El amor, l’amour, love. Quizás sea el tema más recurrente en las conversaciones adolescentes. Una vez que entras al instituto quizás tu mayor preocupación sea ser lo suficientemente atractivo como para que decidan intentar algo romántico contigo. No necesariamente debe ser serio, a ciertas edades unas semanas se asemejan a una eternidad. De repente, ser cautivador para el género por el que sientes atracción se convierte en sinónimo de popularidad y de alta autoestima. Este primer acercamiento tan tóxico al mundo de las relaciones instala las bases de lo que en el futuro será nuestra idea sobre el amor romántico.

El amor adolescente es un fenómeno digno de estudio

Ciertamente se mueve por modas: hace unos años todos ansiaban comenzar una relación. El número de noviazgos que iniciabas era directamente proporcional a tu estatus social. ¿Sería por la admiración que se tenía a los ídolos de mayor edad, quienes todos contaban con parejas? ¿O tal vez sencillamente se aspiraba a sentirse querido? Probablemente fuese una mezcla de todo: replicar el comportamiento de los progenitores, ya que quienes recientemente comenzaban su adolescencia podían ser considerados niños y sus conductas seguían siendo un reflejo de los actos de sus padres; imitar a aquellos que admirában y la necesidad de tener a alguien supliendo la falta atención que los familiares más cercanos dejaron de ofrecer según cumplían años.

Todo aquel que sea suficientemente observador habrá recabado que, de unos años a ahora, la anterior idea del amor ha cambiado totalmente. El empoderamiento femenino pasa por escoger sus compañeros sexuales, tantos como ella quiera y desee. Algunas canciones de reggaetón son sinónimo de liberación. Existen canciones como La Respuesta de Becky G y Maluma con estrofas como “Ando suelta yo no necesito ni siquiera tu billetera, mucho menos algún tipo como tú que me mantenga. Deja ya tu jueguito tú no me enamoras, yo no necesito un hombre que me joda, yo compro mis cosas, tú no me controlas». Hay innumerables ejemplos de canciones en las que ahora la mujer es la protagonista y escoge con quien quiere pasar el resto de su noche o de su vida.

La promiscuidad se convierte en motivo de orgullo

Los adolescentes se preparan durante las horas previas a la salida de esa noche intentando ser los más atractivos de la discoteca a la que se dirigen. Noche tras noche se puede observar el mismo fenómeno: un grupo de jóvenes entran a una discoteca y se disponen a realizar una “putivuelta”, un acto que recientemente ha sido acuñado pero que no implica más que pasear por la sala para observar quién está, cuántos de allí son desconocidos y quién el más atractivo a sus ojos. Ese es el entretenimiento de la noche: provocar cruces de miradas hasta que uno de los dos decida dar el primer paso.

Un sector de la juventud frivoliza el amor, las relaciones y rehúye de ellas completamente. La otra mitad romantiza hasta el más pequeño detalle, memoriza y analiza cada muestra de amor por pequeña que sea por si algún día deja de recibirlas.

Tener una relación seria siendo un adulto joven es realmente complicado. Es complejo encontrar quien te atraiga física y mentalmente, con las mismas aspiraciones y gustos y una conexión fuerte y legítima entre ambos. La frustración aparece cuando habiendo todo lo necesario para iniciar el noviazgo, uno de los dos rehúye de él por no querer nada formal por miedo o por no querer dejar atrás una vida mucho mas interesante y satisfactoria a sus ojos.

Quizás seamos las generaciones que más información sobre la responsabilidad afectiva tengamos

Somos conscientes de que pasar el resto de nuestras vidas sin una pareja no es sinónimo de fracasar.

El miedo a comenzar una relación está fomentado de manera destacable por de las redes sociales. Los famosos e “influencers” publican fotos de sus idílicas relaciones para meses o años después borrarlas según afloran las noticias sobre infidelidades por alguno de los lados. Aunque simplemente la relación finalice de forma natural, aterra pensar que algo así pueda llegar a sucederle a uno.

Al final el amor es para cada cual un mero reflejo de lo que más ansía en la vida. Hay quienes lo dejan de lado ya que no lo consideran importante, otros fingen amor a cambio de momentos de intimidad y los últimos sienten cariño de forma totalmente genuina y desinteresada, en una sociedad en la que el amor cada vez está siendo más minimizado.

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