Verano según la RAE es la estación del año que, astronómicamente, comienza en el solsticio del mismo nombre y termina en el equinoccio de otoño. Para Vivaldi sería simplemente una de Las Cuatro Estaciones. En cambio, para Netflix ha sido el período de tiempo en el que estratégicamente ha estrenado las últimas temporadas de algunas de sus series más famosas: Stranger Things (4 de julio), La Casa de Papel (19 de julio) y Por trece razones (23 de agosto).

En efecto, Netflix ha aprovechado el verano con algunos de sus más potentes estrenos para ganar suscriptores frente a la televisión, evitar que algunos de los mismos se dieran de baja durante estos meses para ahorrar, y hacer que disfrutemos de los pequeños momentos veraniegos. Todo ello en una coctelera de ciencia ficción, atracos y dramas adolescentes. Pero tenemos una gran pregunta: ¿es recomendable ver las nuevas temporadas de estas series o debemos olvidarnos de ellas definitivamente?

 

Stranger Things

El verano de 2016 (15 de julio) fue precisamente cuando llegó a nuestras pantallas la primera temporada de esta serie de ciencia ficción ambientada en la década de los 80, que comenzaba con la misteriosa desaparición de Will, un niño de doce años, en un condado ficticio de Estados Unidos, Hawkins.

Los ocho capítulos que conformaban la primera temporada se sustentaban en dos tramas relacionadas: la desaparición de Will y la aparición de una niña con poderes llamada Eleven (Once). Mientras tanto surgían diversos fenómenos sobrenaturales que atormentaban a los protagonistas y que estaban conectados con lo que ellos denominaban el Upside Down (el Mundo del Revés).

A partir de ahí la serie siguió un guión repetitivo a la par que entretenido durante el final de la primera temporada y toda la segunda: la aparición de Will, el final de los fenómenos sobrenaturales, la vuelta de dichos fenómenos con la aparición de monstruos nada agradables (Demoperros) y del enemigo paranormal al que se enfrentaban (el Azotamentes), e incluso un final de segunda temporada feliz con baile de instituto.

La serie seguía siendo interesante, y tenía sus grandes momentos, pero estaba cayendo en la monotonía. Entonces, la gran pregunta a plantearse era: ¿la tercera temporada repetiría el mismo guión o habría algún cambio? ¿Merecía la pena ver la nueva tanda de episodios?

La tercera temporada de Stranger Things se desarrolla durante el verano. Once y Mike son pareja, al igual que Max y Lucas. Mientras tanto Dustin vuelve de un campamento, y al no hacerle caso sus amigos por estar con líos amorosos forma un gran dúo con su amigo Steve. Un día Dustin capta un misterioso mensaje ruso a través de un aparato de radio…

Robin, Steve y Dustin en la tercera temporada de Stranger Things.

Aunque en un primer momento apuntaba a ser más de lo mismo el hecho de haber diversificado las tramas y separado a los personajes por grupos para finalmente unirlos es el gran punto fuerte de la temporada, aunque para gustos los colores. En particular, la trama con los rusos es lo más novedoso e interesante, con la Guerra Fría como telón de fondo y con guiño incluído a Regreso al futuro.

También hay que destacar la incorporación de nuevos personajes, que le dan un nuevo aire a la serie y ayudan a enriquecer la trama: la compañera de trabajo de Steve en la heladería (Robin), la hermana pequeña de Lucas (Erica), y el científico ruso con afición al batido de cerezas (Alexei, o para los amigos Smirnoff).

Por último, es recomendable seguir viendo esta serie si ya viste las anteriores y estás preparado para los cambios. Y no olvidemos que tenemos una escena postcréditos al más puro estilo Marvel y que la inclusión del primer personaje LGTBI de la serie (que conozcamos al menos).

Por otra parte, claramente hay cosas negativas que no se pueden ocultar. No es oro todo lo que reluce y hay cosas por pulir. Las principales críticas son que centra una buena parte del comienzo de la trama en los problemas amorosos de niños que están en la edad del pavo y llegan a ser bastante repelentes. Además la relación de Nancy y Jonathan si en algún momento nos pareció cuqui ha dejado de serlo, y sus personajes han perdido importancia y ganado en aburrimiento.

Otra razón si quieres cambiar de serie es la sensación en algunos momentos de ser más de lo mismo. Esto se da porque al haber pasado demasiado tiempo entre temporadas uno esperaría un salto de calidad, y no un remake de lo sucedido con Game of Thrones.

Por último, si eres fumador debo decirte que te doy el pésame: a los personajes fumadores de la serie se les ha acabado el chollo ya que la plataforma de streaming eliminará escenas de personajes fumando en sus series.

Mi recomendación querido/a lector/a si ya viste las temporadas anteriores y no las digeriste bien es que no sigas viendo, tu salud lo agradecerá y podrás dedicar tiempo a otras tareas más necesarias en tu vida. Si en cambio te agradaron, continúa viéndolas ya que las próximas temporadas prometen cambios y novedades.

 

La Casa de Papel

Esta serie el 2 de mayo de 2017 se estrenó en Antena 3, cadena que emitió las dos primeras temporadas en España, hasta que a finales del mismo año Netflix la adquirió y la distribuyó en todo el mundo. Esta expansión a nivel internacional ha supuesto un éxito rotundo tanto para Netflix como para la serie y ha dado un pelotazo a nivel internacional que ha acabado finalmente en la grabación de nuevas temporadas.

Actualmente La Casa de Papel es la serie española más conocida a nivel internacional (véase, por ejemplo, la reacción en Twitter de la actriz Úrsula Corberó a la publicidad de la última temporada de la serie en Nueva York), se ha convertido en la serie de habla no inglesa más vista de la plataforma de streaming en toda su historia, y ganó el Emmy Internacional a mejor drama en noviembre de 2018 siendo la primera serie española en lograrlo.

Publicidad de la tercera temporada de La Casa de Papel en Times Square.

Además ha continuado batiendo récords con el estreno de su tercera temporada: 34.355.956 cuentas vieron la última temporada de la serie durante la primera semana que estuvo disponible. Unos 24 millones de usuarios la finalizaron en ese periodo, siendo en países como España, Francia, Argentina, Chile, Brasil y Portugal la serie más vista durante esos siete días.

Las dos primeras temporadas de la serie (época pre-Netflix) tratan sobre el atraco de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre llevado a cabo por un grupo de ocho personas sin nada que perder en la vida liderados por su misterioso líder (el Profesor) con el fin de lograr el mayor atraco de la historia imprimiendo 2.400 millones de euros con la ayuda de los rehenes y a la vez lidiando con el Cuerpo Nacional de Policía.

La utilización de capitales de países como nombres de los personajes (Berlín, Nairobi, Denver, Moscú, Río, Tokio, Helsinki y Oslo), las ya famosas máscaras de Dalí, y la archiconocida Bella Ciao son solo algunos de las perlas y recuerdos con los que nos quedamos de las dos primeras temporadas, que acabaron de forma relativamente bien para nuestros atracadores favoritos.

El éxito a nivel internacional supuso la grabación de nuevos capítulos, pero surgía una duda: ¿cómo reabrir unas tramas que habían quedado cerradas? ¿Se lograría con éxito y sin perder calidad en el producto?

Una mattina mi son svegliato… En la tercera temporada de La Casa de Papel uno de los miembros de la banda (Río) ha sido pillado por la Interpol, y para encontrarlo y liberarlo la Banda liderada por el Profesor planea atracar el Banco de España y llevarse todo el oro…

Parecía que tenían difícil volver a abrir las tramas tras haber finalizado las dos primeras temporadas, pero lo hicieron. Cómo no, tenemos nuevas capitales y/o personajes: Palermo, Bogotá, Lisboa, Estocolmo y Marsella. Y además nos muestran nuevos escenarios internacionales es los que se escondían y descansaban nuestros atracadores preferidos.

Personajes de la tercera temporada de La Casa de Papel.

Lo fundamental para seguir viendo la serie es que sigue utilizando la estrategia que la llevo al éxito. Eso sí con una menor duración por capítulo que se agradece, aunque paradójicamente esto suponga una menor duración total de la temporada.

Por otra parte, alguno de los nuevos personajes ha tenido poca importancia en las tramas y parece como si no estuviera. El resto de los personajes ya conocidos siguen en su línea (las risas de Denver, las cagadas de Tokio o la inimitable Nairobi) y el apasionante final de la temporada nos deja con ganas de más y de saber cómo acabará el atraco que se encuentra en su punto álgido.

Respecto al cameo de Neymar como monje Joao, cuyas escenas se han añadido con posterioridad mejor no hacer comentarios, no pienso volver a ver los capítulos para ver un cameo. Sí lo haré si me apetece repasar alguno de los mejores momentos cuando se acerque el estreno de la cuarta temporada.

Mi recomendación querido/a lector/a si ya viste las temporadas anteriores y te encantaron es que no dejes escapar esta serie, veas la temporada y te quedes con ganas de ver la siguiente. Si por el contrario no te gustó sólo una cosa que añadir, bella ciao.

 

Por trece razones

Con esta serie seré breve, pues siendo sinceros no he tenido tiempo de ver la tercera tanda de episodios, pero sí he visto el tráiler, y acabo de leer que habrá cuarta temporada…

El 31 de marzo de 2017 se estrenó esta serie basada en la novela del mismo nombre de Jay Asher. La primera temporada giraba en torno a Hannah Baker, una estudiante que se suicidó después de sufrir una serie de fracasos personales provocados por distintos compañeros de su instituto. Con una caja de cintas de casette grabadas antes de su suicidio explicaba con su propia voz cuales fueron las trece razones para poner fin a su vida.

Pues bien, esta primera temporada estuvo curiosa por ser la novedad, y tuvo críticas tanto positivas como negativas, sobre todo por tratar temas  como el suicidio o la violación de forma tan explícita. Hasta ahí bien, porque a veces una serie de una temporada, basada en un libro, debe ser eso, de una temporada y no querer estirar el chicle.

Clay Jensen y Hannah Baker en la primera temporada de Por trece razones.

La segunda temporada la calificaría de irrelevante pues se puede resumir en la celebración del juicio de Hannah contra el instituto y en la continuación de la vida de todos los protagonistas tras el suicidio. Parecía que todo iba a acabar y que la tercera temporada iba a ser más de lo mismo, pero ¡SORPRESA!…

De repente Netflix saca el tráiler sobre la tercera temporada y, no os lo perdáis: le da a los seguidores de la serie lo que querían. Uno de los personajes más odiados ha sido asesinado (Bryce Walker) y hay que descubrir quién es el culpable, ya que cada uno de los personajes tenía sus razones.

Sin haber visto la temporada, sin saber si se descubre quien es el culpable o eso lo han dejado para la cuarta temporada, puedo decir que este cambio de matar a alguno de los personajes era la única opción que tenía la serie, pues el calcetín ya no daba más de sí.

Mi recomendación, querido/a lector/a es la siguiente: Si solo viste la primera temporada es que no la sigas viendo y vivirás mejor. Si ya te tragaste la segunda temporada y sobreviviste, adelante. Solo por el morbo y el marujeo de ver morir al villano de la serie deberías verla. Eso sí, mientras no tengas nada mejor que hacer. No te puedo asegurar que sea una maravilla o un bodrio porque no soy vidente, pero si tras verla sientes que no ha merecido la pena te aconsejo que te rindas y la cuarta temporada la ignores cuando te aparezca en pantalla.

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