Algo no va bien en OT 2018. El programa no tiene relevancia social, las audiencias no terminan de levantar el vuelo y la desidia de los concursantes es más que latente. El formato revelación de la temporada pasada, ganador de un Ondas, no es capaz de levantar pasiones entre el gran público. ¿Qué ha pasado?

Todos los analistas coinciden en culpabilizar a los concursantes. Son demasiado perfectos, dicen. El año pasado nos encontramos con jóvenes bien formados musicalmente pero totalmente inexpertos en el «show business» que se materializaba en las tremendas inseguridades de las primeras galas. A partir de ahí, se pudo observar una constante evolución de los concursantes. De hecho, la comparativa entre las actuaciones en la gala fiesta y las galas ordinarias, especialmente las primeras, es brutal.

Sin embargo, este año nos hemos encontrados a concursantes tan seguro de sí mismos que hasta aburren. Como se ha dejado caer en ciertos círculos, se observa como la actitud de estos concursantes no es ir a la academia a mejorar; sino, ir a hacerme famoso. Como el que va a Gran Hermano.  Dan por hecho que por entrar en el universo OT, están reventando YouTube y los audímetros. Y la realidad, es que solo los conocen sus amigos y los fans incondicionales.

El otro gran responsable de esta situación es TVE. Programar una edición tan seguida de la anterior tiene un efecto arrastre que se materializa en el millón y medio de fieles que disfrutan la gala y en los 20.000 espectadores de media. Sin embargo, el espectador medio está saturado. Incluso, se puede considerar que OT 2017 no ha terminado. A  día de hoy, la ganadora no ha publicado ni siquiera un single. Por otro lado, los concursantes más destacados están empezando a grabar su disco. Y el resto de los concursantes están asumiendo que, de aquí a unos meses, nadie se acordará de ellos.

Por último, desde la óptica del mercado musical, no hay espacio para estos nuevos concursantes. El panorama musical comercial español destaca por su falta de imaginación. Se refleja en que los chavales de OT 2017 están cantando reggaetones con canciones que pasaran al olvido de aquí a un año. De hecho, la única fuera de este género con algo de repercusión está siendo Miriam. Por lo demás, como se ha comentado, Aitana está cantando canciones por debajo de su potencial, Ana Guerra aspira a convertirse en una «summer singer» y Amaia está luchando por publicar un disco en condiciones. La única que se ha sabido sacar las castañas del fuego ha sido Mimi, que conociendo sus virtudes y limitaciones, ha fundado un grupo fundamentado en el baile.

En definitiva, tenemos a un grupo de niños pijos jugando a ir al karaoke cada miércoles con un futuro negro. El que más suerte tenga, será enchufado por Gestmusic en la próxima edición de Tu Cara Me Suena. Los que más destaquen, aspiraran a formar una banda similar a «Los super singles». El resto está llamado al anonimato.

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