Hace unos días salió a la luz un vídeo realizado por la ONG internacional Cruelty Free International (CFI) en el que se conocieron los verdaderos horrores que se cometían en el laboratorio madrileño de experimentación animal Vivotecnia.

«Déjale que se rompa la columna» o «¡como Hitler, pasajeros al tren!»: Insultos, violencia, torturas, experimentaciones sin anestesia… Las imágenes grabadas por una extrabajadora durante los dos años que trabajó en los laboratorios no dejan indiferente a nadie; y consiguen que te hierva la sangre. Actitudes que hacen reflexionar sobre el nivel de crueldad del ser humano sobre los demás seres vivos.

Nuestra ‘superioridad’ frente al resto de animales

Si bien es cierto que hemos evolucionado de distinta forma, ¿Cómo hemos llegado a convertirnos en los villanos de la historia? ¿Qué superioridad creemos tener merecedora de semejantes barbaridades? Estas preguntas pueden llegar a cuestionar el nivel de evolución que creíamos tener. Pues, esta supuesta superioridad que tiene el ser humano frente al resto de animales pierde toda legitimidad si la empleamos para superponernos a ellos. Cuando lo hacemos, dejamos de considerarlos lo que son, seres vivos que respiran, sienten y, sobre todo, sufren.

La experimentación con animales es un tema a debate desde hace mucho tiempo, pero, si realmente es necesaria, estos animales merecen unas condiciones de vida mucho mejores o, por lo menos, suficientemente dignas.

Según un trabajador de los laboratorios de Vivotecnia, entrevistado por El País, los perros estaban (y están) enjaulados las 24 horas del día. Cuando se les limpiaba la jaula, pasaban a otra, y viceversa. Condiciones lamentables como virus implantados sin mucha supervisión; cegueras y desangramientos son algunos de los ejemplos que encuentras al ver las imágenes, pero eso no es solo más que una de las partes más impactantes de las imágenes.

La otra es el comportamiento de los trabajadores; parte que deja otro tipo de huella más profunda. Palabras malsonantes, estirones, burlas, maltrato… Esa violencia y la permisión de que esta exista es lo que nos convierte en los verdaderos tiranos de esta historia, pues los propios directivos estaban al tanto de la situación en la que se encontraban estos animales.

¿Qué pasa ahora?

Ahora, la Fiscalía del Medio Ambiente y el Seprona están investigando el laboratorio. Sin embargo, en Europa, la experimentación con animales está permitida por ley, por tanto, también en la Comunidad de Madrid. Queda investigar si se incumplían las condiciones vitales de los animales dentro de la normativa o si el laboratorio va a salir impune.

Mientras tanto, la Comunidad de Madrid ha suspendido su actividad, pero sigue habiendo 130 perros, 700 ratas y ratones y 54 conejos encerrados en condiciones deplorables.

Nosotros, como especie humana, tenemos el deber de proteger a los que nosotros mismos llegamos a considerar «inferiores». Estar por encima de ellos también conlleva una superioridad moral y unos valores que siempre tenemos que tener claros. Nunca se puede justificar el maltrato animal.

Compartimos el planeta con todo tipo de seres vivos, y en nuestra mano está seguir haciéndolo. Por eso, es de vital importancia respetar siempre los derechos de los animales. Seguro que a ninguno de nosotros nos gustaría estar encerrados y ser torturados hasta el fin de nuestros días.

¿En qué nos convierte esto como especie si no sabemos ni respetar el mundo que nos rodea?

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Un comentario en ««Bienvenidos al infierno»: Vivotecnia, el ya conocido circo de los horrores»

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