El miedo al cambio es un instinto totalmente humano que nos hace aferrarnos a mecanismos de defensa para enfrentarnos a lo desconocido. Esto mismo se extrapola al funcionamiento de nuestra sociedad, y sin duda la aceleración tecnología lo está provocando. Quizás sea por la velocidad a que se está produciendo o tal vez porque los que deberían explicarla no han sabido trasmitirnos correctamente el mensaje, pero es un hecho que todos percibimos.
Sin duda la ficción no está ayudando a no temerle al cambio. Tenemos series como Black Mirror o películas como TAU, que exponen lo peor del uso de la tecnología por parte de los humanos. Hay que tener claro, que esto no es debido a los avances tecnológicos que, utilizados de forma correcta, si ayudan a la sociedad, sino al mal uso que se les quiera dar. Esto ha pasado con todas las innovaciones que han existido a lo largo de la historia, por lo que no nos debería sorprender.

Se dice que Alfred Nobel en su testamento dejo toda su fortuna para la creación de los premios Nobel, que deben ser entregados a aquellas personas que hubieran prestado a la humanidad los mayores servicios en los ámbitos de Ciencias Físicas, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y el último y más famoso, que se otorga a grandes personajes de la historia por su transcendencia a nivel global, a quienes han fomentado con sus acciones la Paz.

Se comentó que su deseo de crear estos famosos premios que llegan hasta nuestros días fue promovido por su “tristeza” al ser consciente que su gran descubrimiento, la dinamita, no sólo se estaba utilizando para la explotación de minas (que era el uso que él aplicó), sino que además fue un arma que revolucionó los conflictos bélicos y provocó numerosas muertes masivas.

Por lo tanto, no debemos temer a los avances, sino el mal uso que algunas personas quieran hacer de ellos. Es por eso que las legislaciones a nivel global se deberían adaptar más rápidamente a los cambios en la sociedad. Pero esto nos genera un nuevo problema: el cambio del perfil de los profesionales que las empresas están demandando.

Tendencias como IoT, Big Data, Inteligencia Artificial están cada día en boca de la sociedad actual y lo que más está preocupando es como las máquinas van a “destruir” el mundo tal y como lo conocemos actualmente, haciéndonos más y más dependientes de ello. Pero sobre todo, lo que más alerta está generando, es que nos sustituyan en nuestros puestos de trabajo.

No nos engañemos, es verdad que sí van a cambiar muchas cosas, ¿Tan malo va a ser el cambio si nos hace la vida más fácil? Ya dependemos de nuestro móvil para todo, de hecho el otro día oí en la radio cómo dependeremos del móvil hasta para aprender a lavarnos bien los dientes y la
prevención de posibles problemas bucales. Diversificar y no depender sólo del móvil no me parece tan mala idea, esperemos que las investigaciones vayan por ahí.

Pero seamos conscientes que estas tecnologías también van a traer ventajas y beneficios para la sociedad. Las pruebas que se están haciendo ya han pasado de que las “maquinas” sean capaces de ganarnos al ajedrez a tener un acierto en el diagnóstico de cáncer mayor que los médicos especialistas. Como he dicho, el mundo laboral va a cambiar, pero esto no quiere decir que los médicos u otras profesiones de alta cualificación vayan a desaparecer, sino todo lo contrario: necesitamos el tándem máquina-persona para mejorar y conseguir la mayor eficiencia desde pequeñas cosas hasta grandes, con el objetivo de mejorar nuestra vida y la sociedad.

Lo mejor que podemos hacer es seguir exigiendo que la legislación nos proteja, que se castigue el mal uso de los avances a cualquier nivel, para lo que tiene que ser capaz de avanzar en paralelo con la tecnología. Además se debería premiar aquellas empresas, organizaciones o personas que están poniendo gran énfasis en fomentar y crear una ética relacionada con las nuevas tecnologías, ya que son la base para la creación de legislaciones que nos protejan de entidades con mayor poder o acciones abusivas.

Por ello, seguir adaptándonos y aprendiendo y, sobre todo, no tener miedo a los cambios, afrontarlos, y exigir que nos los expliquen con transparencia. Ser críticos y no creernos lo primero que nos cuenten y que el miedo de otros no se convierta en colectivo, porque si los avances son tratados con cabeza y corazón beneficiarán al conjunto de la sociedad.

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2 comentarios en «El avance de la tecnología»

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