Empowerment, o lo que es lo mismo, empoderamiento. En el feminismo, se trata de un término que se acuñó en 1995 para hacer referencia al incremento de la participación de mujeres en los procesos de toma de decisiones.

En la actualidad, se emplea para explicar la toma de conciencia del poder individual y colectivo que ostentan las mujeres. Se encuentra relacionado con la recuperación de su dignidad y sus derechos, los cuales han sido pisoteados sistemáticamente a lo largo de toda la historia.

Mis compañeros ya han hablado de la polémica sentencia a ‘La Manada’ de condenar únicamente 9 años de prisión por abuso sexual (que no violación) a los cinco jóvenes hacia una joven de 18 en las fiestas de San Fermín de hace dos años. Javier se refería a ella como «un capítulo vergonzoso que se suma a los múltiples a los que nos tienen acostumbrados los jueces del sistema judicial español«, y no puedo estar más de acuerdo.

Sentencias como esta han mostrado algo que durante muchísimos años ha estado paralizado: la sociedad reacciona ante las cosas injustas. Las calles se llenaron de mujeres, y hombres, pero principalmente mujeres, criticando la decisión de los jueces.

Plaza Mayor de Salamanca, 26 de abril / FUENTE: NOTICIAS CYL

Es muy importante que todas las mujeres, sean como sean, tengan voz y voto en todos lo ámbitos. La participación debe ser igualitaria en condiciones en el diálogo y la toma de decisiones. El empoderamiento femenino es necesario.

El hecho de que las calles de cientos de ciudades se llenaran de forma espontánea de miles y miles de mujeres el día que se dictó la sentencia hace ver una cosa que, a mi juicio, es un orgullo: las mujeres están cada vez más empoderadas, y no se callan.

Dicho empoderamiento cuenta con dos elementos centrales y completamente necesarios: el trabajo personal y el contexto. Por una parte, se trata de una conciencia personal, algo que es diferente en cada persona y su experiencia vital; por otra, el contexto hace variar las percepciones sobre las demás personas y sus intereses y necesidades vitales. Todas las organizaciones feministas luchan por la toma de conciencia de la situación de discriminación que sufren ellas mismas.

«El empoderamiento es necesario»

Cuando las mujeres trabajan unas con otras, esta acción colectiva multiplica los poderes individuales. Se tratan de espacios donde se sienten valoradas y seguras, donde se explican las causas de la presión y se justifica la rebeldía ante el sistema. Entre otras cosas, se crea una red aun mayor que permite expandir nuevas visiones de la vida y activar un movimiento social más grande.

Nuestro papel como hombres debe ser secundario, y sin poner ninguna pega. Es una lucha de mujeres, para las mujeres, y contra aquellos hombres que rechazan el empoderamiento femenino. Aquellos que estamos concienciados tenemos que apoyar en lo que nos pidan, pero nada más. Y sin rechistar.

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