Parece que febrero, por muy corto que sea, no da tregua a nuestra agenda. Los acontecimientos se multiplican conforme los días se van tachando en el calendario, y nosotros, no sabemos si quiera si somos capaces de asimilar tanto “hecho histórico” junto, de un mismo golpe. Puede que febrero se haya propuesto convertirse en un calendario de adviento, pero nada de chocolatinas, aquí abrimos los días a golpe de realidad. Unos días Ucrania y Rusia están a punto de comenzar una guerra europea, alguna mañana España padece transfuguismo político, y otras veces, solo vivimos fechorías políticas de las de siempre, esas a las que ya estamos acostumbrados. Yo solo sé que febrero me está volviendo loco, como ya lo hicieron noviembre y diciembre; una locura que padezco desde marzo de 2020.

Pero, ¿se nos ha ido la cabeza, o el mundo entero ha perdido la cordura? Esta frase es un mantra de mi día a día. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar?, ¿qué nos mueve a tal radicalismo?, ¿somos conscientes de lo que vivimos y sufrimos? Yo ni siquiera se responder una pregunta, así que imaginad poder responder las tres. Qué desconcierto mundial. Qué amargura. Qué follón, que diría Juan Cuesta.

Sin gas no hay Europa

Empiezo por Rusia y Ucrania, porque por algún lado hay que empezar, aunque no se dé donde me viene los golpes ya. Parece que la jornada del 14 de febrero no ha sembrado la paz, y el amor, entre estos países vecinos. Putin sigue con su ofensiva de invadir Ucrania, mientras que Europa y la OTAN miran casi con las manos atadas el desarrollo de este conflicto. Eso sí, los viajes institucionales a Kiev son algo casi rutinario. ¿Qué le preocupa más a la Unión Europea, el suministro de gas, o la seguridad del “viejo continente”? Porque yo tengo serias dudas.

Reformismo tránsfugo

La reforma laboral es ya una cuestión de estado. Yolanda Díaz duerme por fin a pierna suelta, o casi, tras la aprobación de dicha reforma en el Congreso. Pero la reforma trae tela, mucha. Unión del Pueblo Navarro ha sido el protagonista de estas últimas jornadas políticas en nuestro país, y, es que, el partido regionalista, en concreto sus dos diputados, han decidido hacerse el papelón de sus vidas, incluso con opciones al Goya a mejores actores revelación diría yo. Dijeron “sí” por Pamplona, pero votaron “no” para escarmentar al Gobierno. Amigos, lo que no sabían Sayas y García Adanero es que el “salvavidas de las reformas perdidas” iba a estar en su propio arco ideológico, concretamente en el PP. Alberto Casero es ya el héroe de esta propuesta para los trabajadores.

Nuevo socio

Mañueco proclamó elecciones por una sola razón, quería, y necesitaba más independencia en su gobierno, y Ciudadanos molestaba. La sorpresa viene ahora, cuando en vez de necesitar a la formación naranja necesitará a Vox para, por lo menos, conseguir formar un gobierno para Castilla y León. Un escollo político que han sufrido todos los partidos menos los verdes, que parece que se han convertido en los vencedores, en estadística y moral, de estas elecciones del 13F. Todos los días no se pasa de uno a trece procuradores. Mala noticia para los populares, para la sociedad castillo-leonesa, y para la izquierda, que se lleva el batacazo sin comerlo ni beberlo.

Periodismo a golpe de machete

Las calles de Madrid, son a vista de algunos medios, una selva amazónica de machetes, cuchillos y navajas. Es cierto en parte. La incidencia de violencia ha escalado puntos después de alguna que otra reyerta entre bandas. Hay que tener cuidado, sí. Pero lo que no pueden hacer es implantar el miedo en la sociedad y luego hacer desaparecer el tema como si nada. Los medios tenemos una responsabilidad social, y es contar la verdad. Aunque parece que este fin ya es algo del pasado.

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