Salud mental, ¿qué es eso? ¿Se come? ¿A alguien le importa? Solo sabemos que no está en las prioridades de la Agenda Setting (establece qué es prioridad contar en los medios y qué no). Aunque, todo sea dicho, tampoco es la prioridad de ministros y ministras, ni de la sociedad en general.

Vivimos en una sociedad en la cual es lógico que una persona con diabetes comente a su entorno eso mismo. Sin embargo, cuando una persona con una enfermedad mental hace lo mismo, todo cambia. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es la diferencia?

La salud mental es tabú, igual que lo son las enfermedades mentales. Son cosas «de locos» y un tema del que se ha decidido no hablar por la creencia de que empeorará las cosas. Yo me pregunto: ¿empeorar qué? ¡Cuidado, vaya a ser que a la gente le dé por pedir ayuda! Nos encontramos conque reina un silencio que, al final, solo mata.

No, las personas que hemos padecido, padecemos o padeceremos alguna enfermedad mental no somos 1 entre un millón. Concretamente, según un artículo del periódico 20 minutos, el 25% de la población española se encuentra entre estos casos mencionados. Ya no es como la gente piensa, sino 1 de cada 4. Si tantas personas tienen o han tenido problemas de salud mental, ¿por qué seguimos actuando como si la salud mental no fuera una prioridad? ¿Por qué seguimos dejando a tantas personas atrás?

Si una persona tiene un ataque de asma, es algo que se suele comprender y atender. Si una persona tiene un ataque de ansiedad, es mucho más probable que escuche frases como: «no es para tanto». Las personas se sienten libres de decir cuándo van al médico, pero no de cuándo van al psicólogo. Y, esto, es una lástima.

Deberíamos, como tantas veces se nos olvida, informarnos antes de hablar. Veríamos cómo nuestros prejuicios se basan en falacias, en muchos de los casos. Como, por ejemplo, la creencia de que las personas con enfermedades mentales son más violentas. Error.

Como, por ejemplo, la creencia de que las personas con enfermedades buscan llamar la atención. Error. Aunque esto fuera así, debemos quitarle esa connotación negativa a la idea de «llamar la atención». ¿No puede ser que haya gente que busque llamar la atención porque necesite esa atención?

Además, existe también la creencia de que las personas con enfermedades mentales no pueden llevar una «vida normal». Error. Eso sí, teniendo en cuenta el hecho de que lo que es normal es subjetivo, ya que la normalidad es una construcción social.

Nos encontramos conque se está jugando con nuestra salud. Sí, están jugando con nuestra salud. Porque no se visibilizan estas cuestiones, porque no se destinan suficientes recursos, porque no se enseña a las personas qué hacer si tienen un problema de salud mental. Mucho menos se nos enseña que podemos tener problemas de salud mental y, no pasa nada, no por ello valemos menos, no por ello somos todas esas cosas que nos han enseñado sobre las enfermedades mentales.

Alimentamos prejuicios en detrimento de nuestra salud. Y, no podemos permitirlo. Contra nuestra salud, no.

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