La Gala 0 resulto un desastre. Concursantes que apenas afinaban, sonido pésimo «made in TVE» y planos limitados. Muy lejos de los shows de otras televisiones públicas europeas o incluso de Tu Cara Me Suena, el programa de la televisión española que cuenta con la mejor producción. Contra todo pronóstico, la bondad de los concursantes que han demostrado un compañerismo extraordinario, una gran amplitud de miras y, sobre todo, mucha naturalidad, nos han ganado. Por ello, contra todo pronóstico, podemos afirmar que el regreso de Operación Triunfo ha sido todo un éxito. Para TVE, además, ha sido un éxito doble, pues ha conseguido calar en el sector de la población que más se le escapaba: los jóvenes.

Se puede afirmar que este éxito se apoya en tres grandes pilares. El primero de ellos, el casting. Lejos de las polémicas y de los malos rollos, de la falta de naturalidad y de la imagen de incultos que han acompañado a los concursantes de los últimos Gran Hermano y del prototipo de tronista de MYHYV, los miembros de la academia han destacado por su candidez, recordándonos la inocencia, que pensábamos perdida, característica de los concursantes de los primeros «realities shows». De entre todos ellos, destaca Amaia I de España: no solo canta bien, sino que su espontaneidad y su rollo surfero nos ha ganado a muchos. Y ¡qué decir de su conexión con Alfred!, ambos nos han regalado una de las mejores actuaciones de la historia del concurso. Por último, no podemos olvidar a Aitana, la concursante que, en mi opinión, tiene más tablas para sobresalir en el mercado musical.

El segundo pilar del éxito es el propio formato. Se echaba de menos un «talent show» en el que se apreciara la evolución de los artistas y, también, que el protagonismo recayera en los concursantes. La Voz es un buen producto televisivo, especialmente las audiciones a ciegas, que cuentan con gran capacidad de sorprender al espectador. Pero es un programa que se queda limitado, tanto en otorgar la posibilidad de conocer a los concursantes como en observar su evolución. Al fin y al cabo, el ganador de La Voz 2016 solo cantó en siete programas, los mismos que Natalia en OT1, que quedó decimotercera de dieciséis. Por otro lado, el exceso protagonismo de los coach de la Voz se consigue en detrimento del de los concursantes. ¿A que resulta más fácil nombrar a cinco miembros del jurado que a cinco concursantes del programa teniendo en cuenta todas las ediciones?

Finalmente, la emisión 24 horas a través de YouTube ha sido un gran acierto. Gracias a ellos, las redes sociales están inundadas de vídeos de los concursantes. No solo la actuación en las galas, sino que el reparto de temas, los pases y la evolución personal de los mismos han conseguido enganchar a miles de internautas. El programa no está pulverizando audímetros, tanto TCMS como La Voz tienen más espectadores – y más share -, pero han conseguido calar en la red, donde, a día de hoy, se encuentran los potenciales consumidores de música.

Con todo, lo verdaderamente duro para los concursantes que lleguen al final comenzará en el momento en el que salgan de la academia. Lo más probable es que TVE aproveche el tirón para colocar a uno de ellos en Eurovisión. Y ahí, lo que importará realmente será la canción. Nos costó aprenderlo una edición mandando a la pobre Rosa con un refrito llamado «Europe’s Living a Celebration» pero lo compensamos al año siguiente con Beth y su «Dime» (¡TEMAZO!). Pero mejor no adelantarse. Ya hablaremos de esto en febrero y marzo.

 

BONUS TRACK: La academia cantando la canción que estaba destinada a ganar Eurovisión en 2008:

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