El 15 de mayo no solo son las fiestas de Madrid. San Isidro es también el patrón de los agricultores; día en que se festeja la agricultura y la ganadería española. Aunque últimamente no es día para celebrar, sino más bien para reivindicar.

Mientras la capital celebraba por todo lo alto, tractoradas y manifestaciones llenaban las calles de las ciudades agrarias del resto del país. Y no solo en el patrón, sino también el resto del año. Sabemos que la agricultura y ganadería es lo que nos proporciona el alimento, pero, ¿realmente comprendemos qué está pasando en nuestros campos?

Para entender qué es lo que está ocurriendo en el campo español, es vital conocer qué es la PAC. La PAC son el conjunto de Políticas Agrícolas Comunes de la Unión Europea. Es decir, son las pautas desde las que se decide cuánto dinero recibe cada país para su actividad agrícola. Sin embargo, en España son las Comunidades Autónomas, una vez recibido el dinero europeo, las que lo reparten entre el sector primario de cada región.

Partimos de que hay dos tipos de ayudas, las directas y las indirectas. ¿Dónde comienza el problema? El problema comienza con las “desacopladas”. Unas ayudas que no se rigen por el volumen del cultivo o su rendimiento, sino por el número de hectáreas que el agricultor posea, independientemente de si la tierra se cultiva o no.

Entonces, si reciben ayudas esté la tierra en actividad o no, ¿por qué están reivindicando justamente la abolición de estos derechos históricos? Simple. Porque gran parte de estas ayudas no van a parar a los agricultores, sino a poseedores de tierras que bien pueden ser abogados, médicos o farmacéuticos. Personas que probablemente nunca hayan pisado un campo. Personas que se dedican a comprar hectáreas y a poner a los verdaderos agricultores bajo salario. O personas que por herencia de antepasados que sí eran agricultores reciben el mismo dinero que un agricultor del que la totalidad de su renta depende de la granja o el cultivo. Estamos hablando de que el dinero que se destina a ayudar al mundo rural a desarrollar su actividad primaria se queda también en los focos urbanos, ya que ni siquiera llega a la tierra.

Sin embargo, mientras esto ocurre en la agricultura, la ganadería bovina se va a quedar sin la subvención de los pastos. Estas ayudas pueden llegar a representar el 30% de la renta del ganadero, pues los gastos y el pienso son muy elevados. Directamente, sin estas ayudas, la ganadería bovina puede dejar de ser rentable.

Es por este funcionamiento de la PAC vigente en la actualidad, y el inicio de las negociaciones para la nueva PAC prevista para el 2023, por la que el sector primario está saliendo más que nunca. Y esto solo es la punta del iceberg.

No piden tanto. Solo piden unas nuevas políticas justas y que se ciñan a la profesionalidad del oficio. Solo piden recibir ayudas si esa renta depende de su trabajo. Exigen que se diferencie entre un agricultor real, uno que se dedica y depende de sus tierras, y un poseedor por herencia de tierras que casi se podría emplear el termino de “manos muertas” para describirlas.

En España, las comunidades autónomas aún tienen que reunirse para pactar cómo se distribuirán las nuevas medidas que incluirá esta nueva PAC. En comunidades como Aragón ya están dispuestos a llevar a cabo la abolición de estos derechos históricos, pero, en comunidades donde se mira primero el empresario y después el agricultor, la tensión sigue en el aire.

A fin de cuentas, solo piden que se recompense el trabajo que realizan día sí y día también. Que su esfuerzo de trabajo esté en equilibrio con las ayudas que pueden necesitar. Depende de esto que el campo siga existiendo. Pues, con cada generación que pasa, hay menos nuevos agricultores y ganaderos. Si seguimos poniendo más obstáculos para trabajar en el campo, a lo mejor acabamos quedándonos sin él.

¿Hasta qué punto seguir maltratando a las manos que nos dan de comer va a ser productivo para nuestro país?

About The Author

Un comentario en «Agricultores al límite: ¿Qué está pasando con el campo de nuestro país?»

  1. Sabemos que la agricultura y ganadería es lo que nos proporciona el alimento, pero, ¿realmente comprendemos qué está pasando en nuestros campos? La mayoría de personas, no.

    Para entender qué es lo que está ocurriendo en el campo español, es vital conocer qué es la PAC, y qué es «gestionar» una actividad económico-laboral-social-medioambiental-cultural en el momento actual.

    La PAC genera situaciones como lo de aportar ayudas con criterios generalizados sin diferenciar a quien tiene cientos de hectáreas poco productivas y quien se curra tener menos y más productivas, y sin diferenciar quien se curra más el hacer las cosas como deberían hacerlo y quienes no y quienes sólo hace una cosa bien: el papeleo para recibir la ayuda.

    Eso es algo totalmente independiente de quiénes sean las personas titulares del terreno, ya que lo que hay que exigir es que quien sea, haga una gestión adecuada, tengan callos en las manos por usar el azadón o no.

    Hablo de que el dinero que se destina a ayudar al mundo rural se use de forma coherente con la razón para la que se da, y que se exija y verifique que así será, sea, y haya sido. Sin prejuicios, generalizaciones, sesgos y simplificaciones, … de esas que se leen en infinidad de artículos periodísticos o se oyen en voz de quienes se erigen como portavoces del conjunto.

    Mientras la ganadería bovina se niega a mejorar la cadena de valor de la alimentación del ganado con formas más naturales, más económicas, más ecológicas, … sí reclaman que sus elevados costes les sean subvencionados con impuestos. Y como, por mucho que les hemos ofrecido ayudas técnicas y tecnológicas, formación, y todo tipo de opciones, la mayoría rechazan estas ayudas pareciendo que la única ayuda que quieren es la económica para su salario y que les dejen seguir currando de sol a sol como poco y 365 días al año, pues así les va y nos va de mal, económicamente hablando, pero también socialmente, laboralmente, medioambientalmente, en cuestiones de salud, y todo lo que da de sí a mala gestión de algo tan básico.

    Es por esto, entre otras cosas más, como las cabezonadas políticas, y las manipulaciones interesadas, y la desinformación generada por los medios, y el apasionamiento de las personas que como adeptos de una secta darían su vida por defender lo indefendible a poco que te paras a estudiar y a verificar, y a unir cabos.

    Cada día es más necesario una gestión profesional de todo. Ya saber sembrar girasol es insuficiente, hay que saber mucho más, o hay que asesorarse con quienes también saben de campo aunque nunca hayan doblado la espalda en un sembrado, porque «el campo» es más que terrones de tierra, o vacas pastando.

    Así, las manifestaciones y reivindicaciones están llenas de personas que representan a un sector primario desfasado con las necesidades actuales, ahora más que nunca. Y esto solo es la punta del iceberg.

    No piden tanto, según parece a quienes sólo ven, como nos pasa a cualquiera, lo que quieren o lo que su mente conoce. Pero si se pregunta a quienes tienen en su mente muchas más cosas y están libres de la distorsión que provocan los intereses político-económicos-… te exponen que lo que piden es incoherente.

    Piden lo que, a su parecer (recuerdo, que es un parecer erróneo por la falta de conocimientos y el exceso de obcecaciones, les parece e intentan vender como algo justo (con éxito entre algunas personas con un altavoz dispuestas a apoyar y proclamar sin evaluar ni verificar ni sentir responsabilidad sobre el efecto de sus palabras al conjunto de la desinformación social que tan dañina se sabe a que es).

    Hace décadas que «la profesionalidad» del sector hace aguas, y por mucho que hemos ido campo por campo, granja por granja, han hecho caso omiso de tal ayuda, porque sólo había una ayuda que querían: Para el jornal, y en no faltando ¿Qué problema hay? Pues éste, que antes era algo fácil de resolver, y ahora… Pero bueno. Siempre es un buen momento para empezar a resolver, si es que de una vez por todas deciden que quieren resolverlo por las buenas y por la vía de lo que toca, que ni es hacer surcos (eso ya lo hace una máquina solita, para evitar que una personas se reviente los huesos, ni es estar pendientes de la dirección de viento para aventar garbanzos.

    Piden recibir ayudas en función de su trabajo, sin poner en cuestión si su trabajo es el trabajo que se necesita, en vez de pedir que el dinero destinado a la mejora del campo se dedique íntegramente a ello, y que sea gestionado por personas profesionales de la gestión del campo en todo lo que es campo es y tiene repercusión.

    ¿Sabes que la mala gestión de una granja afecta al precio de la luz de tu casa? ¿Sabes que una buena gestión energética de una granja abarata de forma muy notable los costes y consigue tener animales mucho más sanos, con el consiguiente resultado para la salud humana, y para el coste de la luz de tu casa?

    Pues con todo lo que el campo gestiona mal, si quieres, nos ponemos y calculamos los millones y millones de euros que se podrían ahorrar y destinar a mejorar su calidad de vida. ¿Lo hacemos?

    Si exigen que se diferencie entre lo que, desde una percepción incoherente, quieren dibujar que es «un agricultor real» y uno que «no lo es», con factores extraídos de libros de historias pasadas de las que han oído algo en algunas tertulias de relleno de esas que hay en los medios de difusión desde hace ya muchos años (tantos que ya hay generaciones que, al no haber conocido algo mejor, pues tienen a este periodismo como «bueno» y como «válido»), pues así se pasarán los meses, como ya se llevan pasando los años, y seguiremos oyendo y leyendo y viendo a personas discutiendo como si supieran, escribiendo como si supieran, y decidiendo como si supieran, sólo acreditando para ello el número de seguidores o de votantes, mientras seguimos sufriendo semejante acumulación de irresponsabilidad y mala gestión.

    Todo lo que haya que gestionar hay que hacerlo «con cabeza» y «con manos», y las dos partes han de coordinarse y apreciarse y valorarse y ponerse a funcionar ya. Y mientras hay quien está en el campo detrás de un volante con un tractor, debe haber quien está detrás de una pantalla (ambas actividades, por cierto, lesivas para la salud, unas en una forma y otras en otra. Y si quieres, también se puede hacer una lista, a ver si desde una percepción prejuiciosa coincide con la percepción resultado de una revisión objetiva).

    En España, las comunidades autónomas se reúnen para «pactar cómo se distribuirán las ayudas», en vez de reunirse para planificar cómo se van a resolver los problemas que de verdad hay en «el campo». ¿Pactar? ¿Es que hay intereses enfrentados? Si es así, ¡Mal! El interés debería ser uno, mejorar el campo. ¿Es que hay discrepancias en ello?

    Cuando se habla de «derechos históricos» sin identificar de qué «derecho» se habla, se está generando desinformación, porque… a ver si resulta que hay algunos derechos que resultaron (o parecieron) ser adecuados en su momento y en el momento «histórico» actual, son (o parecen) inadecuados. En la vida tenemos que evolucionar, y dejar de ser conservadores radicales o convenidos a modo egoísta, y de vez en cuando parece que toca revisar ciertos derechos (como el caso de histórico derecho de pernada).

    Toda empresa (actividad que se inicia con un fin y en la que todas las personas implicadas aportan en la medida de sus capacidades y necesidades requeridas por el bien común y general de sus integrantes y de la consecución del objetivo) requiere una cabeza bien formada y unas manos bien formadas, y mientras las manos quieran machacar a la cabeza o la cabeza a las manos, habrá campos descerebrados como tantos estamos viendo, y habrá campos abandonados sin trabajarlo como tantos estamos viendo. Y sí habrá campos bien gestionados, como tantos hay y no estamos viendo porque de eso, en los medios de difusión parece que se habla poco o nada y si se habla siempre hay quien lo desprestigia diciendo que… son los menos. ¡Pues si son los menos, que no lo sé, lo que debemos es hacer que sean los más, y que sean todos, y cuanto antes, para que dejen de sufrir por su mala cabeza quienes ponen las manos, o por sus malas manos quienes ponen la cabeza!. ¿O no?

    A fin de cuentas, si piden que se recompense el trabajo que realizan, sea o no sea adecuado, es incongruente con lo que se reivindica de que deje de recompensar la cantidad de terreno en vez de la calidad productiva.

    Alguien debe poner responsabilidad en la gestión de este lío tan fácil de desliar, y concienciar de que el esfuerzo de trabajo que muchas personas están haciendo lo hagan de una forma acorde con lo que es «el campo» en este momento histórico, porque frenar la evolución es imposible, y que sólo así podrán mejorar su calidad de vida y la de los demás, porque mi factura de luz es como la mitad de la que pagas tú si tienes aún la «tarifa regulada» (PVPC) que es la «tarifa histórica», pero aún así, mi factura es elevada debido a que hay quienes aún consumen en sus granjas el doble de energía de la que deberían estar consumiendo.

    Depende de esto el que el mejoremos o que sigamos dedicando esfuerzo, e impuestos que podrían dedicarse a otras cosas, a estas luchas históricas que hace siglos que carecen de sentido.

    «El campo» es indispensable, igual que la buena gestión de ello, y la buena gestión a hacen personas cuya profesión es la de «gestión», igual que quien mejor lleva un tractor se llama «tractorista».

    Mientras haya quienes sigan usando de forma irresponsable su libertad de expresión, y sigan enredando, confundiendo, con informaciones que presentan realidades muy deformadas, y quienes creen, confían, y aceptan y hasta defienden de forma radicalizada como miembros de sectas, y sigan identificando «trabajar» como «sudar» este tema seguirá sin resolverse.

    Considera «esencial» al tractor, al camión, y no se meta en el lote al «ordenador», es tomar una postura inquisidora. Unos quemaban libros para evitar que la gente supiera y el conocimiento se difundiera, y ahora quieren quemar ordenadores, para evitar que se sepa que hay agricultores y ganaderos que están gestionando mal los recursos naturales que están en sus manos.

    Necesitamos profesionales al frente de la gestión agrícola y ganadera, en toda la cadena de valor.

    ¿Para qué las escuelas de ingeniería? ¿Para decirles que quien sabe de poda de olivos son los olivareros? ¿Para decirles que de campo no saben nada porque sólo han ido de visita? ¿Para enseñarles y obligarles a decir que la forma de podar un olivo es con un hacha y tal como se hacía hace 200 años, no sea que vayan a ponerse a cavilar y descubran que son una herramienta distinta que van a fabricar y siguiendo un nuevo procedimiento sea mejor pero ahora le toque al olivarero dejar un día de levantarse al amanecer para ir al olivar tenga que ir a un aula a aprender a manejar la nueva herramienta y a aceptar que un ingeniero poco más de 20 años de edad le enseñe a mejorar la producción de su olivar aun siendo un olivarero que ha echado los dientes en el olivar y haya apodado miles de olivos? Por poner un ejemplo…

    ¿Para decirles que ahora que han montado su granja de pollos «llave en mano» con un plan económico prediseñado para 10 años, ahora deben rediseñarlo porque lo que hace 3 años parecía adecuado ahora se ha descubierto que es perjudicial o contraproducente o insostenible? ¿Les compensamos con dinero por la inviabilidad y culpamos a quienes han descubierto que lo que históricamente parecía una buena opción ahora no lo es (como ocurre con lo de separar la basura en diferentes contenedores, que ya se sabe que multiplica el daño ecológico en vez de reducirlo pero en vez de cambiarlo lo que se va a hacer es separar aún más porque cómo rompes los contratos de 20 años con quienes fabrican contenedores de colores? ¿Les castigamos con sobre-impuestos mientras sigan haciendo daño como ocurre con empresas que contaminan y lo único que se les exige es que paguen más impuestos -que sale de más precio y sale de nuestros bolsillos-? ¿O les enseñamos a que su negocio siga siendo rentable y nos ponemos a remar juntos, a una y en la misma dirección y si hay que cambiar se cambia?

    En fin, Nerea. Encantado de leer tu artículo, como ejemplo de opinión que circula por la web y por las bocas y mentes de muchas personas, que teorizan sobre ese iceberg que indicas sólo con ver esa puntita y sin saber nada ni querer aprender a bucear o a manejar un radar.

    Espero que mi aportación sea de tu agrado, de quien deba aprobar la publicación del comentario, y sea de utilidad para quien lo lea.

    Un cordial saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.