Las elecciones en Andalucía hace ahora dos semanas han sacado a relucir eso que tanto temíamos: la extrema derecha. Vox ha entrado con fuerza al parlamento andaluz (12 diputados) y podría ser clave en un gobierno tripartito con PP y Ciudadanos, que desalojaría al PSOE de San Telmo.

La jornada electoral del 2 de diciembre de 2018, quedará en la retina de muchos por ser la noche en la que la extrema derecha volvía a la política activa en este país después de 40 años. Una noche amarga, con la que como en Francia, Alemania o Italia, España entra en el grupo de los países con formación de extrema derecha.

Vox llega para quedarse, y esto es lo realmente monstruoso. A partir de ahora tendremos que estar alerta, primero de si finalmente se hace el tripartito de las derechas, o bien, se usa la cabeza y se hace un cordón sanitario que evite que Vox asuma cualquier acción de gobierno. El PSOE de Andalucía, debe entrar ahora en una profunda reflexión, tanto de resultados como también de futuro. Ha llegado el momento de plantearse seriamente hacia donde hay que ir, y sobretodo, con quien y de qué manera, y eso, debe hacerse teniendo en cuenta que es más que difícil poder hablar de nuevo de un gobierno socialista en Andalucía.

Con la llegada de Vox al panorama político, vemos la peor cara de la política y de la sociedad. Radicalismos y populismos en búsqueda de castigo. Ahora la cuestión es saber si se pretende castigar a la clase política o bien pretendían castigar al resto de la sociedad, y yo creo que será más bien lo segundo.  Es decir, este castigo que muchos han buscado en Andalucía votando a Vox, no es más que un castigo a la sociedad andaluza, que verá en sus propias carnes lo que es el fascismo en estado puro.

Vienen días complicados. Los análisis, se hagan desde el punto de vista que se hagan, no ayudan para nada al optimismo, más todo lo contrario, vamos camino a un pesimismo, propio de una sociedad con poca cultura democrática, sino, no se explica que un partido que propone derogar la ley de violencia de género, entre en un parlamento autonómico con 12 diputados y con la pretensión de ponerlo todo patas arriba.

El monstruo ha llegado para quedarse, además, nos amenaza con querer hacerse más grande, y ante esto, reflexión, sosiego y acción. Toca ver como se les puede poner freno, sin caer en actitudes parecidas a las suyas y sobretodo, sin caer en la desesperación. Tenemos al enemigo dentro, pretende formar parte del sistema, ahora nos toca analizar cómo acabamos con él si no queremos volver a esa época oscura pasada, que nuestros abuelos nos han explicado en algún momento.

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