El Primero de mayo tiene su origen en la reivindicación de la jornada laboral ocho horas. Gracias a estas reivindicaciones, hoy en día, tenemos la jornada de 40 horas semanales. Así, en principio, junto con las ocho horas de trabajo, disponemos con ocho horas para dormir y ocho horas de ocio entre semana. Ahora bien, en las de ocio, se ha de tener en cuenta otros quehaceres: el tiempo para ir y volver del puesto de trabajo, el necesario para la realizació de las labores domésticas, para la realización de actividades complementarias, etc. En consecuencia, el tiempo de ocio se reduce comprensiblemente. Así estamos. Deseamos que sea viernes desde el domingo por la tarde.

 

Las razones

Uno de los orígenes de este problema, y del cual vamos a hablar, se encuentra en la jornada habitual de trabajo. En España, hay una jornada de trabajo básica: aquella que empieza entre las 9.00-9.30 horas y termina a las 19.30-20.00. Incluye un descanso de dos horas o más alrededor de las 14.00 para así comer. En consencuencia, desde las 09.00 de la mañana hasta las 20.30 estás conectado al trabajo. Por tanto, en vez de de 16 horas para repartir entre dormir y ocio y otras actividades, solo dispones de 11-12 horas. En la práctica, sacamos tiempo de ocio a costa de sacrificar horas de sueño. Por ejemplo, nuestro prime time televisivo comienza a las 23.00 y suele terminas pasadas la 01.00. En otros países, a esa hora han terminado hasta los late nights. En fin, un autentico desproposito.

Nuestro prime time televisivo comienza a las 23.00 y suele terminas pasadas la 01.00. En otros países, a esa hora han terminado hasta los late nights. En fin, un autentico desproposito.

La contraposición de esa jornada de trabajo es la llamada jornada intensiva. Esta jornada suele abarcar desde las 08.00 hasta las 15.00. En función del sector en el que te muevas, se puede encontrar está jornada más reducida. De esta manera, se tiene toda la tarde libre. Aun así, sigue presente el problema de la productivad pues apenas se descansa en condiciones con este horario. Asimismo, no se consigue eliminar nuestros locos horarias pues la hora de comer se retrasa hasta las 15.30 o incluso a las 16.00. Por ello, en mi opinión, el horario ideal es aquel que abarca de 08.00 a 17.00 con un tiempo generoso de descanso a comer, la llamada jornada continua: permite descansar el cerebro y respeta gran parte de la tarde.

 

La solución

No obstante, para que unas personas dispongan de tiempos para el ocio, otras han de estar trabajando a esas horas. La estandarización de la jornada de trabajo continua implicaría la necesidad de complementar el sueldo de estas personas. Ya sabemos lo que piensa la clase empresarial española de subir salarios. Por eso, el Estado ha de fomentar estos cambios con diversas medidas: unas sencillas, como comprometerse a no estirar el prime time de la televisión pública hasta altas horas de la madrugada; otras, de más calado, como modificar el huso horario con el fin de vincular nuestras actividades con horarios normales.

En definitiva, el tener unos horarios más racionales, aumentaría nuestro tiempo de ocio y, por consiguiente, nuestra productividad y bienestar.

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