Volver a besar – Julio César Ruiz Aguilar

Para la mayoría de los mortales, conscientes de todo lo que hemos vivido, no ha sido este último un buen año. Quisiera recalcar, efímeramente, la complejidad del ser humano. Aquella que ha tenido la culpa de que precisáramos una pandemia para apreciar los abrazos, aquellos que seguimos sin dar, y las sonrisas, que casi no somos capaces de ver. Las cosas han ido mal cuando una acción tan precisa, como es la de dar un beso —justo cuando la vida nace—, se ha convertido en un acto de desobediencia. O cuando la muerte de nuestros queridos, relevada a un simple número, se ha mantenido como un suceso normal. No hay mucho más que decir, pues. Simplemente, que ojalá en 2021 volvamos a besar. 

Un año para recordar – Raquel Bernal

Tal vez 2020 no haya sido el año que esperábamos. Sin duda, todos nos hemos quedado sin poder hacer un montón de cosas que nos hacían ilusión. Pero ¿y las cosas que hemos aprendido? Este año nos ha hecho más fuertes, nos ha hecho darnos cuenta de que la vida te puede cambiar en un momento, y de que hay que disfrutar del presente — aunque no sea perfecto— porque las cosas pueden empeorar en cualquier momento. Hemos madurado, hemos aprendido. Y ahora toca salir más fuertes, con las ideas más claras y listos para vivir todo lo que no hemos podido vivir este 2020.

Lo que he aprendido- Rocío Savas

Este año me he dado cuenta que todo pasa y todo queda, como versaría Machado. He aprendido a esperar, a ser consciente de cada momento, a decir más «te quiero» y «gracias». 2020 me ha hecho disfrutar de los que siempre han estado ahí y de los reencuentros. Me ha enseñado que la felicidad puede estar en las risas, en frascos pequeños, y que los cafés saben mucho mejor en compañía. Con 2020 he aprendido lo bonitos que son los paseos, a sonreír con la mirada, a creer, a crecer y a confiar pues, tras la tormenta, siempre llega la calma.

Un año de cambios – Héctor Chueca

Sinceramente, 2020, no tenía muchas expectativas contigo. Mi 2019 había sido un muy buen año y no esperaba superarlo, pero nos has dejado sin palabras. Llegaste rápido y cambiaste nuestras vidas de un día para otro, ya no nos abrazamos, y nos sentimos lejos, por muy cerca que estemos los unos de los otros. 2020, has sido un año lleno de depresiones, y aunque has traído cosas nuevas que nunca olvidaré, y que quedan para siempre, tampoco podremos sacarte de nuestras cabezas por mucho que lo intentemos. Eso sí, te agradezco el aprendizaje personal que he conseguido, y te agradezco, por qué no, el haberme enseñado quiénes son los esenciales en mi vida y que no quiero dejar, pase lo que pase. Hasta nunca, 2020.

Surrealismo – Madalina Turcescu

Este año no ha parecido nada más que un sueño pasajero. Un futuro borroso. Entre la fugacidad y los pocos días recordables de estos meses causados por la monotonía, la fragilidad del ser humano es uno de los factores más sorprendentes, junto al fin de lo normal. Durante estos 366 días, todos y cada uno de los aspectos de nuestra vida se vieron modificados hasta tal punto de acomodarnos con ellos y no ver el retorno de lo que solíamos ser y tener. La catástrofe se ha apoderado de lo que parecía haber empezado como un año más, trayendo consigo misma una cantidad más grande de lo normal de personas fallecidas, sin trabajo o hogar. De 2021, solo ansío una normalidad verdaderamente normal, una vuelta a lo que estábamos acostumbrados.

Viva lo poco que nos queda Inés Monteagudo

Nos ha tocado vivir en un escenario de película de miedo. O quizá, como dicen algunos, un thriller psicológico. Algo que da más miedo que los fantasmas, las marionetas o los efectos especiales. La muerte se ha llevado a muchos, la pandemia ha empobrecido a otros. Unos dicen que el planeta se ha limpiado, que lo necesitábamos porque vivíamos ajetreadamente y no disfrutábamos de nada. No valorábamos nada como se merecía, total, siempre estaba y siempre estaría. Y te dicen que los seres humanos somos el virus mientras que muchos de nuestros congéneres forman filas para conseguir alimentos o víveres de primera necesidad. A otros se les ha arrebatado de las manos el adiós final. Yo tengo suerte, todavía tengo cosas que valorar que este 2020 no me ha robado; las mimaré sin caer en cursilerías y pensando en los que tienen menos. Por eso, como dirían los ‘Punsetes’, viva lo poco que nos queda. Adiós, 2020, por un prudente 2021.

Salud y familia – Jorge Vela

Ha sido un año triste. Unos dicen que ha sido muy largo, otros han llegado a diciembre sin saber cómo. No supimos ver lo que se nos venía encima y lo remediamos como pudimos. Este año el cielo se ha quedado sin espacio para mantener la distancia de seguridad. Con el pie derecho adelantado, lentejas en la mesa y tirando un vaso de agua, al 2021 le pido muchas cosas, pero, sobre todo, salud y familia.

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