La paranoilla es sólo otra palabra para definir la ignorancia.

Hunter S. Thompson

Asalto al Capitolio. 9h00 del 6 de enero. Me encanta el olor a sudor blanco por la mañana. Miro a mi alrededor… y sólo veo patriotas; hijos de una América que se niega a desaparecer en manos de asiáticos y bolcheviques. Vamos a salvarla. Desde mi tierna infancia supe que habría un lugar para mí en el seno de esta buena gente. Trabajadores honrados, sin oportunidades de estudio en su mayoría, que ahora sienten peligrar su modo de vida por legiones de extranjeros con cursos de posgrado. A lo lejos veo a Jake. Este Angeli sabe cómo presentar batalla. Ataviado con sus pieles y su porte vikingo, es un soldado que seguiría a cualquier guerra. Da gusto ver a un americano comprometido, un adulto, un Hombre de madurez intelectual suficiente como para comprender los designios de nuestro presidente, y la amalgama de pervertidos pedófilos que dominan nuestro país.

Dicen que la era del hombre blanco protestante ha terminado…¡Ah, no!… mientras un sólo héroe, un mesías como Trump, siga dispuesto a pelear por nosotros, a rasgarse las vestiduras y decir todo aquello que pensábamos desde hacía tiempo y no podíamos, América no caerá…

¡Oh! Ahí están los chicos de Proud Boys. Uhm, acojonan, todo sea dicho, pero hace falta una espada afilada para derrotar a tus enemigos, no sólo con palabritas vamos a evitar nuestro derrocamiento. Yo, sinceramente, hijo del acero de Pittsburgh, obrero comprometido como pocos, he de admitir que no me ha interesado mucho meterme en ningún grupo de esos. Lo cierto es que estoy aquí básicamente por unos hilos de Facebook y los wasaps de unos colegas del curro. Pero ¿cómo no voy a venir? Los datos son escalofriantes. ¡Por cada trabajador blanco en nómina, hay ahora 4 o 5 negros e hispanos! Encima somos las victimas más habituales de su violencia según los sondeos. Bueno, y no hablemos de las pibitas…Nanci o Kamala Harris, ¡uh! Dejemos de lado el hecho de que la primera seguramente sea una pederasta (tengo datos fidedignos que abalan esta teoría) o que esta última sea una morenita encantadora, y centrémonos en esos datos que he leído acerca de sus vinculaciones con China y los negocios que tiene Harris en la frontera con Méjico. Esa india pretende dejar pasar a todos los espaldas mojadas que pueda y ¡encima para ganar cash ella! Vamos, digo yo, ¿sino de qué va a querer que entren todos esos tiraflechas regularizando su situación y sin que podamos explotarlos como Dios manda?

Sea como fuere, esto se calienta. Donald Trump está hablando, ¡hablándonos! Qué capacidad la de este hombre para insuflar confianza. Suerte que la Fox retransmite sus palabras y no controlan los medios esos meapilas comunistas de la CNN. Somos demócratas, por el amor de Dios…todo lo que queremos es salvar nuestra democracia, la de nuestros padres fundadores, de asesinos y criminales que han llegado a dinamitar lo más sagrado; nuestra libertad en las elecciones. Rupert Murdoch lo ha dejado claro, ha habido fraude, y yo le creo. No he leído, ni visto, ningún post que me confirme lo contrario. Dirán que estoy en mi burbuja pero ¿no son ellos los que lo están? Todos esos niños listos y educados que hace tiempo se ríen del pueblo llano, de las bases, de nosotros, ¡de esos pobres incultos que esa panda de intelectuales chupatintas parecen haber olvidado irguieron con sus manos este país! Y todo ¿para qué? Para ahora ser abandonados a su suerte y verse desplazados a la marginación y la falta de privilegios.

Anda mira, ahí está mi sobrino. Este chico…todo el día con el portátil y esos amigos suyos de internet…ay, pero al menos aquí está. Vaya, si encima lleva la escopeta de mi hermano, la que le regalé, la Remington 870. Menuda preciosidad de hierro, con eso matas un corzo de un disparo. Hace bien, claro que sí, la segunda enmienda se creó para evitar precisamente que nos invadiesen y nos sometiesen, antes los británicos y ahora todos los demás. ¡Bien por ti, sobrino!

Trump sigue hablando. Desde Woodrow Wilson, nadie había hecho tanto por el hombre decente americano. Fascistas, tienen la desfachatez de llamarnos…¡fascistas! Por favor, ¡ellos son los fascistas! ¿Acaso no fue Mao el dictador que más sangre tuvo en sus manos? ¡Eh! ¿Y ahora quieren vendernos a esa gente?

Vaya, carajo, la tele portátil se ha roto… fijo que es china… Sí, lo es. No sé porque compraría este chisme. Bueno, ahora que me fijo, casi todo lo que llevo es chino…pero ¿qué le vamos a hacer? ¡Es que es más barato! Lo importante de la bandera no es dónde se ha fabricado, sino lo que representa. ¡Nfff! Huele a libertad este trozo de tela… y un poco a plástico pasado.

Para que se me entienda, yo soy lo que podríamos llamar un Alt Right, un Radix para mayor concreción, es decir: tan sólo alguien preocupado por la raza. Todo viene de cuando estuve viendo videos de Richard Spencer en YouTube. ¡Qué razón tiene este hombre! Al igual que él, yo racista no soy, tengo amigos negros y judíos, claro, pero una cosa es eso y otra esperar que permita que los yonkis dominen mi barrio o, peor aún, que sean mis jefes y me mangoneen a su voluntad.

Los Breitbart, la pandillita de esa revistilla que habla de Huntington, “El choque de civilizaciones” y esas cosas… son buena gente, no lo pongo en duda, pero eso de entronar la cultura cristiana y la civilización occidental…demasiadas palabrejas para mí. Yo me quedo con cosas más tangibles, cercanas, cómo cuando Donal dijo que había que prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos, o que sean los mejicanos quienes se paguen el muro, al fin y al cabo, ellos son quienes crean el problema, no nosotros. Ven, cosas concretas, que se entienden rápido y no cuesta mucho trabajo digerir.

En fin, seguro que habría otra forma de hacer las cosas… Lo del Tea Party, por ejemplo, me gustó, lo admito, pero se quedó corto. Había que llamar más la atención y, bueno, creo que hoy por fin lo estamos consiguiendo.

En la tele y los periódicos siempre se habla de los afroamericanos, los latinos, los asiáticos, las mujeres, los gays… “Las vidas negras importan” ¡¿Y qué pasa con las blancas?! Así, de un día para otro, de haber construido los pilares de la civilización, haber muerto en todas las guerras existentes, sufrir las cargas laborales más fuertes y de mayor responsabilidad, tener una tasa elevadísima de suicidio y haber alimentado a las familias norteamericanas desde la fundación de esta nuestra gran nación, hoy, de pronto, por buenismo y «diversidad», hemos sido olvidados. Pues bien, ¡no nos olvidarán! Hoy también estamos aquí y ese Capitolio va a ser nuestro. Seguro que nos dirán salvajes, nos tildarán de antidemócratas, nos acusarán de ser la vergüenza de la civilización occidental, pero, si esas puertas caen, habremos ganado. Habrá ganado la democracia porque el pueblo, el pueblo trabajador y sufriente, habrá tumbado el despotismo de intelectuales y cosmopolitas. Si esta noche el capitolio es asaltado, a pesar de la sangre de los valientes que puedan caer, habremos demostrado al mundo que estamos aquí, que tenemos fuerza y que no nos doblegaremos.

Hay un alboroto importante en la zona norte, voy a ver. La cosa se calienta. Como dice mi legitimo presidente: «no hemos perdido, no mientras estemos en pie y con fuerzas para luchar». Gracias Donald. No sé qué va a pasar hoy. No sé si salvaremos nuestro país. Desconozco si lograremos defender nuestro modo de vida y todo aquello que nos ha hecho ser la cabeza del mundo… Sin embargo, de algo al menos sí estoy seguro: Yo, soy trumpista.

 

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Un comentario en «Yo, soy trumpista»

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