Julio César Ruiz Aguilar – Inventarnos y dibujarnos

Este año se ha perpetuado la transición entre el dar un paso adelante y otro hacia atrás. Entre el sentir que queda menos y el darlo todo por perdido. Entramos en 2021 con una noche de fin de año extraña, de pijamas y toques de queda. Y, aunque parece que no vamos a terminarlo de una forma muy distinta, no siempre es cómo se empieza y se acaba; sino cómo se vive el desarrollo. Permítanme decir que, con ciertos matices, en este sentido no hay tanta queja. Por fin he podido dedicarme a lo que me gusta: andar en la búsqueda del Océano Atlántico en la Gran Vía de Madrid. Todavía no lo he encontrado. Pero estoy convencido de que lo haré.

Escribió Cortázar, en un poema: «Todo mañana es la pizarra / donde te invento / y te dibujo». Todo año nuevo es esa pizarra donde inventarnos y dibujarnos. 2022 también.

Adriana Ochoa – Intranquilidades de antaño

Se han apiadado de nosotros y nos han regalado un año facilito, como los de antes. La ironía, buen sustituto de la pasión, entra bien en nuestro pequeño universo reanudado. El mundo ha vuelto a arrancar con las piedras de siempre en el camino. Acechan las intranquilidades de antaño. Han vuelto los retos sobre los que los psicólogos sí habían escrito. Nos visitan de nuevo las cavilaciones poéticas; como aquella crucial del concebollismo y el sincebollismo. Y es que nos hemos permitido volver a preocuparnos por nimiedades. Sin culpa. Pero también hemos ganado el pulso con los recuerdos. Hemos echado de menos porque hemos amado de más en la oscuridad. Hemos vuelto a conjugar en presente lo verbos que nos hacían felices. El sábado haremos un poco más y lo haremos un poco mejor. Y yo, con el sabor de la cocina a lume manso en mis labios y observando el reflejo de la luna en la ría, lo decreto. Con sentidiño y pluma en mano. Desde la bruma.

Javier Ortega – Punto de inflexión

Este 2021 pasará a la historia como un punto de inflexión: es el año en el que las ganas de vivir vencieron al miedo. Tras un 2020 inefable, la rápida aplicación de la vacunación contra el COVID, la rápida caída de las hospitalizaciones y las muertes derivadas de esta enfermedad que han reducido sus síntomas a poco más que una gripe, y el hartazgo generalizado de la población a unas medidas estériles y socialmente muy lesivas han permitido vencer al virus, o al menos, aprender a convivir con él, que es de lo que se trata.

Este año ha supuesto un cambio en la percepción de la pandemia: la mejoría en los datos, la vacunación, la victoria electoral de Ayuso en Madrid, la inconstitucionalidad de los estados de alarma, el giro en la estrategia del Gobierno central y de gobiernos de otros países… todos ellos presentan un denominador común: hemos logrado un punto de inflexión en la pandemia que ha hecho que el miedo cambie de bando. Por todo ello, a 2022 sólo le pedimos que sea el año en el que nos dejaron volver a vivir en libertad.

Rocío Savas – Frío de diciembre

Se han terminado los días en un año en el que se nos ha olvidado la vida en un intento desesperado por salvar la nuestra. A lo largo de estos doce meses, hemos vuelto a salir como quien comienza a ver la luz entre tantas tinieblas. Hemos ido recuperando esa libertad que habíamos apresado en una jaula sin barrotes, recreándonos en ella como si despertásemos de una pesadilla. Qué bonita la efímera sensación de vivir pensando que lo peor ya ha pasado. Pero de nuevo, el frío de diciembre trae escarcha. Volvemos a las calles con las sonrisas a media asta y, donde debería haber alegría, hay miradas lejanas. El fantasma de las navidades pasadas se asoma curioso por la ventana, recordándonos que ya nada es lo que era. Ojalá 2022 amanse el temporal y nos lleve de nuevo a una costa tranquila.

Raquel Bernal – Un año de superación

Enero llegó con la promesa de la vacuna y la esperanza de que todo volviera a ser como antes. Y ahora, casi un año después, ¿qué tenemos? Podríamos pensar que estamos igual que en 2020, pero no es así. Estamos mejor.

Tal vez no hayamos acabado de vencer al covid, pero hemos aprendido a convivir con él. A reunirnos en exteriores, a llevar la mascarilla y a tomar precauciones, pero sin dejar de lado a quienes queremos, y sin dejar de hacer las cosas que nos gustan. Hemos aprendido que tal vez no podamos tener todo lo que teníamos antes, pero que las cosas verdaderamente importantes siguen ahí. Y que, juntos, podemos salir adelante.

Naiare Rodríguez – La nueva realidad

Yo no sé si este año ha servido de adaptación a la nueva realidad. Si hemos aprendido algo o si, por ende, acabaremos saliendo mejores personas. Lo que sí sé es que se ha demostrado una vez más la importancia de cuidar la salud mental, de crear una red sólida de respeto y la urgencia que tiene llevarla y visibilizarla sin barreras a cualquier ámbito y persona. Seguimos en una montaña rusa con sus altos y sus bajos, porque así es la vida. Pero los bajos deben contar con herramientas accesibles y con escuchas activas de las personas que están alrededor. Estar en silencio no significa no estar gritando por dentro. Verbalizar tampoco es sinónimo de pasar página y concluir tus preocupaciones. Apoyemos desde abajo para hacer fuerte la lucha que prosigue con atender la urgencia de una salud mental que pide, aun callada, socorro.

María Gutiérrez – A nosotros mismos

Nuncas imaginé que en 365 días mi vida cambiaría tanto. Incluso todo aquello que antes hacía de manera habitual ahora lo percibo de forma distinta. Los olores y la música tienen un nuevo matiz que nunca había percibido. Emocionalmente hablando, si pudiera dibujar una gráfica representando mis emociones esta se asemejaría a una montaña rusa, con tantos altibajos que sorprende encontrarse con momentos de calma y paz mental. Al final del día agradezco poder vivir cada una de estas nuevas experiencias. Mi propósito de Año Nuevo es ser mucho más abierta al cambio (todavía más si cabe), reganar mi autonomía y mantener la dignidad alta. Porque, al fin y al cabo, 2021 ha sido un año que ha demostrado que solamente nos tenemos a nosotros mismos en este viaje llamado «vida».

Hernán Ogállar – Al olmo viejo

Como diría Machado, «Al olmo viejo /  hendido por el rayo y en su mitad podrido / con las lluvias de abril y el sol de mayo / algunas hojas verdes le han salido». Eso ha sido 2021. Un año que en términos generales ha servido de florecimiento y de aprendizaje. Hemos aprendido de vacunas, de conflictos internacionales, de salud mental, e incluso de volcanes. Volvemos a conquistar los teatros, los conciertos, la cultura, la vida en definitiva —aunque sigue sin ser cómo recordábamos—. Sólo pido que no se vuelan a fundir los plomos del mundo y sigamos construyendo juntos, porque por mucho que nos pueda gustar vivir únicamente con nuestra sombra, incluso ella precisa de luz para seguir contigo.

Miguel Peña – Lo mismo de siempre

El 2021 prometía, pero ha terminado siendo igual de asqueroso que su predecesor, como el político honesto que también se corrompe o el joven futbolista que no acaba de despuntar. Hubo polémica por aquello de que íbamos a salir mejores («saldremos peores, que no te enteras, imbécil»); lo que no se veía venir es que no íbamos a salir de ninguna forma. Así las cosas, seguimos aquí, otro año más en el mundo, con un recuerdo para aquellos que se fueron y con vino en abundancia para brindar por ellos. Mientras el vino no se acabe, todo puede superarse. Así pues, emborrachémonos y que el año que viene sea lo que dios quiera.

Cristina Pérez – Una misma línea

Las idas y venidas han sido un aspecto importante en este 2021. Tanto a nivel sanitario como en cualquier otro ámbito de nuestro día a día. Ha habido alegrías, y quizá algún que otro disgusto, pero nada que este próximo 2022 no pueda mejorar. La fe y la esperanza han sido y seguirán siendo las grandes armas para superar las adversidades que tanto el pasado 2020 como este 2021 nos han dejado. Desde el equipo, hemos intentado mantenernos en una misma línea, y no hablo de la editorial; sino de preservar un espacio de trabajo, armonía y apoyo.

Héctor Chueca – Trabajo, iniciación e ilusión

A veces podemos catalogar los años en momentos, en personas, en recuerdos. Si por algo puedo definir mi 2021 es por la palabra «trabajo». Sí, así es. Parte de estos últimos 365 han sido de trabajo, de iniciación, pero sobre todo de ilusión. Hace seis meses que comencé mis primeros pinitos en el mundo del periodismo real, en el sector que me apasiona, y escribiendo sobre lo que de verdad que hace feliz, la moda. Posiblemente en lo personal no haya sido el mejor año, aunque tengo la suerte de contar con entorno de fábula. Solo sé que el 2021 se queda en mi recuerdo como el año donde trabajé, no solo en mi futuro, sino también en mí, en mis inseguridades, en mi esencia y en mi felicidad.

Ginés Tristán – Edad Contemporánea

2021 ha terminado de corroborar lo que 2020 nos empezó a mostrar: el mundo está cambiando. El traumático suceso de la pandemia nos ha mostrado lo mejor y lo peor de nosotros mismos tras años de transformación social, económica y política. Dos décadas después de otro hito de la Historia de la Humanidad como fue el 11-S, ¿quién nos dice que no estamos viviendo el auténtico final de la Edad Contemporánea?»

Inés Monteagudo – Buenos propósitos

Acaba este año, obligándonos a desempolvar la lista de buenos propósitos. En la mía sigue estando la escritura pero tengo que seguir mi propio camino. Muchas gracias a todos aquellos que alguna vez habéis leído mis líneas. Hasta luego y Feliz Año 2021. Nos leemos.

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Un comentario en «Adiós, 2021»

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