En donde creemos ser tolerantes con el mundo pero no con aquellos más cercanos.

 

A lo largo de las últimas semanas los medios de comunicación han centrado la atención de la pandemia sobre los jóvenes, siendo estos los potenciales responsables de esta aparente ola a la que nos podemos enfrentar. El caso de Mallorca fue sonado, quejas de estudiantes que habían pagado un viaje de fin de curso para poder disfrutar de unas merecidas vacaciones tras un largo y agotador curso. Quejas de padres indignados por dejar «encerrados» a sus hijos en habitaciones de hotel con compañeros.

Habría que preguntar a las personas que han perdido un familiar por la COVID. No unas vacaciones. Ni una fiesta con amigos. Vidas de personas.

Porque, aunque todos estamos cansados de año y medio de pandemia. Vemos avanzar la vacunación y las esperanzas aumentan, viendo la luz al final del túnel, todavía no hemos llegado a ese destino. A pesar de querer distraer nuestras mentes, especialmente aquellos que somos jóvenes, tras un tedioso curso para gran parte online e indeciso, debemos ser consecuentes de nuestras acciones.

Como alguien que usa regularmente redes sociales como Twitter, he leído en mas de una ocasión que las generaciones jóvenes estamos más concienciados con las problemáticas mundiales. Que somos mucho mas tolerantes con el extranjero, con los colectivos y minorías, que somos feministas, vegetarianos etc. Sin embargo, aunque es evidente que no se trata de todo el mundo y es solo un grupo reducido de personas que hacen mucho ruido, es una pena ver que los jóvenes respetan todo lo de fuera y no lo propio.

Excusas tales como: «Estoy cansado de esta pandemia y nos merecemos disfrutar», «Dejan el peso de toda responsabilidad en nosotros» o «La gente que puede morir ya está vacunada, a mi ya no me afecta» demuestra la poca empatía que existe. Además de desinformación. Porque si, tal y como dicen ser la generación de la hiperconexión, leyeran lo suficiente, sabrían que un grupo de edad que corre riesgos continúa con una sola dosis. Sabrían que la vacuna del COVID no nos hace inmune, hace que los efectos del contagio no sea mortal.

Es evidente que, como ya he dicho antes, no se trata de todo el mundo. Y es una verdadera pena ver que en los medios de comunicación como televisión pongan exclusivamente imágenes de jóvenes incumpliendo las medidas, haciendo declaraciones verdaderamente vergonzosas y tratar sin respeto al esfuerzo de millones de personas en estos meses. Porque sí, acaban de tirar por la borda el trabajo dedicado del personal sanitario con la vacunación y trabajadores que se han asegurado de mantener las aulas seguras para todos. También hay jóvenes en contra de esta hipocresía de escribir en redes sociales que soy feminista, vegana y luego en las historias de instagram aparecer imágenes de fiesta en grandes multitudes.

Cambiemos el postureo por acciones verdaderamente leales a buenos ideales. Y en caso de sentirte ofendido leyendo este artículo, es que quizá deberías revisar las noches de fiesta en las que has estado.

 

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