilegalizando. La «sodomía» era algo mal visto y que provocaba que automáticamente perdieras tu puesto de trabajo. En ese momento la homosexualidad estaba considerada como una enfermedad mental sociopática. Las personas LGTB+ que vivían en esta época eran brutalmente perseguidas por simplemente ser.

Tal fue el caos causado que ni los antidisturbios pudieron parar la chispa que supuso la revuelta.

Sin embargo, las cosas no estaban siendo como en otras redadas. Muchos se negaron a ser identificados o a enseñar su sexo en el caso de las drag. La gente se fue concentrando frente al bar, llegando a haber casi centenares de personas. La tensión subía por momentos.

En un momento dado, Marsha P. Johnson, una mujer trans, drag queen, racializada y prostituta, lanzó la primera piedra cuando vio a una lesbiana resistirse a ser detenida. La lluvia de objetos comenzaba sobre la policía, que se vio obligada a meterse dentro de Stonewall por seguridad. Tal fue el caos causado que ni los antidisturbios pudieron parar la chispa que supuso la revuelta.

Tras varios días de revueltas, todo cambió. Desde ese momento esconderse empezó a dejar de ser lo habitual. Comenzaron las denuncias de la brutalidad y el acoso al que la policía sometía a las personas LGTB y se empezó a celebrar que juntos, se avanzaba al grito de «Gay Power!»

Porque unidos, se era más fuerte, y diciendo basta a lo que no es justo por el mero hecho de ser era aquello por lo que merecía la pena luchar. En 1969 y en 2019.

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